Los tiempos del crecimiento han acabado en el sector petrolero. Es momento para el recogimiento. Para quedarse muy quietecito y guardar mucho y muy bien lo que posees. Es lo que tiene el precio del petróleo por los suelos. Los márgenes ya no son los mismos, y la nueva exploración y producción cada vez es más cara. Hace cerca de un año, Repsol anunciaba su oferta por Talisman Energy por la que ha llegado a pagar 10.000 millones de euros. Más de 300 días después, y en plena digestión de haberse comido a una empresa de buen tamaño, la petrolera ha presentado su Plan Estratégico para los próximos cinco años (2016-2020).
Eran las 9.30 pasadas cuando el consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, y el presidente, Antonio Brufau, bajaban las escaleras del auditorio del Campus de Repsol rodeados de una nube de fotógrafos. Se notaba que en Repsol se inicia una nueva era. Era la primera gran comparecencia de Imaz con los medios de comunicación. Allí estaban todos. Televisiones, radios, prensa, agencias y medios digitales. Dos horas de comparecencia que han dado para mucho. Pero si algo hay que destacar es que la palabra más oída durante ese tiempo ha sido el término eficiencia. Y después, crear valor. Esos son los dos grandes pilares en los que se va a basar la nueva Repsol.
Ser eficientes, cuidar la caja y mirar todos los gastos con lupa. Pero lo complicado es conseguir crear valor a pesar de reducir las inversiones y vender activos por 6.200 millones. "La estrategia de Repsol es crear valor, ya no es el crecimiento", apuntó Imaz.
El plan de Repsol es totalmente distinto al que se ha realizado en la época de Antonio Brufau, donde todo era crecimiento y fuertes inversiones. Ahora le ha llegado el momento de apretarse el cinturón. Y lo va a hacer. (Por cierto, Brufau esta vez se ha apartado y se ha colocado en primera fila para darle todo el protagonismo al nuevo CEO de la compañía).
Lo primero que cabe destacar es que hasta el día de hoy, nunca una petrolera había realizado un plan estratégico pensando en un escenario de precio del crudo tan drástico. "Vamos a gestionar la compañía en el caso más estresado con un precio del petróleo de 50 dólares por barril", dijo Imaz. Y con ese escenario ácido piensa hacer lo siguiente durante los próximos cinco años:
1.- Reducir las inversiones de la compañía en un 38% hasta los 23.000 millones de euros.
2.- Las desinversiones del grupo ascenderán hasta los 6.200 millones de euros, principalmente de activos que no estén sujetos al precio del crudo. La fórmula de Alaska es la que más le gusta al consejero delegado.
3.- Generar 10.000 millones de caja, que irán destinados a reducir deuda (6.300 millones) y a pagar el dividendo (3.700 millones). La compañía se compromete a mantener el nivel de los últimos años de abonar un euro por cada acción en la fórmula de scrip dividend.
4.- Generar ahorros por 2.100 millones al año. En este apartado entran las sinergias con Talisman (300 millones), la reestructuración del grupo (1.500 despidos en los próximos tres años-200 millones) y 1.000 millones en la mejora de la eficiencia en upstream y downstream. Y luego otros 600 millones procedentes del capex del área de exploración y producción.
5.- Se lo va a autofinanciar con híbridos valorados en otros 3.000 millones. Ya ha realizado operaciones de este estilo por 2.000 millones.
La fuerte reducción de las inversiones se destinará sobre todo a exploración. No es momento de explorar. Cuesta mucho dinero y los resultados son cada vez menos positivos. Y encima al actual precio del crudo no es que sea muy rentable. De invertir 2.100 millones a solo 900 al año es bastante. Más de la mitad.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios