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¿Por qué desde algunos ángulos se impulsa el argumento de la “neutralidad tecnológica”, pero no el de la “neutralidad fiscal”? Mientras premiamos el gas y penalizamos la electricidad, seguimos gravando el calor limpio como si fuera un lujo. La bomba de calor no pide privilegios, solo justicia: igualdad de trato en impuestos, señales de precio y políticas públicas. Porque lo que está en juego no es una etiqueta energética, sino también  la seguridad del país, la resiliencia del sistema y la competitividad industrial.

La transición térmica en el tablero geopolítico

La transición térmica española ya no es un deseo: ha arrancado. Y si algo dejó claro el V Foro de la Bomba de Calor, celebrado en Madrid el 21 de octubre, es que esta tecnología ha pasado de ser “una alternativa eficiente” a convertirse en una infraestructura estratégica para la seguridad energética, la flexibilidad de la red y la descarbonización real de hogares, servicios e industria.

Organizado por AFEC e Iberdrola, el foro reunió a representantes del Gobierno, de la industria eléctrica y del sector renovable. El consenso fue rotundo: electrificar el calor es el camino más rápido, sólido y coste-efectivo para reducir emisiones y dependencia fósil.

Desde AFEC impulsamos esta agenda con un plan de promoción de la bomba de calor que combina divulgación técnica, propuestas regulatorias, colaboración sectorial, etc. La tecnología está lista y las empresas españolas ofrecen soluciones para todos los usos: residencial, terciario e industrial de media y alta temperatura, integradas con autoconsumo, almacenamiento y control inteligente.

El obstáculo ya no es técnico. Es fiscal y normativo.

De la eficiencia al valor sistémico

En el foro se destacó una idea clave: la bomba de calor no solo ahorra energía, sino que aporta flexibilidad y seguridad. Con tarifas horarias y control digital puede desplazar demanda, precalentar o almacenar energía térmica en momentos de alta generación renovable, reduciendo picos y reforzando la resiliencia del sistema.

No es teoría: el experto europeo Jan Rosenow, referente internacional en políticas energéticas y cambio climático, demostró que las bombas de calor pueden recortar hasta un 30% los picos de carga mediante estrategias de gestión inteligente. Si “los sistemas eléctricos del futuro se construyen también con consumo inteligente”, la bomba de calor es una de sus herramientas más potentes.

Esta visión encaja con la estrategia nacional presentada en “Electrificación: una oportunidad país”: una red más moderna y anticipatoria, capaz de absorber nueva demanda industrial y de centros de datos. En ese tablero, la bomba de calor es un activo sistémico: convierte renovables en calor útil con coeficientes de rendimiento muy superiores a cualquier alternativa fósil, reduce importaciones y hace más predecible la factura energética a medio plazo.

Agnosticismo tecnológico, sí. Pero también fiscal.

Europa, y con ella España, ha abrazado la idea de la neutralidad tecnológica: no imponer tecnologías, sino resultados. Pero seguimos sin practicar la neutralidad fiscal.
Mientras la electricidad soporta una carga impositiva muy superior al gas, se frena la electrificación del calor justo cuando el mix eléctrico es más limpio que nunca. Además, el factor de paso de energía primaria (PEF) sigue siendo injustamente favorable al gas, distorsionando certificados energéticos, etiquetas y decisiones de inversión.

La buena noticia es que la Administración ha anunciado su revisión a la baja con horizonte 2030, alineada con un sistema eléctrico cada vez más renovable. AFEC pide que ese cambio se adelante lo más posible, para enviar señales de precio coherentes y acelerar la transición.

Un pacto por la coherencia

Desde AFEC proponemos un pacto de coherencia fiscal y regulatoria basado en tres pilares:

1. Equilibrar la fiscalidad, para que el kWh eléctrico no pague más que el fósil.

2. Revisar el PEF con metodología transparente y alineada con el PNIEC.

3. Armonizar edificación, climatización, etiquetado e incentivos (fiscales y basados en ahorros futuros) para evitar mensajes contradictorios.


No pedimos privilegios. Pedimos neutralidad.

Redes que anticipen, no que bloqueen

Las redes eléctricas son el nuevo suelo industrial del siglo XXI. AFEC apoya la orientación del MITECO hacia inversiones anticipadas, proyectos reales y digitalización. La bomba de calor cumple todos los requisitos para estar en primera línea: soluciones maduras, replicables y de impacto directo en la demanda local.


Se necesita una red más inteligente y accesos más ágiles.

Del hogar al horno industrial

  • Hogares: sustituir calderas de gasóleo o gas por bombas de calor reduce consumo y emisiones, y añade refrigeración y confort.

  • Edificios terciarios: hoteles, hospitales y centros logísticos ya aprovechan calor residual con sistemas reversibles que ofrecen ACS gratuito y flexibilidad.

  • Industria: las bombas de calor industriales superan los 160 °C con alta eficiencia. La Comisión Europea lanzará la IF25 Heat Auction, el primer programa de apoyo a la electrificación industrial. Como subraya Rosenow, “las pymes deben ser protagonistas”: por su peso agregado y su potencial de estandarizar soluciones.

Capacidad no falta, coherencia sí

Detrás de este impulso hay una industria española sólida y preparada, que diseña, fabrica e integra soluciones de bomba de calor en Europa. Las empresas de AFEC generan empleo cualificado, invierten en innovación y ofrecen servicio con resultados en el tiempo. Y como asociación elaboramos estadísticas, divulgamos contenidos técnicos, asesoramos a la Administración y coordinamos coherencia normativa del sector.

La industria está lista para acelerar, pero la fiscalidad y la regulación deben acompañar.

Las cinco llaves para abrir la puerta

1. Justicia fiscal:  igualar condiciones entre gas y electricidad.

2. Nuevo PEF: metodología realista y adelantada.

3. Acceso ágil a red: eliminar incertidumbres del debate energético para que los agentes se centren en lo importante.

4. Flexibilidad activa: tarifas horarias y modelos que valoren la aportación de la bomba de calor al sistema.

5. Normativa y calidad: AFEC lidera el conocimiento agregado y normalización del sector, garantizando instalaciones seguras y eficientes.

A cambio, España gana independencia del gas, empleo local, facturas más estables y una red más resiliente. El sistema eléctrico suma capacidad de almacenamiento térmico y el ciudadano, confort sostenible.

Una autopista con menos peajes y un carril rápido

El momento desafiante fue 2021-2022, cuando la industria invirtió en fábricas, talento y formación. Ahora el reto no es producir más, sino sobrevivir a la incoherencia regulatoria.


Si de verdad queremos reducir emisiones, la autopista hacia la transición energética de las instalaciones térmicas y de climatización ya está construida. El sistema tiene la red (que se irá fortaleciendo progresivamente), las tecnologías y el destino, pero las bombas de calor siguen en el arcén, retenidas por un  peaje fiscal que necesita revisión urgente.

La red eléctrica es la autopista del nuevo calor y la bomba de calor, su vehículo más eficiente; sin embargo, hoy el “coche limpio” paga más que el contaminante. Lo que toca ahora es dejarla circular: con señales de precio justas, reglas coherentes y una alianza estable entre administración, empresas y sociedad.

La industria está preparada y el usuario receptivo; lo que falta es coordinación entre los pilares regulatorios, agnosticismo tecnológico y también fiscal, y un mensaje único y coherente que permita al país acelerar sin miedo: fuera peajes.

Si queremos llegar a los objetivos de 2030, hay que abrirle el carril rápido a la tecnología que ya está lista para circular: la bomba de calor.

Marta San Román es directora general de AFEC.

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