La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha revisado todavía más a la baja sus previsiones sobre la demanda global de petróleo para este año y confía en que eso, y la aportación adicional de los grandes productores de Oriente Medio, eviten un déficit ante el bajón de las exportaciones rusas.
En su informe mensual sobre el mercado publicado este jueves, la AIE reduce en 70.000 barriles diarios las proyecciones de la demanda que había hecho en abril, cuando había recortado las de marzo en 260.000 barriles.
La razón principal es la fuerte ralentización del consumo en China a causa de las restricciones por la covid, que se traducen en 890.000 barriles diarios menos en el segundo trimestre de lo que había estimado hace solo un mes.
La demanda de petróleo
También está pesando el efecto para los consumidores de todo el mundo de la subida del precio del barril y más aún los problemas de aprovisionamiento de algunos carburantes (como el diésel en Europa) por el parón de las importaciones procedentes de las refinerías rusas.
Al final, la agencia calcula que el consumo medio de crudo en 2022 en el mundo será de 99,4 millones de barriles, es decir 1,8 millones más que el pasado ejercicio.
Ese crecimiento se ha concentrado en los tres primeros meses del año por el levantamiento de las restricciones por el coronavirus en las economías avanzadas. En ese primer trimestre, el aumento del consumo ha sido de 4,4 millones de barriles diarios a escala global.
En el cuarto trimestre, sin embargo, los expertos de la organización prevén que la demanda será inferior en 230.000 barriles diarios a la del mismo periodo de un año antes.
Una parte de esa contracción se explica por el golpe para la economía rusa de su aislamiento internacional, que ya se ha empezado a notar, por ejemplo con un descenso del 13 % del consumo de queroseno para los aviones pese al incremento de las necesidades militares para la invasión de Ucrania.
Los recortes de la AIE
El número de vuelos en ese país ha pasado de casi 11.000 diarios en febrero a solo 3.000 en abril.
Por lo que respecta a la producción, las sanciones están haciendo mella en Rusia, aunque algo menos de lo que había anticipado la AIE. En abril, según sus datos, Moscú puso en el mercado 9,1 millones de barriles diarios, 900.000 menos que en marzo.
Esa tendencia debería continuar en mayo, con un recorte de otros 600.000 barriles diarios, lo que significaría 1,6 millones menos que en febrero, cuando empezó la guerra. Se podría pasar a ser más de 2 millones de reducción en junio y cerca de 3 millones en julio, sobre todo si la Unión Europea adopta su plan de embargo sobre el crudo ruso.
De confirmarse esas cifras, sobre las que hay una gran incertidumbre a causa de las rápidas evoluciones de la situación, la producción rusa de petróleo en el conjunto de este año se podría quedar en una media de 9,6 millones de barriles diarios, que sería la más baja desde 2004.
La AIE destaca que dentro del cártel formado por la**** OPEP y sus socios, el principal de los cuales es Moscú, solo Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) tienen unos márgenes significativos para aumentar los bombeos este año y compensar el bajón de las exportaciones rusas.
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