Alcoa, el gigante mundial del aluminio, ha decidido cerrar dos de sus tres plantas en España. Avilés y A Coruña. Revuelo. La amenaza de todos los años se ha convertido en realidad. Y el momento no podía ser peor políticamente hablando, a meses de elecciones autonómicas.
El fabricante esgrime que hay grandes problemas estructurales que les ha llevado a tomar esta decisión. Dicen que las plantas de Avilés y A Coruña están técnicamente obsoletas, que trabajan con sistemas obsoletos y poco eficientes. Y que ya no dan más de sí. Pero también han influido otros factores como el precio de la electricidad o de la alúmina, la materia prima con la que trabajan.
Las familias afectadas por el cierre de estas dos plantas serán del entorno de unas 3.000 (lo mismo que el carbón), si se suman los empleos indirectos que generaban estas dos fábricas. Drama en las regiones.
Año tras año, Alcoa amenazaba con irse. El cuento de todos los años cuando se acercaba la subasta de interrumpibilidad. Lloraba por las esquinas de los despachos del Ministerio y de los gobiernos autonómicos. Alcoa no era amiga de la subasta de interrumpibilidad. Lo debía ver algo injusto, pero todos los años se llevaba 150 millones de euros en ayudas.
Cuando llegaba la subasta de interrumpibilidad, Alcoa, como no podía ser de otra forma, acudía a ella pero en regañadientes. No le gustaba y para hacerlo notar y tratar de hacer que no fuera un éxito, decidía no pujar por los bloques de 90 MW. Al final, como se quedaba solo se les adjudicaba con un precio medio pero no alcanzaba obtener los 6 bloques que necesita anualmente. Cuatro para San Ciprián y uno para Avilés y A Coruña respectivamente. Si hubiera pujado a lo mejor se lo hubiera llevado a mejor precio.
Algún año, Avilés y A Coruña se quedaron sin bloque de 90 MW y tenían que ser cubiertos por bloques de 5 MW que son más baratos y por tanto percibían menos dinero. Pero en el último año, Alcoa decidió dar a ambas plantas su correspondiente bloque de 90 MW. En total, unos 50 millones para las dos plantas, que pagamos el resto de consumidores.
Según fuentes de Alcoa, ni con la ayuda de la interrumpibilidad, esos 50 millones, las plantas han conseguido obtener beneficios. "Siguen dando pérdidas, y ya son muchos años", explican las fuentes.
Alcoa produce aluminio y en sus sistemas productivos es muy importante el coste energético. Incluso alcanza el 50% del coste total de la planta. Según cuenta el diario ABC, Alcoa era una privilegiada en el mercado eléctrico. Citando a fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, Alcoa pagaba solo cuatro céntimos kWh mientras sus compañeros de gran industria electrointensiva lo hace a unos nueve céntimos kWh y los consumidores domésticos a unos 23.
Ambas plantas representan para el sistema el 0,7% de la demanda total, según fuentes del mercado. Esto significa que si finalmente se cierran las plantas las necesidades energéticas serán menores y ya no se tendrán que dar estas ayudas valoradas en unos 50 millones de euros al año. A menor demanda, el precio será más barato.
Por tanto, los consumidores dejarán de subvencionar a Alcoa, que ha sido incapaz de aprovechar estas ayudas para sobrevivir. Y ha tenido buena parte de culpa por ello. ¿Por qué no ha aprovechado mejor las oportunidades en las subastas de interrumpibilidad? ¿Por qué no pujaba para hacerse con los seis bloques y al final tenía que acudir a los de 5 MW y percibir menos dinero?
Los trabajadores acusan a la compañía de no realizar las inversiones necesarias en Avilés y A Coruña. Alcoa asegura que hace unos años hizo una serie de inversiones para mejorar la producción, pero que la tecnología ya no da más de sí.
Ahora, la amenaza se ha hecho realidad por desgracia. Algunos consumidores lo verán con buenos ojos, pero hay que ser solidarios con esas familias de los trabajadores que no tienen la culpa de nada. Ni de que Alcoa no haga bien su trabajo, ni que el Gobierno establezca unas reglas adecuadas. Un desastre.
Y lo peor de todo es que habrá alguien que aproveche la circunstancia para apretar y presionar al Gobierno y obtener rédito. Alcoa no ha sido la única que amenazaba con irse. Esa es una herramienta que se ha utilizado siempre por la industria para ganar algún tipo de ayuda. Si se cede ante el chantaje, los consumidores lo acabaremos pagando en la factura de la luz. Toca vigilar.
RAUL VEGA ROUCHER
18/10/2018