El hidrógeno ecológico es un producto muy publicitado. Y el mundo está lleno de opiniones y listas de lo que puede y no puede hacer. Y en la parte más baja de una respetada escala de oportunidades se encuentra el uso del hidrógeno verde como central eléctrica de equilibrio para una red de energías renovables.
Sin embargo, eso es exactamente lo que ha prometido hacer el Gobierno de Australia Meridional. Pretende construir un electrolizador de hidrógeno de 250 MW -diez veces mayor que cualquier otra planta en funcionamiento en el mundo- para alimentar una central eléctrica de hidrógeno de 200 MW, que también sería la mayor del mundo.****
El responsable de este ambicioso proyecto es Sam Crafter, director general de la Oficina de Energía del Hidrógeno de Australia Meridional, y está acostumbrado a que le digan que sus proyectos son sueños imposibles, como le ocurrió cuando preparó el terreno para la gran batería original de Tesla, conocida como Hornsdale Power Reserve, con diferencia la mayor batería del mundo en aquel momento.
Esta vez, para el proyecto de hidrógeno verde de Whyalla, el Gobierno de Australia Meridional corre con todos los gastos, algo menos de 600 millones de dólares.
Crafter afirma que el plan es audaz, pero sencillo. Con la construcción de estos proyectos punteros en el mundo, Australia Meridional espera que la industria mundial acuda a ella, y confía en que conduzca a proyectos aún mayores, en la ciudad siderúrgica de Whyalla y en el vecino centro verde de hidrógeno de Port Bonython.
"Será... la plataforma de lanzamiento para llegar a esos proyectos de mayor envergadura hacia los que se apresura la industria", afirma. "Creemos que eso es una ventaja".
Excesos de generación de energía
Y, según Crafter, se justifica aún más por la desesperada necesidad que tiene Australia Meridional de nuevas cargas para absorber el exceso de energía que produce, sobre todo de la solar instalada en tejados a mediodía, y por su cartera de proyectos eólicos y solares a gran escala, en rápida expansión.
Crafter señala que Australia Meridional ya obtiene algo más del 69% de su demanda energética de la energía eólica y solar, y se espera que esa cifra aumente hasta el 100% neto en los próximos años (oficialmente para 2030, pero con toda probabilidad mucho antes).
"Lo que necesitamos es más energía despachable. En Australia Meridional, el Gobierno ha intentado siempre liderar el desarrollo tecnológico en el ámbito de las energías renovables", afirma. Por eso, Australia Meridional ha optado ahora por el hidrógeno verde, porque cree que, aunque las centrales de hidrógeno verde no sean la mejor idea como proyecto aislado, pueden tener sentido como "subproducto" de una industria y un ecosistema de hidrógeno más amplios.
Hay decenas de gigavatios de proyectos eólicos y solares a gran escala que buscan oportunidades para el hidrógeno verde, ya sea en la fabricación local, el amoníaco verde, el acero verde o las exportaciones de hidrógeno.
Si esa inversión se ve catalizada por el mayor electrolizador y central de hidrógeno del mundo, existe la posibilidad de que pueda repetir el éxito de la gran batería. Y los plazos son igualmente cortos: Australia Meridional busca propuestas en marzo y quiere que esté en marcha en 2025.
Rino Bastidas
06/02/2023