El uso de combustibles fósiles en Austria, tanto para transporte como calefacción, estará gravado desde julio de 2022 con 30 euros por cada tonelada de CO2 emitida, un impuesto que será compensado con rebajas fiscales, y que busca prescindir de energía contaminantes hasta 2040.
El Gobierno, formado por el Partido Popular de Austria y Los Verdes, informó de que el nuevo impuesto afectará al diesel, la gasolina, el gas natural, el carbón y el fuel para calefacción.
GASOLINA 8 CÉNTIMOS MÁS CARA
El impuesto de 30 euros por tonelada de CO2 supondrá un estimado aumento de 8 céntimos por cada litro de combustible. Una tonelada de CO2 equivale al consumo de, por ejemplo, 430 litros de gasolina.
El importe del gravamen subirá progresivamente para que los consumidores puedan ir adaptándose y recurriendo a energías alternativas, hasta llegar a los 35 euros por tonelada de CO2 en 2023, 45 euros en 2024 y 55 euros en 2025.
El impuesto supondrá inicialmente unos ingresos para el Estado de 1.400 millones de euros.
BONOS COMPENSATORIOS
Para compensar la nueva carga impositiva, el Ejecutivo pagará un "bono" climático con un importe de entre 100 y 200 euros por persona y año, dependiendo del lugar de residencia y de la facilidad para usar transporte público y prescindir del vehículo privado.
Además, habrá rebajas fiscales para las empresas que más CO2 emiten, para evitar que trasladen sus centro de producción a países donde no hay gravamen a la contaminación.
Se subvencionará la sustitución de sistemas de calefacción de gas y fuel en los hogares, así como obras de mejora de la eficiencia energética de las viviendas.
También habrá rebajas en el impuesto sobre la renta para los ingresos medios y una reducción de la contribución a la seguridad social para quienes menos ganan.
Igualmente, la actual ayuda familiar de 1.500 euros por hijo y año se elevará a 2.000.
El canciller federal, el conservador Sebastian Kurz, clasificó hoy esta reforma como la "el mayor alivio" fiscal de la historia reciente de Austria.
El nuevo impuesto al CO2 refuerza el objetivo de que Austria alcance en 2040, diez años antes que la fecha marcada por la Unión Europea, la "neutralidad de carbón", es decir emitir la misma cantidad de dióxido de carbono de la que se retira por distintas vías.
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