Austria y su empresa petrolera y gasística OMV no tienen ninguna intención de retirarse del gasoducto Nord Stream 2, que llevará directamente gas ruso a Alemania por el fondo del mar Báltico y que se topa con la oposición frontal de EEUU.
"Austria y en particular la compañía petrolera y gasística OMV no tienen planes de abandonar el proyecto Nord Stream 2", dijo el presidente austríaco, Alexander Van der Bellen, en una rueda de prensa conjunta con el líder ruso, Vladímir Putin, con quien se reunió en Sochi, en el mar Negro.
OMV es una de las empresas del consorcio que implementa el proyecto, junto a la rusa Gazprom, las compañías francesas Engie, las alemanas Uniper y Wintershall, así como la anglo-holandesa Shell.
Van der Bellen fue preguntado por la posibilidad de que EEUU imponga sanciones al proyecto, que critica la dependencia de la Unión Europea (UE) del gas ruso, al igual que varios países del este de Europa, como Polonia.
El Gobierno de Donald Trump ha amenazado en varias ocasiones con sancionar a las empresas que forman parte del proyecto para impedir que se haga realidad.
Este martes una serie de senadores republicanos y demócratas registraron en el Congreso un proyecto de ley para imponer sanciones a las compañías y personas que participan en el gasoducto.
Putin afirmó que los intentos de EEUU de hacer descarrilar proyectos internacionales de Rusia, como Nord Stream 2 y otros, suponen una "competencia desleal bajo pretextos políticos".
Dijo que además de OMV las demás empresas europeas participantes en el proyectos saben que, si no se realiza el gasoducto, "todo el sistema energético de sus respectivos países saldrá mas caro y toda su economía será menos competitiva".
"Nosotros estamos listos para implementar el proyecto", recalcó el presidente ruso.
El gasoducto se extenderá a lo largo de más de 1.200 kilómetros debajo del mar Báltico para conectar a los suministradores de gas en Rusia con los consumidores en Europa.
Pasará por las aguas territoriales o zonas económicas exclusivas de Alemania, Finlandia, Rusia, Suecia y Dinamarca, país este último que es el único que aún no ha otorgado el permiso pertinente.
El gasoducto, que comenzará a funcionar previsiblemente el 1 de enero de 2020, tendrá la capacidad de llevar 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año a Europa.
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