Bélgica espera recaudar 4.700 millones de euros en 2022 y 2023 a partir de un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las eléctricas y de una contribución solidaria de las empresas de combustibles fósiles, según el plan fiscal que ha ideado la ministra de Energía, la ecologista Tine Van der Straeten.
Ese diseño, lejos aún de aprobarse, prevé capturar 1.800 millones en 2022 y otros 2.900 millones en 2023, si los precios se mantienen en niveles cercanos a los actuales, según informaron este lunes medios locales como el diario_ Le Soir y la radiotelevisión pública RTBF_.
El plan de Bélgica
El pasado viernes, los Veintisiete acordaron en un consejo extraordinario de ministros de Energía limitar a 180 euros el megavatio-hora (MWh) la retribución a las tecnologías inframarginales de generación eléctrica (nuclear, renovables y lignito) y una contribución solidaria de las petroleras del 33 % de sus beneficios extraordinarios.
Pero el acuerdo de los Estados miembros permite a las capitales que lo deseen ir más lejos en sus medidas, siempre que sean similares a las acordadas a nivel comunitario.
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