2026 puede ser otro año clave para el sector eléctrico europeo en el desarrollo de redes energéticas. Menos positivo para empresas generadoras netas.
Otro año de crecimiento de la demanda cerca del 1,1% interanual
Según las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional (IMF), la economía de la Unión Europea puede crecer un 1,1% en el 2026, junto con un crecimiento del 1,3% interanual para el Reino Unido ese mismo año. Se trata de un escenario de crecimiento moderado y contenido, pero lejos de un escenario de contracción económica.
A pesar del crecimiento bajo esperado, la Agencia Internacional de la Energia (IEA) estaría proyectando un crecimiento de la demanda de electricidad en Europa del 1,5% en el 2026, por encima del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) europeo esperado por el IMF. Las estimaciones de la IEA apuntan a una aceleración de la electrificación de la economía europea, promovida por la aportación a la demanda de nuevos centros de datos y de la electrificación del transporte.
Hay que tener en cuenta que en los últimos años la IEA ha pecado de ‘’demasiado optimista’’ en cuanto al ritmo de recuperación de la demanda europea y, concretamente, respecto al tiempo requerido para que recupere los niveles de consumo de electricidad antes de la pandemia. Si la demanda de electricidad crece al mismo nivel que la economía durante el 2026, el sector eléctrico podría darse por satisfecho de mantener un ritmo de crecimiento en torno al 1,1% anual estable en los últimos años.
La caída de los precios del gas y electricidad aportarían a la moderación en inflación
En cuanto a inflación, el IMF espera que los precios en la Unión Europea crezcan por debajo del 2% interanual y que la inflación subyacente se mantenga baja por una moderación en la subida salarial, entre otros factores. En el caso del Reino Unido, las previsiones del IMF son de una subida de los precios del 2,5% en el 2026 y una moderación de inflación del 2% en el siguiente año.
Una parte importante de esta predicción está apoyada en una caída de los precios energéticos. Cerramos el 2025 a niveles de unos €28 por megavatio hora, desde los €43,4 por megavatio hora de hace 12 meses, en precios del contrato TTF holandés a un mes. El mercado del gas ha descontado un invierno sin problemas de abastecimientos e inventarios razonables a nivel europeo. El barril de Brent a casi $62 a precios actuales implica una caída del 16% desde finales del año pasado. Las predicciones del la IEA apuntan a un precio medio de $55 por el barril Brent, otra caída de ‘’doble digito’’ durante el 2026.
Las curvas de contratos de futuros eléctricos europeas siguen prácticamente planas en los contratos del 2026, 2027 y 2028. Únicamente, la curva de precios francesa está en estos momentos en ‘’contango’’, donde el precio del contrato del 2028 a €54,6 por megavatio hora está por encima del 2026, a €51 por megavatio hora. Dado que las curvas se han mantenido planas durante la segunda mitad del 2025, cabría preguntarse si el mercado eléctrico europeo estaría moviéndose hacia curvas de precios en ‘’contago’’ más estables, como ha ocurrido en Estados Unidos por la fortaleza de la demanda eléctrica, derivada del fuerte crecimiento de los centros de datos. Va a ser un poco más complicado que el mercado eléctrico europeo mimetice al americano con ‘’clean spark spreads’’ volviendo a valores positivos. Esto probablemente retrase la entrada de nuevos ciclos combinados en Europa y tengamos que seguir apoyándonos en fórmulas de almacenamiento de electricidad menos rentables.
Un entorno de precios eléctricos más bajos no ayuda al sector eléctrico europeo
Un entorno de precios del gas y de la electricidad a nivel mayorista más bajos de los que vimos al empezar el 2025 no son buenas noticias para el sector eléctrico europeo. Gran parte de las eléctricas y gasistas de Europa del Norte han continuado deshaciendo coberturas a precios altos con renovaciones a precios más bajos. Un escenario de precios ‘’forward’’ a un año por debajo de los €86 por megavatio hora en Alemania llevaría a una renovada presión a la baja en el precio medio de todos los contratos pendientes o en fase de renovación en ese mercado. Lo mismo le ocurriría a una gasista con el precio medio de su cartera de contratos minoristas en tendencia bajista.
Únicamente una estructura integrada permitiría minorar este impacto negativo sobre los beneficios operativos esperados de las eléctricas y gasistas del norte de Europa. Las estructuras integradas, más comunes en eléctricas y gasistas del sur de Europa, permiten demorar en el tiempo la translación del menor precio de los futuros a menores precios minoristas, sobre todo a cliente residencial. Esto provocaría un fortalecimiento de márgenes operativos temporal que podría verse reflejado en la primera mitad del 2026. También permitirá trasladar una moderación en el aumento de la factura eléctrica y gasista al cliente final regulado o protegido, si la componente energética de la factura se mantiene o sigue cayendo durante el 2026.
En cuanto a las empresas de redes eléctricas, el 2026 va a estar marcado por un nuevo máximo en inversiones anuales de las redes y mayores crecimientos en la base de activos regulados, a pesar de las revisiones no tan optimistas de tasas de retorno financieras que hemos visto en el último trimestre del 2025 por parte de diferentes reguladores locales. Una moderación en la inflación europea, tal y como se está previendo, daría soporte a una muy necesitada política de relajación de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo y del Banco de Inglaterra. Las empresas operadoras de redes podrían tener en este escenario un acceso a financiación más barata, compensando así tasas de retribución financiera menos altas de los esperado para el 2026.






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