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¿Burbuja bursátil en el sector de las energías limpias?

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En estos últimos meses, demasiados ahorradores particulares consultados no ocultan rechazo hacia el sector de energías limpias. Los inversores institucionales, probablemente con mayor perspectiva, entienden que las oscilaciones de precios en las cotizadas poco afectan al futuro, como ocurrió en el caso Amazon, o de plataformas tipo Netflix, y en tantos capítulos y temporadas de esa serie interminable del continuo cambio. El futuro del planeta es prioridad absoluta para administraciones y ciudadanía y las energías limpias han llegado para quedarse.

No obstante, a veces los árboles no permiten ver el bosque, los inversores particulares tienen lógicas dudas ante la montaña rusa vivida en las bolsas. Tal montaña tampoco ha sorprendido a nadie, todo el mundo sabía que se estaba sobreestimando el potencial de crecimiento en plazos muy reducidos, y se estaba pasando por alto el riesgo de feroz competencia y consiguiente estrechamiento de márgenes. Pero una montaña rusa es un mal necesario, o bien pensado, en no pocos casos acaba siendo un bien necesario para financiar al precio más barato que existe la creación de  bienes y servicios.

Todo ello tuvo inevitable repercusión en los mercados. El índice de referencia S&P Global Clean Energy Index, que incluye 30 compañías de todo el mundo diversamente involucradas en la producción, equipamiento o desarrollo de energías limpias. El mencionado índice subió un 350% desde mínimos de marzo 2020 hasta las pasadas navidades, y desde entonces ha corregido un 40%.

¿Estallido de burbuja? En mi opinión, no deja de ser una mera corrección de excesos. No niego que todas las burbujas han venido “casualmente” acompañadas de multitud de salidas a Bolsa, y solo en España se están preparando en este momento cuatro salidas a Bolsa para este mismo año, o 2022, para acompañar a Siemens Gamesa, Solaria, Audax, Solarpack, Grenergy o Soltec, por cierto, la única salida a Bolsa del sector en 2020. Ciertamente llama la atención que Repsol o Acciona consideren que estamos en muy buen momento para sacar a Bolsa sus filiales de renovables. Pero ¿de qué avalancha vendedora estamos hablando? Se cuentan con los dedos de las dos manos, son muy pocas salidas para hablar propiamente de histeria colectiva, de compradores compulsivos que compran y luego se preguntan qué han comprado.

¿Excesos bursátiles? Sí de acuerdo, y siempre será así porque en pocos sitios campa el exceso más a sus anchas que en la Bolsa. Pero una cosa es desproporción y otra locura. Hemos visto quince meses de excesos, de acuerdo, no tiene sentido una subida del índice de referencia en tan solo 9 meses desde de 530 a 2000, para corregir después y llegar a los actuales 1374, es decir, más del doble que hace tan solo catorce meses. ¿Estallido de burbuja? Habría que hablar más bien de recalentamiento y corrección proporcional

En el gráfico adjunto pueden comparar el comportamiento del S&P 500 (en línea continua negra) y el del ETF más líquido y fiable del sector, IShares Global Clean Energy, desde enero de 2019.

Como se puede apreciar a simple vista, la divergencia se va incrementando, pero sigue muy por encima del precio (a más del doble) del nivel alcanzado en enero de 2019.

En España, una vez observada la rentabilidad sobre tres variables: inversión, activos y recursos propios, así como test de liquidez y solvencia, no hay burbuja ni de lejos en Solaria; Audax Renovables ni en Solarpack y podrían haber ya purgado suficientemente excesos. Tampoco aparentemente Grenergy Renovables, a falta de algún dato dudoso, y, en cuanto a Siemens Gamesa, considero ociosa su inclusión en este debate, con independencia de cierta sobrevaloración para algunos analistas.

Las burbujas conocidas a desde el S XVII, y me vienen a la cabeza la inmobiliaria de Japón en los 80, la tecnológica, o la financiera de 2007, una demanda irreflexiva de un producto o servicio y una oferta descomunal de un producto, en relación con las necesidades reales de los usuarios o consumidores. En las nuevas energías alternativas, y con independencia de la inevitable proliferación de aprovechados especuladores, se está dilucidando algo tan reflexivo como paliar los efectos de excesos anteriores.

Nada tan racional como reducir el cambio climático y adaptarse al mismo sustituyendo actividades contaminantes por otras con bajas emisiones de carbono. Nada tan racional como adecuarse a los cambios necesarios en todos los órdenes, y suavizar el impacto de décadas de irresponsabilidad en millones de consumidores de economías emergentes con fuertes tasas de crecimiento.

En conclusión, no, claramente no, ninguna burbuja de las veintitantas sufridas por los mercados financieros, se ha presentado con estas credenciales.

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