Parece que las palabras cambio climático son como una especie de poliedro , que dependiendo de cómo se digan, se ven de una manera diferente, desde un prisma distinto al que uno suele estar acostumbrado. Todo el mundo está en contra del cambio climático (bueno, vale menos Donald Trump y la corriente negacionista). Me refiero al sector energético español. Pero ha sido conocerse el texto borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y a muy pocos les ha gustado. Ni a los amigos ecologistas.
La prohibición de las ventas de coches diésel, gasolina e incluso híbridos para 2040 ha hecho saltar las alarmas. La industria automovilística y la petrolera, dos de las mayores industrias del país, no se lo creían. Comenzó el aluvión de críticas. "Esto no puede ser", "no se puede prohibir", "ni nos ha llamado antes para valorarlo".
El summum de las criticas se produjo en la celebración del 25 aniversario de la Asociación de Operadores de Petróleo (AOP). Ribera fue recibida con duras críticas, pero ella en vez de templar, echó más leña al fuego y le dijo a las petroleras que tienen que cambiar, que la fecha de 2040 es inamovible. Eso produjo un malestar que llevaba mucho tiempo sin verse en el sector petrolero español. Tanto que se vieron en la obligación de tratar de convencer a la otra ministra, a la de Industria, Reyes Maroto.
Estuvieron en un apartado los grandes CEO de las petroleras con Maroto para explicarle que una medida así les perjudicaría notablemente, que no es momento de prohibiciones, etc, a lo que Maroto trató salir al paso diciéndoles que solo se trata de un borrador y que quieren cerrar un texto de consenso con el sector.
La herida estaba ya hecha. Las diferencias de mensaje han puesto a Ribera en el disparadero. La mala es ella. Pero 24 horas después, Francia también pone como fecha 2040 y al día siguiente hace lo mismo la propia Comisión Europea. Parece que la idea de Ribera de prohibir las ventas de coches a base de combustibles fósiles para que dejen de circular en 2050 no parece estar descaminada frente a lo que van a hacer los países del entorno.
Pero el jueves nos levantamos con que ya hay otro borrador corriendo por las manos del sector y en la que parece ser que desaparece la fecha de 2040, algo que lleva a los socios del Gobierno, a Unidos Podemos a nuevas críticas. Pero inmediatamente, la ministra Ribera sale a la palestra para dejar las cosas claras. La fecha de 2040 se mantiene. Pero sí es cierto que con un tono menos agresivo que en la reunión con las petroleras.
Caos. Pero entonces, ¿qué pasa? ¿Hay cambio o no hay cambio? De momento, lo único que hay de verdad es que el texto es solo un borrador. Lo que suceda a partir de ahora saldrá de las negociaciones entre unos y otros. Pero claro, no hay consenso. Ni con partidos políticos ni con los sectores afectados.
Es por ello que el Gobierno se ve en la obligación de ir sacando algunas cosas de la ley para desarrollarlas y aprobarlas a través de Reales Decretos Ley como puede ser la devolución de la fijación de los peajes de la luz y el gas a la CNMC o el Estatuto de la Industria Electrointensiva. Ambas medidas están previstas que se aprueben en el Consejo de Ministros de la semana que viene.
Pero siempre y cuando se llegue a tiempo. Como se ve, las palabras cambio climático han producido zozobra y eso que parece que había consenso con ello. Y todo esto, sin entrar en el sector eléctrico. Ellos con el cierre nuclear ya tienen su batalla.
Por el bien de todos, sería bueno que se alcanzara un marco de consenso. La Ley de Cambio Climático y Transición Energética, junto al Plan Nacional de Energía y Clima deben ser las vías por las que avanzar en la transición energética, y deberían grabarse a fuego en el BOE. Ahora, con elecciones de por medio, un Gobierno con 84 diputados y unos PGE en el aire se ve complicado alcanzar esos acuerdos, pero no hay que bajar los brazos. Sigan intentándolo.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios