El economista Christian Patermann, director del programa de Biotecnología, Agricultura y Alimentación de la Comisión Europea (CE), considera que España está empezando ahora a marcar su camino en la bioeconomía con una estrategia que considera "muy interesante". Patermann confía en las capacidades de España para cumplir con los objetivos de la estrategia europea de energía para 2020, porque tiene biomasa, sol y viento, y es, en sus palabras, "una Arabia Saudí de las renovables".
Patermann, que participa esta semana en Santander en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sobre bioeconomía, abordó diversos temas relacionados con la energía y destacó que la técnica de fractura hidráulica "puede ser una gran ventaja" económica para países grandes, como Estados Unidos y Canadá, donde ha abaratado la energía, pero añade que en países más pequeños y con más densidad de población, como Alemania, Austria o Suiza, conlleva más riesgo.
Según dice, en la utilización de esta técnica entran además en "conflicto" cuestiones como la autonomía energética, la competitividad o el empleo y, por eso, es una decisión difícil y no ve una "respuesta común" para toda Europa.
Ahora bien, también señala que si las economías europeas quieren colocar sus productos en el mercado americano, se van a encontrar que las industrias locales compiten con mejores precios, porque los menores costes energéticos y la consecuencia, a su juicio, será la "pérdida de empleo". En su opinión, la respuesta a esa pregunta y a este "conflicto" entre "autonomía energética" y "competitividad" es "difícil", y por eso, Europa habla "con voces distintas" en este asunto.
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