El Gobierno de Japón aprobó este viernes un plan revisado para verter en los próximos meses al Pacífico el agua contaminada y tratada que se acumula en la accidentada central de Fukushima, una medida que sigue rodeada de polémica pese a que las autoridades niponas defienden que no representa ningún riesgo.
El plan, discutido durante años por la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), y el Ejecutivo nipón, está siendo analizado también por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y, además del rechazo de los pescadores de la región, ha sido criticado por países vecinos y organizaciones ecologistas.
1. ¿Por qué se acumula agua contaminada en la central?
Se trata de agua marina empleada para refrigerar los reactores dañados tras las fusiones parciales de núcleo provocadas por el terremoto y el tsunami de 2011, y que queda contaminada de isótopos radiactivos. A este agua se añade la que se filtra desde el subsuelo hacia las instalaciones nucleares y también resulta contaminada.
El líquido se viene almacenando en bidones dentro de las instalaciones de Fukushima Daiichi, pero el espacio para los mismos ha llegado a su límite, por lo que se ha decidido su vertido al mar entre la primavera y el verano de este año.
2. ¿Se trata de agua radiactiva?
El agua altamente contaminada que genera la planta se procesa en circuitos llamados ALPS (Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos) para retirar 62 tipos de materiales radiactivos, a excepción del tritio, y vuelve a almacenarse en bidones antes de su descarga al mar.
El tritio es un isótopo radiactivo del hidrógeno generado como subproducto de los reactores nucleares de fisión. También se genera de forma natural en la atmósfera y va a parar al agua de lluvia o al agua potable.
3. ¿Es peligroso para la salud humana o el medio ambiente?
El tritio en concentraciones bajas similares a las existentes en la naturaleza representa un nivel desestimable de radiotoxicidad.
Los niveles de este elemento en el agua que se verterá al mar serán cuarenta veces inferiores al tope legal establecido por el Gobierno de Japón para el agua potable, y 1/7 del máximo fijado por la Organización Mundial de la Salud, según datos del Ejecutivo nipón.
4. ¿Quién se opone a esta medida?
La industria pesquera de Fukushima, cuyas actividades todavía sufren las consecuencias del desastre atómico acaecido en la planta en 2011, mantiene su oposición al plan del Gobierno y de TEPCO, al considerar que el vertido mantendrá el estigma nuclear que pesa sobre sus productos e impedirá su recuperación en años venideros.
Las ayudas económicas ofrecidas por el Ejecutivo a las cofradías locales no han bastado para convencerlas.
También han expresado un firme rechazo a esta medida la organización ecologista y antinuclear Greenpeace, mientras que Pekín y Seúl han criticado la medida debido a la inquietud que les genera por su posible impacto medioambiental y en la industria pesquera, y exigido a Japón planes alternativos.
5. ¿Hay alternativas al vertido?
Las autoridades niponas y un panel científico analizaron una serie de posibles soluciones, entre ellas métodos de evaporación o de inyección subterránea, pero descartaron estas opciones por su enorme complejidad técnica y optaron por la descarga al Pacífico.
Japón y el OIEA subrayan, asimismo, que los vertidos controlados al mar de agua o vapor de agua con tritio procedente de centrales nucleares son una práctica habitual en la industria nuclear.
En la última década, países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, China y Corea del Sur los han realizado, en ocasiones con concentraciones de tritio mayores que las previstas en Fukushima, según datos de la industria.
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