El crecimiento que la energía solar fotovoltaica a nivel mundial ha experimentado en los últimos años es sobradamente conocido, su principal impulso de esta expansión ha sido la reducción del coste de los paneles fotovoltaicos, así como diversas políticas bien gestionadas.
En nuestro país, la aportación de energía renovable se encuentra condicionada por la potencia instalada y por supuesto por las condiciones climatológicas de cada año, dicha generación de energía renovable en España por comunidades autónomas con fecha del 31.12.2020, fue la siguiente: Castilla y León (20%), Galicia (16,8%), Andalucía (13%), Aragón (11,2%), Castilla La Mancha (10,9%), Cataluña (7,6%), Extremadura (5,4%), Navarra (3,2%), Comunidad Valenciana (3%), Asturias (2,6%), Murcia (2,2%), Islas Canarias (1,3%), La Rioja (1%), País Vasco (0,9%), Madrid y Cantabria (0,4%) e Islas Baleares (0,2%) según los datos de Red Eléctrica de España (REE).
Y por el contrario, en los últimos años y dado el gran crecimiento de implementación de instalaciones de energía fotovoltaica en España, la Comunidad Valenciana no ha concedido ni una autorización, pese a la gran avalancha de proyectos que ha recibido la Generalitat Valenciana, hablan de 500 proyectos estancados y eso que han legislado a diestro y siniestro, recientemente con el DECRETO LEY 1/2022 de Abril, del Consell, de medidas urgentes en respuesta a la emergencia energética y económica originada en la Comunitat Valenciana por la guerra de Ucrania. [2022/3502]
Desesperación
Y no olvidemos, que durante estos últimos 7 años la Comunidad Valenciana gobierna el tripartito de PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem, que ha visto como la inversión mundial en fotovoltaica distribuida fue de 65.000 millones de euros, mientras que 88.000 millones de euros se destinaron a parques de gran escala, donde en la Comunidad Valenciana podríamos estar hablando de unos 8.500 millones de euros en diversos proyectos de plantas fotovoltaicas que no se tramitan para que puedan ejecutarse.
No paramos de leer y escuchar por todos los medios de comunicación, la gran transición a las energías renovables que se están llevando a cabo en este país, en la Comunidad Valenciana, etc., pero quien sufre realmente este despropósito es el sector, donde los propulsores e industria de los proyectos de Energías Renovables soportan atónitos, y con mucha paciencia, los constantes retrasos en la tramitación de los expedientes para poner instalaciones fotovoltaicas de diversas potencias.
Proyectos totalmente normalizados, verificados por organismos de control de la propia administración, están sin ejecutar, sin conexión, sin producir, mientras que la Conselleria acumula entre sus mesas decenas, cientos de expedientes sin tramitar.
Este retraso es desalentador, expedientes con años aún sin tramitar, y mientras, cada empresa, cada asociación y cada industria en solitario, pide, suplica, incluso deambula hasta la institución correspondiente para intentar encontrar “LA” solución que finalmente es: No se puede hacer absolutamente nada. Será, ¿Qué no tienen medios para tramitar los expedientes?, ¿Quizás sea falta de voluntad política de sus gobernantes? o por el contrario se debe a que los ayuntamientos se cierran en banda a poner este tipo de instalaciones de placas solares por falta de capacidad técnica y legal. Cada uno que saque sus conclusiones.
Imposible
Vamos, fuera lo que fuese, es un auténtico despropósito que desmotiva a nuestros emprendedores, ocasionando daños difícilmente cuantificables, y que en definitiva, no permiten poner en funcionamiento en la Comunidad Valenciana nuevas instalaciones en plazos razonables. Con el perjuicio de que aquellos empresarios que no son conocedores del procedimiento, y se lanzan a este tipo de inversiones, no pueden ponerlas en valor, generar nuevos puestos de trabajo, ni amortizar las mismas, hasta muchos meses, años después, si lo consiguen.
Debemos pensar en las empresas del sector energético (grandes, medianas o pequeñas) como motores económicos, dinamizadores y generadores de empleo, y por tanto de riqueza, pero en la Comunidad Valenciana “están muertos” por la cansina espera burocrática que no ha sabido adaptarse a la nueva coyuntura económica.
Estoy seguro que tanto los funcionarios como los ingenieros de los correspondientes servicios hacen lo imposible por ponerse al día, pero una nefasta planificación en estos últimos años, ha dejado bajo mínimos los recursos tanto humanos como materiales de estos departamentos, dimensionado para momentos de crisis, pero realmente con una planificación clara del objetivo a alcanzar, de otro modo esto no se puede explicar.
De que sirven las grandes políticas, las elocuentes planificaciones, o incluso subvenciones e incentivos previstos para los sectores productivos, si no se facilitan los mecanismos administrativos más sencillos que hacen de obstáculo, para la puesta en marcha de las inversiones productivas que a bombo y platillo nos venden.
Ninguna planificación
La solución, muy simple, hay que sacar de manera urgente los expedientes retrasados del cajón, liberalizándolos o poniendo personal suficiente para la verificación de la documentación administrativa. Es necesario trasladar confianza al tejido productivo de las energías renovables, con una administración pública más sensible y por supuesto voluntad política de llevar a cabo de verdad los planes energéticos y no solo sobre papel como en el “Diari Oficial de la Generalitat Valenciana”.
Es necesario impulsar instrumentos de control y seguimiento, formado exclusivamente por técnicos de la administración y del sector, que puedan anticiparse a los retos del futuro que ya son presente, valorando las anomalías y que trasmitiéndolas a las administraciones implicadas, puedan ser solucionadas, y por supuesto dejar de lado las “luchas” partidistas y estériles para centrarse en dar solución a lo que realmente preocupa a la sociedad Valenciana, derecho a emprender y trabajar.
Estas políticas están llevando a la Comunidad Valenciana a la cola de Europa en materia de implementación de energía renovable, y no me refiero solo al autoconsumo que estas están saliendo últimamente como setas (y no por las políticas creadas en esta materia más bien por el incremento constante del coste energético en hogares e industria), sino a evitar poner obstáculos burocráticos que dificulten más si cabe la labor empresarial del día a día aportando valor a la sociedad y para esto es necesario que los actores involucrados hagan sus deberes en tiempo y forma.
María García Valverde
23/05/2022