El empleo de hidrógeno a nivel mundial se situó en los 95 millones de toneladas en 2022, un 3% más que el año anterior, aunque con poco peso de su variante de bajas emisiones, que representa tan solo un 0,6% de la demanda total.
Además, un estudio elaborado por la Agencia Internacional de Energía (AIE), presentado por Enerclub, más de 40 países cuentan con estrategias nacionales de hidrógeno, principalmente para potenciar la descarbonización de la economía, asegurar el suministro energético y encontrar nuevas aplicaciones industriales en las que utilizar esta materia.
La institución destaca que el número de proyectos centrados en la producción de hidrógeno se ha disparado en los últimos años y que en caso de realizarse todos se alcanzaría una potencia de 420 GW (gigavatios) de electrólisis -proceso con el que se genera el elemento- para 2030.
La producción de Hidrógeno
China y Europa son las áreas en las que se concentra la mayor parte de iniciativas con electrólisis, hasta los 14 GW.
Pese al avance, la variante de bajas emisiones -originada con energías renovables, nuclear o de captura de CO2- es minoritario dentro de los índices de generación y consumo y tan siquiera se acerca al 1 % del total, lo que provocó que la producción de hidrógeno liberase 900 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) en 2022.
El objetivo es impulsar la generación del hidrógeno de bajas emisiones, que podría alcanzar los 38 millones de toneladas en 2030, siempre que todos los proyectos dedicados a éste se desarrollen.
Así, la AIE reclama un mayor esfuerzo inversor por parte de los Gobiernos, el fomento de la cooperación internacional, el establecimiento de una normativa general y flexible para no desincentivar la inversión y el apoyo a los promotores de proyectos.
A su vez, el organismo sitúa como fundamental el impulso de la demanda de hidrógeno, todavía por debajo de los niveles de producción.
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