Cumplir la promesa de que la electricidad para los consumidores particulares en Francia no suba más que un 4% este año, tendrá un costo de 14.000 millones de euros para las arcas públicas, según el Gobierno, que busca soluciones para que el encarecimiento no se repercuta en 2023.
La ministra de la Transición Ecológica, Barbara Pompili, afirmó este martes en una entrevista al canal BFMTV que "nos hemos comprometido a mantener un escudo de tarifas y lo vamos a cumplir", de forma que el incremento de la electricidad "se va a mantener en el 4 %".
Pompili puntualizó que ese dispositivo, cuyo costo inicialmente se había estimado en 8.000 millones de euros, en realidad supondrá 14.000 millones, pero añadió que "lo asumimos para ayudar a los franceses a pasar esta situación".
Según las proyecciones del Ejecutivo que se han filtrado en la prensa en los últimos días, con la escalada de precios de la electricidad en el mercado mayorista, el aumento para los particulares tendría que ser del 38-40 % sin ese "escudo".
Hasta ahora, el dispositivo se basa esencialmente en una reducción de carácter temporal de los impuestos que gravan la electricidad, pero la ministra indicó que se baraja añadir a eso un aumento de la electricidad que el grupo estatal EDF tiene que vender a los otros operadores a un precio de 42 euros por megavatio hora, muy por debajo del precio actual en el mercado.
No obstante, recurrir a eso necesitaría el visto bueno de la Comisión Europea.
Pompili explicó, a ese respecto que están trabajando para aliarse con otros países para influir en el Ejecutivo comunitario para modificar algunos elementos del mercado eléctrico, esencialmente para evitar los altibajos de precios a los consumidores particulares.
La titular de la Transición Ecológica, por otro lado, descartó la amenaza de un apagón generalizado este invierno por el parón inesperado de algunos reactores nucleares en Francia debido a la detección de problemas técnicos, lo que se añade al cierre temporal de otras centrales por labores de mantenimiento que sí estaban previstas.
Para compensar en parte la pérdida de generación, el Gobierno francés ha autorizado a las dos centrales de carbón que hay en el país a funcionar un 42 % de horas más de las que podían.
Pompili insistió en que es un mecanismo puntual y marginal -destacó que el carbón supone entre el 1 y el 2 % de la electricidad generada en Francia- y en que eso no cuestiona la política de cierre progresivo y definitivo de las dos centrales. Confirmó que la primera lo hará esta primavera.
Preguntada sobre si considera que la nuclear es una energía verde, después de que la Comisión Europea la haya incluido en su taxonomía, la ministra francesa respondió de forma tajante: "No".
"Es una energía que produce residuos peligrosos que tienen mucha duración" y por eso "no se puede considerar una energía verde", explicó, antes de añadir que "es una energía descarbonizada" y por eso se puede considerar como lo ha hecho la Comisión Europea, que puede contribuir a cumplir con el objetivo de cero emisiones netas de dióxido de carbono para 2050.
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