La crisis de liquidez que afronta la petrolera estatal peruana Petroperú se cobró este jueves la cabeza de su presidente de directorio, Humberto Campodónico, quien renunció un día después de que el Gobierno anunciara que asignará unos 1.000 millones de dólares para la compra de combustibles y evitar un desabastecimiento de crudo en el país.
La crisis de Petroperú se cobra la cabeza de su presidente
El problema de desabastecimiento de la empresa está motivado por la falta de liquidez y el cierre de líneas de crédito
Campodónico explicó, en declaraciones a la emisora RPP_,_ que su decisión estaba motivada en la búsqueda de consenso en la compañía y sostuvo que esta puede "superar los escollos" si se realiza una reorganización administrativa y funcional, para lo que consideró que era necesario dar un paso al costado.
Sostuvo que el problema de desabastecimiento de la empresa está motivado por la falta de liquidez y el cierre de líneas de crédito, hechos que, en su opinión, tienen que ver con las rebajas de calificaciones de las empresas Fitch y Standard & Poor's.
En un comunicado posterior, Petroperú indicó que durante la gestión de Campodónico, que comenzó el pasado 2 de abril, "se realizaron una serie de acciones para recuperar la confianza del mercado financiero y los demás grupos de interés".
La sostenibilidad de Petroperú
Además, "para garantizar la sostenibilidad de Petroperú y continuar cumpliendo su rol estratégico de abastecer el mercado de combustibles en todo el país".
La petrolera añadió que con Campodónico, quien ya fue su presidente desde agosto de 2011 hasta diciembre de 2012, "se logró la obtención de los estados financieros auditados del ejercicio 2021 con dictamen favorable", así como "una propuesta de proyecto de ley para el fortalecimiento y designación de sus directores".
La compañía destacó también que "se priorizó la próxima puesta en servicio e inicio de la operación comercial de la Nueva Refinería Talara, programada para diciembre, con la finalidad de volver a ser un refinador importante en el país".
La petrolera estatal controla el 40 % del mercado de diésel y cerca del 50 % del mercado de gasolinas peruano, "por lo que es un actor importante" y cualquier alteración en su ciclo de producción o de abastecimiento "tiene impactos severos en la economía".
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