En Estados Unidos, todos los que ven teletienda conocen a James Dyson. Amas de casa y adictos a la televisión saben que lo que toca este hombre se convierte en oro. Y ahora ha anunciado que ha invertido 1.100 millones de euros (1.300 millones de dólares) para desarrollar un coche eléctrico premium y otra cantidad igual de dólares para desarrollar baterías en estado sólido.
Según él mismo ha confesado, el esfuerzo de la batería es clave para sus sueños automovilísticos, y su arma no tan secreta en un sector atestado de startups, empresas tecnológicas y multinacionales en plena maratón por conseguir la batería más avanzada, es Ann Marie Sastry, una ex profesora de la Universidad de Michigan que dejó su trabajo en 2012 para centrarse en su creación: la batería Sakti3.
El magnate de la aspiradora ha estado interesado en el sector de los vehículos limpios al menos desde 1998 y está invirtiendo un serio esfuerzo para ponerlos en la carretera en 2020. Pero no está pensando en coches caros, deportivos o de lujo. Dyson ha revelado que el proyecto del coche, que comenzó en 2015 y que emplea a cerca de 400 ingenieros, cuenta con un presupuesto total de alrededor de 2.800 millones de euros y lo está desarrollando en Wiltshire, Reino Unido.
Pero la verdadera novedad no es el vehículo sino la experiencia técnica de Sastry y las patentes que ha desarrollado su equipo con la batería Sakti3, quienes aseguran que las propiedades de ésta son formidables porque han conseguido fabricar baterías ligeras y densas de energía.
Baterías de Li-ion de estado sólido
Ahí está el secreto. Sastry, que obtuvo su doctorado en Ingeniería Mecánica en 1994 de la Universidad de Cornell, echó cuentas y estuvo de acuerdo con otros investigadores que para desarrollar una batería química necesitaba que la densidad de energía de las baterías de ión-litio fuera mejorada por un factor de 2-3 al reemplazar el electrolito líquido con una película delgada de material sólido.
Como ingeniera mecánica, reconoció que la clave para permitir que la tecnología sirva a una economía de escala, había que centrarse en las mejoras durante el proceso de depositar las películas delgadas. Su investigación han atraído la atención de muchos observadores tecnológicos, políticos y de grandes inversores como GM Ventures, Kholsa Ventures y Bering LLC. En marzo de 2015, Dyson amplió su proyecto a otros patrocinadores que invirtieron unos 12,7 millones de euros.
Pero poco después, cuando Dyson había aprendido lo suficiente sobre Sakti3, decidió que era el momento de comprar todas las participaciones del resto de los inversores y ofrecer a todos los empleados un trabajo estable en su empresa. Sastry permaneció como presidenta de la marca.
Aunque las baterías Sakti3 todavía no están en el mercado como un producto independiente, la compañía ha anunciado que ha logrado una impresionante densidad de energía, de 1143 kWh/litro.
A diferencia de Elon Musk, James Dyson tiene un historial de desarrollo de productos de consumo exitosos, rentables y manufacturados. Su compañía privada, que vende aspiradoras, secadores de pelo, purificadores de aire, iluminación eficiente de energía y secadores de manos, anunció en 2016 dividendos por un valor de 126 millones de euros, que recayó principalmente en Dyson y en su familia. Forbes estima que su patrimonio neto es de 4.500 millones de dólares.
Y algo ha tenido que pasar con la secreta batería de Sakti3 pero su influencia ya se está notando en el resto de productos de la firma Dyson. Los modelos más nuevos de aspiradoras inalámbricas de la compañía incluyen una impresionante mejora en el rendimiento de la batería. El motor es 30% más potente, y la batería dura el doble. Aunque los modelos V8 más nuevos son ligeramente más pesados que el modelo anterior, menos potente, no parece que se haya incorporado una batería más grande. Parece que Dyson podría ser alguien a tener en cuenta en el mercado de baterías.
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