La retirada de Estados Unidos del pacto nuclear con Irán ha derivado en una escalada del precio del Brent, que ya se sitúa en torno a los 77 dólares por barril y que de mantenerse en esos niveles podría afectar a la economía española. Pero ¿hasta qué consecuencias?
La subida del precio del petróleo podría costar a España unos 5.500 millones de euros y hacer tambalear la recuperación económica. Por eso cuesta creer que al ministro de Energía, Álvaro Nadal, no le preocupe la situación o que se muestre "optimista" porque España cuenta con un sistema productivo y una capacidad de formación de precios que absorbe mejor este tipo de tensiones.
"Las palabras de Nadal son una frivolidad política, todo el mundo sabe que la factura energética nos va a subir, al menos para el Estado" explica a este diario un experto del sector petrolero español, "repercutirá en los precios para el consumidor final y la capacidad adquisitiva de los españoles está como está, repercutirá en toda la cadena de valor de los productos en un momento en el que no suben ni los salarios ni las pensiones, lo que se traducirá en un aumento del descontento social".
En los últimos años, "la economía española ha tenido el viento de cola gracias a los precios bajos de los combustibles, lo que ha beneficiado al principal motor de nuestro PIB: el turismo, pero con los cambios que se están produciendo en la política internacional, no solo la relación con Irán, sino también la crisis en Venezuela, el país con las mayores reservas probadas del mundo, el conflicto en Siria o la alianza Arabia Saudí-Rusia, esto se ha acabado", añade, "y lo peor es que la situación está tan volátil y sin visos de que vaya a cambiar, que no hay nada que haga pensar que va a remitir a corto plazo esa alza de los precios, a pesar de los nuevos suministros de EEUU".
La consecuencia directa del encarecimiento del petróleo es un aumento de la inflación, lo que podría llevar al Banco Central Europeo a subir los tipos de interés. Y son el petróleo y el dinero baratos los que han impulsado, en gran parte, el crecimiento económico en España. Sin ellos, peligra la recuperación. Y nuestro país es tan dependiente del oro negro que "no hay nada que podamos hacer", señalan las fuentes.
España es el país europeo más dependiente del petróleo. En 2017 batió su récord de importaciones de crudo por tercer año consecutivo al alcanzar un nuevo máximo histórico de 65,843 millones de toneladas, un 2,6% más que en 2016, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). "La pregunta no es si el precio del barril superará los 100 dólares, como cuatro años atrás, sino si se va a mantener alrededor de los 80 dólares durante mucho tiempo, porque entonces deprimirá nuestra economía", advierten.
¿Cuáles son, entonces, las opciones del Gobierno español? "Lo primero que tendría que hacer es situar la política energética como la prioridad máxima de su administración. Somos un país de extremada carestía de combustibles fósiles y por tanto dependemos de los bandazos exteriores, pero está demostrando que no está el primero de la lista en el organigrama de acción del Gobierno, ahí está la soberbia del ministro de Energía que no ha incluido expertos del sector del petróleo y del gas en la Comisión de Expertos, cuando representan al 70% del sector energético del país".
"Lo segundo sería conseguir un Pacto de Estado, que la política energética no dependiera de los gobiernos de turno, un pacto no solo con todos los grupos políticos sino también dentro de cada partido y con cada comunidad autónoma, porque los cambios geopolíticos nos ha pillado a todos con el paso cambiado, y España no tiene una hoja de ruta energética al margen de lo que dicta la Unión Europea".
En definitiva, "llega una nueva etapa, cuando apenas hemos salido de la crisis, de apretarse el cinturón porque se van a encarecer los precios de los combustibles, lo que va a hacer caer el turismo, habrá menos dinero para gastar, se notará en el empleo y se erosionarán los logros económico de país, precisamente en un momento en el que tenemos políticas populistas". Sin embargo para los expertos hay una pequeña esperanza, "la situación es de atención pero no de alerta, y no se espera que vaya a peor".
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17/05/2018