La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, ha advertido de que tanto los efectos directos del cambio climático como las acciones para la transición energética plantean riesgos para las compañías aseguradoras y los bancos y ha reclamado la cooperación del sector público y el privado para hacer frente a este desafío.
Durante la conferencia 'Climate Change. Challenges for the Financial System', Delgado ha explicado que el sector financiero está expuesto tanto a riesgos físicos como a riesgos derivados de la transición que deben ser integrados por las entidades en sus políticas de gestión de riesgos.
Asimismo, la subgobernadora del Banco de España ha apuntado que la transición hacia una economía baja en carbono afecta también al sector financiero por su papel en la canalización de la financiación necesaria para llevar a cabo las grandes inversiones que requiere el Acuerdo de París.
Además de los desafíos, Delgado ha reconocido que la transición implica también oportunidades para el sector financiero, por su papel activo en la emisión de bonos verdes y préstamos sindicados relacionados con finanzas sostenibles.
En cualquier caso, la subgobernadora ha recalcado que el cambio climático es "un fenómeno global" que exige cooperación. "Por supuesto, las instituciones oficiales y los gobiernos deben cooperar, pero también deben hacerlo los sectores público y privado. Estamos todos juntos en el mismo barco, este planeta, por lo que también debemos aprender y trabajar juntos para lograr el mismo objetivo compartido", ha señalado.
En esta línea, ha recordado que el Banco de España está analizando las posibles implicaciones del cambio climático para la estabilidad del sistema financiero español, evaluando datos y desarrollando las metodologías y respuestas que pueda adoptar como supervisor. Igualmente, ha organizado talleres y reuniones con la industria para obtener más información sobre cómo el sector está haciendo frente al cambio climático y para crear conciencia sobre su importancia.
Sin embargo, Margarita Delgado ha reconocido que todavía hay obstáculos y cambios metodológicos por superar, incluyendo la aplicación de un horizonte "más largo e incierto" en la evaluación de los riesgos y la elaboración de una taxonomía común que permita distinguir "qué es verde y qué es marrón".
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