Lord Deben es uno de los principales impulsores de la Ley de Cambio Climático de Reino Unido, aprobada en 2008, y ha dado las claves para que su país tenga éxito no solo en cumplir con los compromisos del Acuerdo de París sino para el desarrollo de las energías renovables en el país anglosajón sea eficiente desde el punto de vista económico.
El actual presidente del Comité de Cambio Climático del Reino Unido es miembro de la Cámara de los Lores por el Partido Conservador y uno de los firmes defensores de que la estabilidad en las decisiones políticas son necesarias para llevar a buen término la Ley.
“Teníamos mayoría política para que el proyecto de ley de cambio climático fuera aprobado, y cuando se presentó a la Tesorería General, no gustó que se impusiera el criterio del resto de grupos parlamentarios, por eso el Gobierno del por entonces laborista Gordon Brown, tuvo que hacerlo suyo y se aprobó por mayoría absoluta, solo ocho diputados estuvieron en contra”, explica Lord Deben durante el acto celebrado por el Real Instituto Elcano en Madrid.
“Su aceptación implicó su carácter permanente, es decir, que con ello ningún acuerdo presente o futuro pudiera deshacer lo que se había acordado”, continúa Lord Deben, “no podemos cambiar las políticas en cada Legislatura, porque estas decisiones requieren de estabilidad para llevarse a cabo”.
Sin embargo, de toda la Ley, el político británico quiso destacar la importancia del Comité de Cambio Climático “con una fuerte base científica que se reúne con los especialistas, expertos e investigadores del sector, porque nuestra primera y principal tarea era discutir el presupuesto destinado a la lucha contra el calentamiento global”.
Reino Unido se ha propuesto reducir hasta en un 80% sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2050 (respecto a 1991). “Tenemos que diseñar que esa reducción se consiga de la manera más eficiente desde el punto de vista económico”, continúa Lord Deben, “y todos los Gobiernos deben trabajar entorno a ese presupuesto, que se diseña cada cinco años, con suficiente antelación para que las empresas, los políticos y la sociedad en general pueda adaptarse a los cambios, y además que tenga una visión independiente y a largo plazo”.
“Una vez que se apruebe el presupuesto no se puede cambiar”, señala, solo en casos excepcionales si el Comité de Cambio Climático entiende que la situación actual ha cambiado, “y entonces toca calibrar ese presupuesto al alza o a la baja”.
Los nueve miembros del Comité de Cambio Climático (seis científicos climáticos, dos economistas y el presidente) los eligen el Ministerio de Medio Ambiente, el primer ministro escocés y sus homólogos galés e irlandés, “lo que supone que hay involucrados cuatro partidos políticos para designar al presidente del Comité”, lo que da pistas de la independencia de sus componentes.
Una vez aprobado el presupuesto, que debe ser viable económicamente, el Gobierno tiene que responder con un Plan de Cambio Climático ajustado a las cifras que se han incluido. “La legislación incluye varios hitos, y se deben cumplir con plazos que no se pueden posponer”, continúa, “el Comité, a su vez, debe haber elaborado un informe que mida si el Gobierno está cumpliendo con los objetivos y como es un mandado por ley, se le puede demandar en los tribunales basándose en nuestros informes si lo incumple“.
Con ello, “los políticos tienen una gran ventaja, y es que si las medidas que tomen son impopulares, pueden echarle la culpa a la Ley de Cambio Climático”, añade.
El objetivo es reducir las emisiones mientras continúa aumentando el crecimiento económico del país, “algo complicado porque el Brexit, una idea bastante ridícula, nos está empobreciendo, así que vamos a hacer todo lo posible para no divorciarnos de la UE”.
Además, “la estrategia de crecimiento limpio está en el corazón de la industria británica, incluso el actual Gobierno conservador ha afirmado que no puede haber crecimiento a no ser que sea limpio y ecológico”, apunta, “y de hecho, ya nadie va a comprar un producto a menos que sea eficiente energéticamente o que cumpla con los estándares de lucha contra el calentamiento, a día de hoy ya lo estamos viendo”.
Lord Deben también ha hecho predicciones. Para el experto, “en 2045 no se van a fabricar coches que no sean eléctricos, aunque nosotros esperamos que eso ocurra antes, entre 2030 y 2035. El futuro es evidente en este área y cuanto antes hagamos el cambio más barato será para todos”.
Respecto al carbón, el político británico ha recordado que en Reino Unido “en 2022 no va a haber energía basada en el carbón, nuestro país fue el que inició la era de este combustible fósil y hemos sido quienes más hemos contribuido al cambio climático, así que nos toca poner su punto final los primeros”. En el caso de España, Lord Deben lo tiene claro. “España lo tiene fácil para abandonar el carbón”, algo que el Gobierno debe afrontar “con seriedad, urgencia, y generosidad económica con los mineros”.
También tuvo palabras para Donald Trump, del que dice que está retrasando el desarrollo económico de EEUU. “Cuando dice que hay más inversión en el país, hay que mirar de qué tipo es, son en combustibles fósiles, y las grandes corporaciones norteamericanas no están en esa batalla”.
El Comité de Cambio Climático podría ser un ejemplo a seguir en España. Por eso recuerda que cumple con unos requisitos, “el primero es que tiene que ser independiente, autónomo y científico, lo que hace que sea único”, dice, “y no hemos tenido ningún inconveniente en ello porque se ha creado solo con ese objetivo específico”. Otro de los requisitos es que tiene que realizar unos presupuestos reales y financieramente firmes, “tenemos el principio de no dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy, porque mañana nos saldrá más caro”.
Ante este abrumador argumentario, la secretaria de Estado de Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, María García, ha reconocido que “el Gobierno está pensando en integrar la figura de un Comité de Cambio Climático al estilo británico en el borrador de la Ley española“.