Política energética

El des-Gobierno con el precio de la luz

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El espectáculo con la factura de la luz está servido. Entre los titulares costumbristas de planchar de madrugada, las propuestas y contrapropuestas de los miembros del Gobierno y de la oposición, el nuevo sistema tarifario, los niveles de precios del mercado mayorista, los cambios en sus reglas y los planes de recuperación económica enfocados a la transición energética es imposible tener tiempo prácticamente siquiera de preparar las palomitas.

Este 1 de junio se aprobó la nueva estructura tarifaria que afecta a todos los consumidores de electricidad y que, a grandes rasgos, cambia el reparto de los costes regulados que pagamos en la factura, según un nuevo calendario. También se dan más peso al término variable, de consumo, que al fijo de potencia. Este sistema ha sido ideado por la CNMC, en lo que corresponde a los costes regulados vinculados con el transporte y la distribución de energía, y por el Gobierno, en lo que compete a los cargos vinculados con la política energética (como las primas a las renovables, entre otros).

La CNMC, por su parte, mantuvo gran parte de los criterios que ya había considerado en el año 2014, en la Circular que publicó en Enero de 2020, por los cuales daba un mayor peso en los peajes al término fijo y fue la que estableció el calendario de periodos tarifarios según una metodología transparente y muy razonada. Esta metodología determino que se debía repartir el coste del transporte y la distribución de electricidad fundamentalmente según la potencia contratada y el consumo de energía en las horas de mayor demanda.

Finalmente, después de muchas vueltas y retrasos, el Gobierno estableció la metodología para los cargos mencionados anteriormente ya en este año 2021, y consideró asignar los mismos según el mismo calendario de periodos tarifarios establecidos por la CNMC. La metodología está menos desarrollada y es mucho más polémica. Los costes hundidos vinculados con los cargos se reparten dando un peso mayor al consumo frente a la potencia y, en concreto, mucho mayor al realizado en las horas de mayor demanda.

Por su parte, otro de los componentes fundamentales de la factura de la luz como es el precio en el mercado mayorista o Pool, venía registrando este año precios considerable e históricamente elevados. Primero en Enero ante una situación excepcional como Filomena, pero luego a partir de Marzo con un escenario consolidado de aumento del coste de materias primas empleadas para la generación de electricidad, como el petróleo, carbón y, fundamentalmente por su incidencia en la producción de energía en España, el gas natural.

El mercado de derechos de emisión de CO2 europeo, el más grande e importante del mundo, está poniendo la puntilla final a los precios del Pool, con una cotización que se multiplicó por dos en los últimos seis meses. Dado que las centrales térmicas como las de gas deben adquirir estos derechos, el precio final que vienen registrando debido a los mismos y al alza de la materia prima es excepcionalmente elevado y, por el funcionamiento del algoritmo marginalista imperante en Europa, están estableciendo los altos niveles registrados en el Pool durante estos últimos meses. Si los derechos de emisión de CO2 cotizaran en alguna de las principales plazas bursátiles, todos los medios económicos estarían hablando de uno de los principales chicharros del momento y con una de las mayores proyecciones alcistas.

Si los derechos de emisión de CO2 cotizaran en alguna de las principales plazas bursátiles, todos los medios económicos estarían hablando de uno de los principales chicharros del momento y con una de las mayores proyecciones alcistas

Y esto es así porque, en un mercado con tanta incidencia en los precios de la energía en Europa, la presencia de fondos de inversión y especuladores es brutal, aupado por los mensajes impulsores enviados por la propia Comisión Europea y los estados miembro, que no ven con malos ojos el alza tan enorme registrada en tan poco tiempo y que se niegan a intervenirlo. En mi opinión no deja de resultar sorprendente, ya que estamos transfiriendo rentas de un mecanismo con un objetivo poco cuestionable pero prácticamente único en el mundo, a empresas extranjeras. Y no olvidemos que, mientras en muchos países de Europa se cierran centrales de carbón debido a este mecanismo, en muchos otros continentes se abren con unas exigencias de emisión mucho peores que las nuestras. El daño a nuestras economías, si no se articulan medidas y pronto, puede ser irreparable.

Primer Acto

Muchos representantes de empresas del sector energético ya veníamos avisando, desde hace meses, de que la situación del Pool estaba siendo insostenible y lo iba a ser, todavía más, cuando entrase en vigor el nuevo sistema tarifario que afecta al otro gran término (con permiso de los impuestos) de la factura de la luz. Y es aquí cuando empalmamos con una de las principales medidas de este des-Gobierno que parece que nos ha tocado vivir. Dado que el sistema marginalista de casación en el Pool está arrojando, por la elevada cotización de los derechos de emisión de CO2, unos beneficios sobrevenidos a ciertas centrales de generación instaladas previamente a ese mercado (fundamentalmente a las nucleares y a la gran hidráulica), el Gobierno ha optado por iniciar la tramitación de un anteproyecto de Ley para exigir a los propietarios de esas centrales que devuelvan gran parte de ese extra.

Y lo ha llevado al Consejo de Ministros, curiosamente, el mismo día en el que entraba en vigor el nuevo sistema tarifario. En lugar de promover un Decreto Ley por la vía de urgencia, el Gobierno ha optado por permitir la participación de cualquiera que desee opinar. Quizá sea porque no tiene todas consigo de que vaya a ser tolerado en Europa o judicializado por las grandes eléctricas. Y es que, aunque la Ley fuese exitosa, existen varios problemas de base, porque si bien a todos nos enerva y frustran los beneficios sobrevenidos de determinadas empresas, es cierto que igual que existen éstos también se suceden pérdidas sobrevenidas y un efecto colateral podría ser el intento de cierre prematuro del parque nuclear, que no emite CO2. Y ahora mismo no podemos fiar la cobertura de nuestra demanda de electricidad únicamente a las energías renovables sin aumentar nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Hay que andar con pies de plomo y articular un sistema justo y equitativo, que beneficie al conjunto de la sociedad tanto hoy como mañana.

Hay que andar con pies de plomo y articular un sistema justo y equitativo, que beneficie al conjunto de la sociedad tanto hoy como mañana.

No olvidemos que los beneficios sobrevenidos surgen por un bienintencionado mercado de derechos de emisión de CO2 articulado por la Unión Europea (dentro de la cual, sorpresa, está España), cuyos efectos perniciosos eran ya conocidos de antemano y que deberían haber sido previstos con mucha más antelación.

Segundo Acto

Ciertos sectores del Gobierno arden en deseos de poner a las eléctricas en el disparadero en lugar de entonar el mea culpa por una falta de planificación nacional y europea y están extendiendo el mensaje de que el precio de la electricidad está siendo tan elevado en este mes de junio de 2021 porque el oligopolio está inflando los precios de sus centrales de generación como medida revanchista tras conocer el anteproyecto de Ley comentado.

Nada más lejos de la realidad. Y porque vale más un dato contrastable que un gráfico, no hay más que ver los precios del mercado mayorista que se vienen registrando en España durante las últimas semanas y compararlos también con los precios en otros países vecinos, también influenciados por los derechos de emisión de CO2. Si los precios están siendo ligeramente más elevados en España en Junio que en el pasado cercano o al de otros países se debe a la mayor demanda por el aumento de temperaturas, a un impuesto a la generación nacional del 7% y la mayor aportación de centrales de gas.

Tercer Acto

Como, por suerte, la opinión pública parece que está especialmente preocupada e interesada sobre el aumento en su factura de la luz, que está alcanzando niveles históricos, gracias entre otras cosas a titulares como los de planchar de madrugada para ahorrar, se puede detectar cierto nerviosismo entre las filas del Gobierno.

No llega sólo con culpar a las eléctricas, con acusar al mercado marginalista o a los derechos de emisión de CO2 que son aplaudidos cuando las cosas van bien, con proponer una eléctrica pública, con achacar falsamente que no se puede bajar la carga impositiva del recibo de la luz debido a Bruselas, o con intentar poner el foco sobre qué miembro de la familia plancharía de madrugada.

La última propuesta anunciada por ciertos sectores del Gobierno es la de buscar bajar el precio de la electricidad en los hogares a través de alargar las horas del periodo valle, el más económico, para que comience a las 22h en lugar de a las 00h.

Como ya indiqué previamente, el calendario de periodos fue establecido por la CNMC, según una metodología muy desarrollada. El Gobierno, con la parte del recibo que le tocaba establecer, decidió regirse por el mismo horario de periodos. En caso de decantarse por otro, debería contar con el beneplácito de la CNMC que sería difícilmente justificable, o publicar un calendario de periodos extra diferente para uno de los conceptos regulados de la factura.

Con el nuevo esquema ya implantado después de numerosos retrasos, los sistemas de los agentes y los millones de contadores adaptados, y con poco más de una semana de vigencia de las nuevas tarifas, una medida así sería totalmente precipitada y contraria a toda lógica. Estoy totalmente seguro de que no va a salir adelante.

Y mientras esperamos a otros mecanismos, como la revisión total de la fiscalidad energética que aguardamos que por fin se acometa () y al Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, pedimos a la suerte que tras el verano en el hemisferio norte compartamos un otoño e invierno cálidos, ventosos y lluviosos que consigan bajar la tensión en mercados como el del gas natural, o que la UE intervenga el mercado de derechos de emisión de CO2 para que sus efectos económicos no perjudiquen tanto, y en este momento tan importante de recuperación que esperamos, a los consumidores, nos tocará seguir pagando la electricidad más cara de la historia, salvo que se actúe sobre los impuestos que gravan la factura.

El Gobierno tiene un papelón importante y creo que, juegos de palabras aparte, están dedicando notables esfuerzos en alinear nuestros objetivos con los de una transición energética necesaria y ordenada en un momento fundamental, pero creo conveniente pedir por favor al mismo, así como a muchos medios, que no lancen mensajes erróneos o falsos, en muchos casos en horarios de máxima audiencia, que respeten un poco más la inteligencia de la sociedad y nos digan las cosas por su nombre.

Javier Colón es director gerente en la consultora Neuro Energía.

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