Estado Islámico ha hecho explotar este domingo un camión bomba que conducía un terrorista suicida contra una planta energética que suministra electricidad a la ciudad siria de Hasaka en represalia por su expulsión de las partes de la ciudad que tenía controladas.
La detonación, según la televisión estatal siria, ha causado "víctimas" y "daños materiales", sin dar más detalles. Un segundo ataque contra otra planta energética ha sido neutralizado.
A pesar de abandonar la ciudad el mes pasado, los yihadistas continúan perpetrando "ataques relámpago", como los describe el Ejército sirio, en algunas partes de la ciudad, capital de la provincia del mismo nombre, que almacena la mayor parte del crudo y el grano del país.
Las plantas energéticas se han convertido últimamente en objetivo por parte de los terroristas islámicos. Cabe recordar el atentado que se perpetró en Francia en una planta de gas de Air Products donde se encontró a un hombre decapitado.
Tras este atentado, en España se decretó la alerta 4 de un máximo de 5. La seguridad se reforzó en todos los ámbitos y uno de ellos fueron las principales instalaciones energéticas (centrales nucleares, plantas de gas y petróleo, almacenes, etc).
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