Ahora la pregunta reside en ¿se podría haber evitado? No hay respuesta correcta para ello, pero lo cierto es que seguramente sí que se podrían haber minimizado los daños si la Ley del Cambio Climático y Transición Energética, que está en fase de borrador y pendiente de aprobación, se hubiese impulsado años atrás y ya se estuviese aplicando. Seguramente así hubiésemos puesto nuestro granito de arena para que muchas pequeñas acciones hubiesen provocado un gran cambio.
El 22 de enero, el Consejo de Ministros aprobó la ‘Emergencia Climática’ y con ella presentó 30 medidas, de las cuales las cinco primeras tienen el objetivo de ser aprobadas durante los primeros 100 días de su legislatura.
Estas 30 medidas hacen referencia, de forma general, a todos los ámbitos que hay que tener en cuenta para poder definir las medidas que se tienen que aplicar para alcanzar los objetivos fijados: ciudadanía, recordando que hay que situarla en el centro; recursos naturales; biodiversidad; sectores económicos sostenibles; servicios e industria; iniciativas comunitarias legislativas y fiscales; identificación de sectores vulnerables, entro otros.
El primer punto que aborda la declaración de emergencia es: “Remitir al Parlamento el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética”. El anteproyecto marca dos hitos, 2030 y 2050, para conseguir el compromiso europeo marcado en el Acuerdo de París de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Para 2030 generar un 70% de electricidad con energías renovables y mejorar la eficiencia energética en al menos un 35%, entre otros aspectos. Y para 2050 alcanzar la neutralidad en carbono.
Este anteproyecto habla de distintos ámbitos en los que hay que actuar, entre ellos:
• Impulso a las energías renovables, donde se establece un objetivo anual de capacidad instalada, que podrá ser revisado y que incluye subastas de renovables de al menos 3.000 megavatios (MW) al año. El mismo documento añade las intenciones de desarrollar nuevos marcos retributivos para la generación renovable.
• Apuesta por una movilidad sostenible para “alcanzar un parque de turismos y vehículos comerciales ligeros sin emisiones directas de CO2 en 2050”.
• Las ciudades deberán tener planes municipales de lucha contra el cambio climático (movilidad, tratamiento de residuos urbanos y recursos contra la pobreza energética).
• Aumento del presupuesto destinado a investigación y desarrollo.
Desde el Clúster de l’Energia Eficient de Catalunya vemos que tanto la declaración de Emergencia Climática como el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética marcan unas directrices de las medidas a aplicar, pero lo que creemos que hace falta, y más teniendo muy presente el fuerte temporal vivido la semana pasada, es pasar a la acción. Necesitamos que todas estas medidas que se aprobaron hace unos días, dejen de ser más que simples documentos de intenciones y se activen y desarrollen para que la ciudadanía, empresas y administración comencemos a actuar ya y de forma colectiva.
De esta manera, queda muy claro que lo que necesitamos es que desde el Gobierno se definan y se empiecen a implementar, de forma inmediata, medidas concretas. Esta es la mejor manera de hacer frente al cambio climático, porque como vimos con las consecuencias del temporal Gloria, esto ya no es un problema del futuro, sino que es un problema del presente y si no actuamos ahora, las próximas generaciones no tendrán opción. El cambio climático es cosa de todos y gran parte de la ciudadanía ya empieza a tenerlo claro, porque el tiempo corre y el planeta no puede seguir esperando.
Esther Izquierdo es presidenta del Clúster de l’Energia Eficient de Catalunya (CEEC).
Víctor
29/01/2020