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El futuro energético de América Latina a 2060 'bailará' al ritmo de samba, tango o rock

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El crecimiento de la demanda de energía en América Latina y el Caribe (ALC) se mantiene en un nivel relativamente alto a comparación del resto del mundo. La demanda de energía primaria creció a una tasa del 3.2% de 2000 a 2014. Se espera que crezca a una tasa más lenta de 1.6–1.9% de 2014 a 2030 y aún más lentamente de 2030 a 2060, a una tasa de 0.8–1.1%. La reducción de la intensidad energética y el menor crecimiento demográfico son los responsables de esta desaceleración.

Estos son algunos de los principales resultados del estudio Escenarios Energéticos para Latinoamérica y el Caribe 2060, elaborado por el Consejo Mundial de la Energía con el apoyo de CAF -banco de desarrollo de América Latina-, Centrais Elétricas Brasileiras S.A (Eletrobras) y la Unidad de Planeación Minero Energética -UPME, que ofrece nuevas herramientas para que los tomadores de decisiones puedan implementar políticas públicas eficientes.

En el estudio se prevé que la demanda de electricidad en ALC aumentará de 2.3–2.7 veces hasta 2060, en línea con los desarrollos mundiales, que ven una creciente electrificación de la sociedad. Hasta 2030, la hidroelectricidad dominará el nuevo crecimiento de la generación de energía, con 40–65% del incremento de la generación. Más allá de 2030, el incremento de la nueva generación estará dominado por el gas natural y la energía eólica, solar y otras.

En el transporte, el uso de biocombustibles crecerá 5–6 veces entre 2014 y 2060, lo que conduce a una diversificación sustancial de la mezcla de combustibles para el transporte. También se espera que la participación de electricidad como combustible de transporte crezca dramáticamente. Sin embargo, se mantiene muy por debajo de la cuota mundial.

Las emisiones acumuladas de carbono en ALC de 2014 a 2060 representarán sólo el 4.7–5.1% de las emisiones acumuladas en el mundo, a pesar de la producción y uso de combustibles fósiles. Es importante resaltar que hoy el sector energético de ALC es el que menos carbono emite en el mundo en desarrollo, debido a una alta participación de la energía hidroeléctrica en la mezcla total de electricidad (54%).

Samba, tango o rock

Tres son los posibles escenarios que se presentan en este estudio a nivel energético en América Latina: el optimista (habrá crecimiento e innovación), el neutro (crecimiento medio y énfasis en la sostenibilidad ambiental) y el pesimista (bajo crecimiento y menor apoyo de instituciones globales).

"Los tres escenarios comparten retos similares, como la diversificación de la matriz energética, la definición de una política energética clara, el trabajo conjunto entre sector público y privado, la innovación tecnológica, la eficiencia energética o la integración regional. Los países deben aunar esfuerzos para resolver estas problemáticas conjuntamente con el intercambio de experiencias",  explicó Mauricio Garrón, director de Análisis y Estrategias de Energía de CAF.

Samba

El escenario más optimista se ha denominado “Samba”. En él la región de ALC es un mundo de alta productividad y altos niveles de innovación, con fuertes fuerzas de mercado. Las tasas anuales de crecimiento económico regional del 3.3% a 2060 permiten altos niveles de inversión en infraestructura y capital humano.

La adopción de nuevas tecnologías en toda la cadena de la energía se acelera y aumenta la presión sobre los proveedores de energía tradicionales. Estas tecnologías abarcan desde tecnologías energéticas inteligentes que permiten una rápida mejora de la eficiencia energética, hasta la conectividad digital y opciones de almacenamiento de energía, y mayores disponibilidades de suministro de energía, lo que supone grandes cambios en el mix de energía primaria hacia energías renovables, biocombustibles y gas natural.

Tango

Este escenario describe una región de ALC conformada por los gobiernos para lograr un crecimiento sostenible del 2.7% al año hasta 2060. Esto está respaldado por un sistema eficaz de gobernanza regional e internacional de amplio alcance, incluyendo políticas colectivas de cambio climático y la integración regional de los sistemas energéticos.

Existe la aparición de una masa crítica de nuevas soluciones para abordar el suministro de energía, la demanda y las tensiones del cambio climático. Las iniciativas primero toman raíz localmente en ciudades o naciones individuales. Estas iniciativas se vinculan progresivamente a medida que los gobiernos de ALC armonizan una diversidad de medidas y aprovechan las oportunidades, lo que da lugar a una mayor integración regional. Como resultado, las medidas eficaces de eficiencia en la demanda se difunden rápidamente al igual que las prácticas de gestión de CO2.

Se aceleran las mejoras en la eficiencia energética y la aparición de soluciones de transporte con bajas emisiones de carbono para las megas ciudades en expansión. El fuerte desarrollo de la infraestructura y la alta cooperación regional apoyan al sector privado en el desarrollo de soluciones de red integradas. Brasil, más específicamente, es capaz de exportar electricidad a sus países vecinos a partir de 2030 y está previsto que potencialmente se beneficie sustancialmente de la integración regional.

Rock

El escenario Rock está formado por un mundo de débil crecimiento económico y un apoyo cada vez menor a las instituciones globales, los países fomentan políticas más autosuficientes. En la región de América Latina y el Caribe hay una respuesta más proteccionista, con un crecimiento regional del 1.4% anual hasta 2060. Los países desarrollan una amplia gama de políticas centradas en su interior con una cooperación regional limitada.

Los combustibles fósiles siguen siendo una importante fuente de energía y los gobiernos y se ven obligados a cambiar su enfoque a la resiliencia y adaptación de la infraestructura a medida que aumenta el número de eventos climáticos extremos. Los gobiernos nacionales, los principales actores de Rock, hacen hincapié en apalancar el suministro, ya que la demanda de energía crece ampliamente en línea con el crecimiento económico.

En toda la región existe una gama relativamente poco coordinada de mandatos e incentivos nacionales para el desarrollo de suministros energéticos autóctonos. Dada la gran variedad de recursos de combustible dentro de los países, existe una diversidad sustancial en los patrones de energía de los países. Esto lleva a un mosaico de estándares locales, flujos de recursos y tecnologías.

A nivel regional, Rock es un mundo de acuerdos bilaterales entre productores de energía y consumidores de energía, con gobiernos nacionales compitiendo entre sí por condiciones favorables de suministro o por el acceso de sus compañías de energía. Las empresas nacionales de energía desempeñan el papel de intermediarios clave.

Gerald Davis, director del Programa de Estudios de Escenarios del Consejo Mundial de la Energía, aseguró que "los escenarios demuestran que la región tiene un gran potencial para beneficiarse económicamente de la integración y cooperación regional, pero estos beneficios a largo plazo se ven frenados por las prioridades políticas y económicas de corto plazo".

Retos

  • En todos los escenarios, los países de ALC deben trabajar para mejorar la resiliencia de sus sistemas energéticos a los fenómenos meteorológicos extremos, al mismo tiempo que mejoran la equidad y la seguridad energética.
  • La diversificación de la matriz energética con fuentes de generación descentralizadas y/o con bajas emisiones de carbono, como la eólica y la solar, será fundamental en este contexto.
  • El rol de los gobiernos y los formuladores de política pública para resolver las incertidumbres críticas es crucial en la región de ALC, aún más que en otros lugares del mundo. Las decisiones adoptadas por los gobiernos sobre cuestiones como las reformas estructurales y la participación del sector privado desempeñarán un papel crucial en la determinación de las fuentes de financiación y de las cantidades totales disponibles para realizar esas inversiones.
  • La cooperación regional requiere la presencia de una fuerte confianza entre los países, el funcionamiento de las estructuras regionales de gobernanza, que cubren una variedad de ámbitos políticos, como la seguridad energética, la descarbonización y la resiliencia de las infraestructuras. El estudio concluye con una cifra reveladora: las necesidades de inversión correspondientes a la generación de electricidad entre 2010 y 2060 oscilan entre US$ 2.0 y 2.5 billones (basado en el tipo de cambio del mercado de 2010).

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