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El futuro energético vasco será multivectorial: electricidad, biometano, hidrógeno y eficiencia

Cuatro de los actores clave del ecosistema energético vasco coincidieron en que la transición energética no puede reducirse únicamente a la electrificación, sino que debe integrar diferentes vectores y soluciones adaptadas a las necesidades de cada sector y consumidor

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La primera mesa del I Foro de Energía Vasco, organizado por El Periódico de la Energía en Bilbao, dejó claro que el futuro energético de Euskadi será multivectorial. Electricidad, gases renovables como el biometano e hidrógeno verde, y la eficiencia energética se presentan como los pilares sobre los que debe asentarse la descarbonización del territorio y la competitividad de su potente industria.

Bajo el lema "Euskadi ante el reto de la transición energética" se reunieron representantes de Iberdrola, Nortegas, Engie y Zelestra, cuatro de los actores clave del ecosistema energético vasco. Todos coincidieron en que la transición energética no puede reducirse únicamente a la electrificación, sino que debe integrar diferentes vectores y soluciones adaptadas a las necesidades de cada sector y consumidor.

Electrificación y soberanía energética

Asís Canales, director global de Recursos y Servicios de Iberdrola, subrayó que la transición energética “ha pasado de ser una necesidad climática a un proceso con impacto económico y geopolítico”. Destacó que la energía eléctrica renovable es hoy “la más barata” y que su desarrollo “democratiza el recurso”, al permitir que territorios sin combustibles fósiles generen su propia energía. Sin embargo, advirtió del reto que enfrenta Euskadi: de los 85.000 GWh de consumo energético anual, solo el 20% es eléctrico y apenas un 6% se produce dentro de la comunidad. “Tenemos un déficit claro de autonomía energética”, alertó, reclamando más inversión en redes eléctricas y renovables locales.

Desde Nortegas, su CEO, Juan Villar, defendió una visión más amplia: “Descarbonizar no es solo electrificar”. En un territorio eminentemente industrial, recordó que el 70% del gas que circula por las redes vascas se destina a procesos industriales y el 40% del consumo energético del sector proviene del gas. “Necesitamos ofrecer alternativas reales como el biometano y el hidrógeno verde”, explicó, insistiendo en que estos gases serán claves para mantener la competitividad de las industrias difíciles de descarbonizar (hard to abate). Nortegas planea desarrollar una plataforma de biometano con una capacidad de 3,5 TWh y una inversión cercana a los mil millones de euros.

Villar también anunció el impulso del primer “valle industrial del hidrógeno” en colaboración con Petronor y el Energy Intelligence Center, que permitirá a las empresas conectarse progresivamente a la red de hidrógeno verde. “Hay que dar opcionalidad a la industria para descarbonizarse a su ritmo”, apuntó.

Innovación, talento y visión global

Mikel Gutiérrez, director de estrategia de Zelestra, reivindicó el carácter innovador y global de Euskadi. Recordó que el territorio “siempre ha mirado al mundo” y que su combinación de talento, tejido industrial y apoyo institucional crea un entorno ideal para atraer inversión internacional. Zelestra aspira a multiplicar por diez su capacidad renovable en los próximos años. “Nuestro sueño es descarbonizar el mundo, no solo los coches”, resumió.

Gutiérrez también destacó la necesidad de invertir en almacenamiento energético: “España necesita baterías. Sin ellas, el sistema no será resiliente”. Señaló que las baterías están bajando de precio un 15% anual y transformarán el panorama energético: “Será raro ver una empresa sin baterías”.

Por su parte, Rosa Urquiza, delegada regional de Engie, defendió un enfoque “holístico y localizado” de la transición energética. Apostó por soluciones descentralizadas, redes de calor y frío alimentadas por biomasa y el aprovechamiento de excedentes térmicos. “La descarbonización es compleja y no vale el café para todos. Hay que combinar molécula verde y electrón, y siempre empezar por la eficiencia”, afirmó. Recordó que el 65% de las emisiones industriales de Euskadi se concentran en sectores como el refino, la metalurgia o el cemento, y que la eficiencia y los planes de descarbonización “llave en mano” son esenciales para mantener la competitividad.

Urquiza también destacó el papel de los Certificados de Ahorro Energético (CAE) y las ayudas públicas, como el PERTE de Descarbonización Industrial, que “aceleran inversiones con retornos más largos y facilitan el salto tecnológico hacia calderas de biomasa, electrificación y biometano”.

Redes y oportunidades

Los ponentes coincidieron en que las redes energéticas —eléctricas y de gas— serán la columna vertebral del nuevo sistema. Iberdrola alertó de la falta de inversión en infraestructuras eléctricas, mientras Nortegas subrayó la solidez y capacidad de crecimiento de sus redes gasistas. Ambas coincidieron en que su complementariedad es clave para garantizar seguridad de suministro y avanzar hacia un sistema descarbonizado.

La conclusión fue unánime: el futuro energético vasco no dependerá de una única tecnología, sino de la combinación inteligente de vectores —electricidad, biometano, hidrógeno y eficiencia— que permita alcanzar los objetivos climáticos sin comprometer la competitividad industrial ni el bienestar ciudadano.

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