El próximo 31 de diciembre de 2019 es la fecha en la que España y los Estados Miembro de la Unión Europea se comprometieron con la Comisión Europea para remitir la Estrategia a Largo Plazo para una Economía Española Moderna, Competitiva y Climáticamente Neutra en 2050, conocida como Estrategia de Descarbonización 2050.
Se trata del documento que ha de perfilar la manera en la que se alcanzaría el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de, al menos, el 90% en 2050 respecto al año de referencia 1990 incrementando las absorciones por sumideros hasta llegar a la neutralidad en emisiones.
Fuentes internas del Gobierno han reconocido a este diario que "no se va a llegar a tiempo". Estas mismas fuentes señalan que la causa es la falta de medios para elaborar en condiciones el documento a tiempo para finales de año, y que probablemente se vayan a febrero o marzo para presentarlo en Bruselas.
Y es que no dan abasto en el Ministerio para la Transición Ecológica. Desde el pasado mes de abril se está trabajando en el documento. Fue el 9 de abril cuando se abrió el plazo de consulta de la Estrategia de Descarbonización 2050, y entre el aluvión de información por un lado, y los trabajos a realizar desde distintos Ministerios por otro lado, no va a dar tiempo a finalizar el documento.
Ya el año pasado España llegó tarde a la presentación en Bruselas del borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2030. Lo hizo el 22 de febrero de este año cuando tenía que hacerlo el 31 de diciembre de 2018. Recibió un pequeño tirón de orejas del comisario Arias Cañete, pero no fue a más. Probablemente porque el documento español del PNIEC 2030 fue el más ambicioso de todos y uno de los más completos.
Ahora, en el Ministerio están trabajando tanto en la Estrategia de Descarbonización como en el documento final del PNIEC que tienen que entregar en Bruselas antes de final de año con las recomendaciones que le propuso la propia Comisión Europea. Un texto, que según el secretario de Estado está prácticamente acabado a falta de unos flecos y que se daría a conocer en pocas semanas.
Las fuentes del Gobierno reconocen que "ha sido una pena que no se haya conseguido formar Gobierno y se encuentre ahora en funciones". El presupuesto es el que es y no da para más y por tanto no se ha podido ampliar ni plantilla ni contratar a nadie para que ayude en la elaboración de la Estrategia para la Descarbonización 2050.
Es posible que ahora el Gobierno tenga que desviar alguna partida presupuestaria hacia el Ministerio para la Transición Ecológica para así afrontar la recta final del documento, tratar de acelerarlo y llegar al menos a los primeros meses de 2020 para entregarlo en Bruselas.
La Estrategia de Descarbonización 2050 es "un ejercicio complejo, amplio y transversal que debe proyectar una senda coherente con los objetivos de descarbonización de la economía a 2050, y con las actuaciones previstas a 2030, que exigirá la movilización de distintas administraciones y actores", afirma el Gobierno en su presentación.
Tanto es así que el documento tiene que abarcar los siguientes elementos:
Objetivos a 2050
En el Borrador de Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 se identifica el objetivo de convertir España en un país climáticamente neutro a medidos de este siglo. Lo anterior requiere reducir las emisiones brutas de gases de efecto invernadero en al menos el 90% en 2050 respecto al año 1990.
Un elemento esencial para hacer realidad ese nivel de descarbonización de la economía es lograr en 2050 una generación eléctrica 100% renovable.
Los sumideros naturales
Otros aspectos clave serán los sumideros naturales: suelos, manejo de la agricultura y gestión de los bosques ya que serán críticos para contribuir a conseguir un balance neto de emisiones a mediados de siglo climáticamente neutro.
La adaptación al cambio climático
Si bien será objeto de una planificación específica, en la Estrategia figurará un amplio capítulo dedicado a los principales retos que España tiene en ese sentido. Existe un consenso generalizado sobre la necesidad de dar respuesta al reto de gestionar los riesgos y reducir la vulnerabilidad frente a los cambios actuales y futuros del clima en España, facilitando la adaptación de nuestro país al cambio climático.
Elementos transversales a largo plazo
La Estrategia va dirigida a lograr “una economía moderna, competitiva y climáticamente neutra en 2050”. Por ello, son importantes los elementos transversales que harán posible esa modernización y competitividad de la economía.
Entre ellos, y por citar solamente los más relevantes, se encuentran los siguientes:
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Economía Circular. Buena parte de la reducción de emisiones en sectores de difícil descarbonización como la industria va a venir de la mano de la reducción de la demanda de materias primas, como consecuencia del alargamiento de la vida útil de los objetos, la reutilización de los mismos, el reciclaje de materiales, etcétera.
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Transición justa. Preocupación especial hacia industrias, comarcas y personas más directamente afectadas por los impactos derivados de los cambios económicos y tecnológicos derivados de la transición energética.
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Cambios de hábitos de comportamiento de las personas. En ámbitos como la movilidad, la alimentación, el consumo, etcétera, van a ocurrir cambios importantes en las próximas décadas.
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Fomento del empleo relacionado con la transición energética. Una de las cuestiones de mayor calado político en esta transformación de la energía en un país como España con un déficit estructural de empleo en cantidad y en calidad es cómo aprovechar el máximo de oportunidades asociadas a esta modernización de la economía.
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Renovación de la formación profesional, la educación superior y los procesos de formación y entrenamiento en la vida adulta, para las cualificaciones especializadas que va a demandar la mencionada transición.
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La conexión con la agenda de la salud de las personas en relación con la contaminación del aire de las ciudades, ambos problemas causados en gran medida por el uso de combustibles fósiles. La preocupación por la afección en la salud de las personas como consecuencia de la contaminación atmosférica derivada del tráfico en las ciudades es cada vez más elevada. Los informes de las instituciones competentes en la materia como la OMS y la Agencia Europea del Medio Ambiente son cada vez más alarmantes.
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La conexión con la transformación de las ciudades y los entornos urbanos. Las ciudades van a conocer un acelerado proceso de cambio en buena medida motivado por la confluencia de los temas de la salud de las personas (contaminación de la calidad del aire), y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
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El papel de las Comunidades Autónomas y las ciudades en el proceso de transformación que perfilará la Estrategia.
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Igualdad de género. En muchos de los ámbitos anteriores (por ejemplo qué ciudades queremos, hábitos de consumo y movilidad, empleo y formación, etcétera) la perspectiva de género es fundamental.
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La plena implicación de las empresas, las organizaciones sociales y de la ciudadanía en general.
En definitiva, es un trabajo de prácticamente todo el equipo de Gobierno, totalmente transversal que se coordina desde el departamento de Teresa Ribera.
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