Ningún comentario El 28 de abril de 2025 España y Portugal vivieron un episodio sin precedentes: un apagón eléctrico que dejó sin suministro a millones de hogares y empresas en cuestión de segundos. Aunque el sistema se recuperó gracias a los ciclos combinados y a la hidráulica —que actuaron como salvavidas aun a costa de pérdidas económicas—, el incidente dejó tras de sí una cascada de investigaciones, informes oficiales y privados, acusaciones cruzadas entre Gobierno, Red Eléctrica de España (REE) y las grandes compañías eléctricas, así como la intervención del Parlamento y de organismos europeos.
Las primeras horas estuvieron marcadas por la incertidumbre. La magnitud del apagón y el contexto de digitalización creciente hicieron que una de las hipótesis iniciales fuera la de un ciberataque. El Gobierno ordenó una investigación que incluyó la participación del CNI y la inspección de la sede de Red Eléctrica, pero muy pronto se descartó que se tratara de una acción externa. Tanto desde Redeia como desde el Ministerio de Transición Ecológica se aseguró que no había rastro alguno de intervención informática, aunque la cautela llevó a mantener abiertas las comprobaciones durante días. La conclusión fue que el fallo se originó dentro del propio sistema eléctrico.
A partir de ese momento, la reacción gubernamental fue inmediata. Se constituyó una comisión técnica para analizar el apagón y, al mismo tiempo, se anunció la puesta en marcha de un nuevo protocolo de protección del sistema, el primero en treinta años. El Ejecutivo quiso dejar claro que aquel episodio no podía repetirse y que era imprescindible modernizar procedimientos, reforzar la coordinación entre agentes y establecer nuevas reglas de seguridad. Asimismo, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, defendía el rigor del comité y desmentía tajantemente que el apagón fuera resultado de un supuesto experimento para batir récords renovables.
Primeros diagnósticos y disputas
El primer gran diagnóstico llegó de la mano del Gobierno. El informe oficial señaló que el apagón fue consecuencia de un fallo multifactorial. Según sus conclusiones, el sistema se vio sometido a una sobretensión que no fue controlada, con oscilaciones de tensión poco amortiguadas, una baja generación síncrona —con escasa aportación nuclear y de ciclos combinados— y desconexiones que en algunos casos se consideraron indebidas. El origen se situó en el suroeste peninsular, entre Granada, Sevilla y Badajoz, donde se concentraron las primeras incidencias que luego se propagaron en cascada al resto de la red. El Ejecutivo responsabilizó tanto a Red Eléctrica, como operador, como a las eléctricas por no haber controlado adecuadamente la situación y anunció además un real decreto “antiapagones” para reforzar la seguridad del sistema.
La respuesta de Red Eléctrica no se hizo esperar. La compañía publicó su propio informe en el que rechazaba de plano haber cometido errores y aseguraba que actuó de acuerdo con los protocolos vigentes. En su versión, el apagón se produjo porque las compañías generadoras no cumplieron correctamente con sus obligaciones, y algunas, además, aportaron información incompleta o de escasa calidad durante la investigación. La operadora defendió que si las centrales hubieran respondido como correspondía el episodio se habría evitado y que el papel de REE fue el de un gestor que, incluso en circunstancias excepcionales, se mantuvo dentro de los márgenes operativos previstos.
Las grandes compañías eléctricas, agrupadas en Aelec, reaccionaron con un contrainforme encargado a expertos independientes. En él insistieron en que la raíz del problema estuvo en la falta de previsión de REE, que no convocó suficiente generación de respaldo en un día especialmente delicado, con un bajo nivel de inercia en el sistema. Según ese análisis, aunque la inercia total del sistema era suficiente, estaba mal repartida territorialmente. En la zona suroeste, donde se inició la perturbación, predominaban renovables como la solar y la eólica, pero había poca aportación nuclear y de ciclos combinados. Esa desigualdad dejó al sistema frágil justo en el lugar donde se originaron las sobretensiones. Las eléctricas insistieron en que no hubo desconexiones indebidas por su parte y acusaron al operador de no haber planificado con el rigor necesario.
La disputa técnica pronto se trasladó al plano político. El Senado constituyó una comisión de investigación que comenzó sus comparecencias a finales de julio, con expertos, directivos y responsables de las compañías eléctricas desfilando por la Cámara Alta. El Congreso aprobó también comisiones similares y la CNMC abrió su propia investigación. El debate político se convirtió en un campo de batalla en el que unos y otros intentaron reforzar sus versiones, mientras algunos expertos convocados advertían del riesgo de opacidad y reclamaban transparencia en la publicación de datos técnicos.
Informe europeo
Mientras tanto, la investigación europea seguía su curso. La investigación que lidera ENTSO-E sobre el apagón del 28 de abril ha ido desbloqueando poco a poco claves fundamentales del suceso. Desde que el organismo europeo constituyó el panel de expertos encargado del análisis, su trabajo se ha estructurado en fases sucesivas de recolección de datos, contrastes metodológicos y ajustes técnicos que ahora convergen hacia una publicación inminente.
Entre los primeros avances fue la creación de una página web dedicada al apagón como ventana pública de transparencia. En ella se recogen los hitos de la investigación: la composición del panel, la cronología preliminar del evento, el proceso de restauración del suministro y la hoja de ruta del análisis posterior. Esa plataforma se ha ido actualizando a medida que el equipo experto avanzaba y disponía de nueva información.
Desde el inicio, ENTSO-E definió que su investigación buscaría esclarecer con precisión cómo se desencadenaron las primeras desconexiones de generación en el sur de España, por qué los planes de defensa del sistema no lograron contener la crisis y en qué medida la interconexión con Francia pudo jugar un papel relevante. Durante su segunda reunión (celebrada el 3 de junio) el panel identificó los pasos siguientes del trabajo: recopilar datos técnicos de los operadores de red, distribuidores y generadores, analizar los fenómenos de oscilación en potencia y frecuencia y comenzar a contrastar hipótesis sobre el origen de los fallos iniciales.
Las sesiones sucesivas del panel avanzaron hasta el punto en que, a mediados de agosto, ENTSO-E anunció que la fase de recolección de datos estaba “prácticamente completa”. Esa conclusión, aunque sujeta a ajustes, marca la transición hacia la redacción del informe fáctico: una versión técnica que documentará cuáles eran las condiciones del sistema eléctrico el día del apagón, qué secuencia de eventos generó el colapso y qué piezas del sistema fallaron o interaccionaron mal.
Uno de los hallazgos con más repercusión ya difundidos es que, tras las primeras desconexiones de generación, la tensión del sistema superó los límites operativos en gran parte de la red española. Ese dato, que ya fue incluido en comunicaciones preliminares, confirma que el sistema entró en una zona de estrés eléctrico. Igualmente, el panel ha invertido esfuerzo en reconstruir dos momentos de oscilación de frecuencia y potencia que habrían tenido lugar media hora antes del apagón. Esos episodios preliminares, entre las 12:03 y las 12:07, y luego entre las 12:16 y las 12:22, fueron analizados como señales adelantadas del desequilibrio.
Otra línea de investigación apuntaba a que una sobretensión —posiblemente inducida por interrupciones de generación en la zona suroeste— desencadenó una cascada de pérdidas de generación que provocó una caída de frecuencia y pérdida del sincronismo con el sistema continental europeo. Esa hipótesis aparece ya como núcleo en los informes preliminares de ENTSO-E.
A comienzos de septiembre, en su sexta reunión, el panel confirmó que estaba en condiciones de finalizar el informe fáctico, una versión técnica destinada a establecer con rigor las condiciones del sistema durante el apagón y la secuencia detallada de los acontecimientos. Esa versión servirá de base al análisis profundo y a las recomendaciones que se incorporarán en el informe final.
Hoy la expectativa es máxima: ENTSO-E presentará finalmente las conclusiones del informe técnico. Será un instante clave para confrontar hipótesis nacionales con una visión europea y, al menos, establecer un marco compartido de hechos verificados. Pero, ¿sabremos de quién o quiénes es la culpa?.
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