Mientras todos los dedos apuntan al coche eléctrico como el símbolo de la movilidad alternativa para un futuro sin emisiones de CO2, otro combustible, tan verde y renovable como el que más, se mantiene en un segundo plano. Pero todo esto podría cambiar en los próximos años.
Y es que la idea de una economía basada en el hidrógeno ha existido desde las crisis petroleras de los años setenta, aunque no ha llegado a materializarse como un combustible de éxito. Sin embargo, de acuerdo con Jan Cihlar de la consultora Ecofys, el hidrógeno podría convertirse en un elemento clave para la transición hacia una economía descarbonizada, porque lo importante es producir electricidad de fuentes renovables. Solo una potencial caída de los costes podría conseguirlo, podría ser una posibilidad para aplicarlo en el transporte y en la industria.
La mayor parte del hidrógeno producido hoy en día se utiliza en las empresas petroquímicas y en la fabricación de fertilizantes. El 99% proviene de la evolución tecnológica del sector de los combustibles fósiles, básicamente por ser un método más económico. Pero en realidad si se quiere utilizar el hidrógeno como combustible 'verde', si no progresa hacia otros campos, no tiene ningún beneficio climático real, ya que en los usos actuales se emite CO2 en el proceso.
Ciertamente la electrólisis del agua para convertirse en hidrógeno es una alternativa a la emisión de gases de efecto invernadero. De hecho, este "hidrógeno verde" podría tener numerosas aplicaciones que van desde la alimentación industrial a los vehículos de pilas de combustible, además del almacenamiento de energía.
La pregunta clave es: ¿Puede ser el hidrógneo competitivo? Como los costes de producción de la electrólisis están relacionados con los precios de la electricidad, a medida que estos caigan gracias a la revolución de las energías renovables, algo que ya está ocurriendo, las puertas al desarrollo del hidrógeno podrían abrirse definitivamente.
Potencial reducción de costes
Se evaluaron diversos escenarios para la evolución del coste de la electrolisis del agua. Los datos sobre los costes de producción a día de hoy son escasos, principalmente porque hasta ahora se han construido muy pocos electrolizadores de gran tamaño. Tomando como referencia el punto en el que está la tecnología a día de hoy, el coste de capital (CAPEX) para un electrolizador de membrana de electrólito polimérico (PEM) típico (de 1MW) es de alrededor de 900 euros/kW. Para sistemas alcalinos grandes es alrededor de 500 euros/kW.
Aunque la tecnología PEM es ahora más cara, posee un potencial de reducción de costes mucho mayor que la alcalina, si se hace a gran escala. El Departamento de Energía de EEUU estima que el coste de capital del electrolizador puede bajar a 250 euros/kW. En este nivel, si se logra una eficiencia óptima del electrolizador (aproximadamente el 75% en aplicaciones de energía a gas), si los precios de la energía renovable continuaran cayendo y si los impuestos sobre el carbono subieran entre 45 y 85 euros/ton, el hidrógeno basado en la electrólisis podría convertirse en un combustible competitivo. Y si asumimos un coste de la electricidad en el mercado mayorista en un rango entre 9-25 €/MWh, el hidrógeno verde podría ser un 45% más barato que el hidrógeno derivado del vapor de gas natural.
¿Y para el transporte? Pues se traduciría en un coste entre 2,5 y 3,12 €/100 km en costes de combustible para el usuario final. Esto se puede ver en el siguiente gráfico:
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