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El lento proceso de desmantelamiento de una central nuclear: Fukushima lleva solo el 10% tras cinco años

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Casi cinco años después del accidente nuclear de la central nipona de Fukushima, el complejo proceso de desmantelamiento de la planta se ha completado "en un 10 por ciento", dijo hoy su máximo responsable, Akira Ono.

La propietaria de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), ha realizado "progresos visibles" en la gestión de las instalaciones nucleares desde que éstas quedaron devastadas por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011, según Ono, que también admitió que hay por delante "riesgos" y "enormes desafíos".

Tras el estallido de aquella crisis atómica que atrajo la atención de todo el planeta, se ha logrado "estabilizar la seguridad de la planta", afirmó su director durante una visita de periodistas a Fukushima Daiichi, ubicada en la costa oriental de Japón.

Ono destacó "hitos" como la retirada a finales de 2014 de todo el combustible nuclear del reactor 4, el que resultó menos afectado por la catástrofe natural, así como el procesado de todo el agua altamente radiactiva que se acumulaba en la planta.

Estos pasos, unidos a otras medidas para controlar las fugas de líquido radiactivo y a los preparativos para desmantelar las siniestradas unidades 1, 2 y 3 de la planta, hacen que Ono se muestre "medianamente satisfecho" por lo logrado hasta este punto.

Pero TEPCO afronta ahora la etapa más difícil de la lucha para dejar atrás el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986: la retirada de las barras de combustible gastado y fundido de los tres citados reactores, algo que hasta la fecha nunca se ha llevado a cabo en estas condiciones.

"No tenemos un conocimiento preciso del estado de las vasijas de los reactores, así que estamos ante un reto sin precedentes", admitió Ono, quien añadió que TEPCO "trata de idear soluciones", unas que sean posibles hoy en día y otras que quizá resulten viables técnicamente en un futuro.

TEPCO confía en los avances de la robótica para las tareas más delicadas, ante la imposibilidad de que las desempeñen trabajadores humanos debido a los niveles mortales de radiación dentro de las vasijas de los reactores.

El desmantelamiento de la central se alargará "entre 30 y 40 años", según el director de la planta

Autómatas manejados por control remoto y equipados con videocámaras ya se han introducido en la vasija primaria de contención del reactor 1 para analizar las condiciones ambientales y de radiación, y para localizar el combustible nuclear fundido.

TEPCO, varias empresas tecnológicas niponas y centros estatales trabajan actualmente en otros prototipos de robots especialmente diseñados para una misión similar en los reactores 2 y 3, explicó el director de la planta.

Si el proceso avanza dentro de lo previsto, hacia 2017 se comenzaría la retirada de combustible de los tres reactores, una tarea acompañada de otras medidas de seguridad como la instalación de cubiertas protectoras para evitar que se dispersen materiales radiactivos.

Aguas radiactivas

Asimismo, TEPCO afronta otro problema de carácter más urgente: la acumulación de agua radiactiva en la planta, contaminada con isótopos nucleares tras emplearse para refrigerar los reactores o después de filtrarse desde los acuíferos subterráneos hasta las instalaciones atómicas.

La compañía acaba de concluir la construcción de un muro de hielo subterráneo destinado a ser parte de la solución, mientras estudia qué hacer con los 750.000 tanques instalados en la planta para almacenar millones de toneladas agua contaminada, y cuya cantidad aumenta diariamente.

El coste total del proceso de desmantelamiento se estima entre 1 y 2 billones de yenes (entre 7.700 y 15.400 millones de euros), que irán a parar principalmente a la investigación y desarrollo de la tecnología necesaria, según detalló el portavoz de la empresa, Yuichi Okamura.

A ello hay que añadir 5,8 billones de yenes (44.800 millones de euros) abonados hasta ahora en compensaciones a la población que fue evacuada a raíz la catástrofe, así como las "decenas de billones de yenes" que ha costado al Estado sustituir el uso de energía nuclear por combustibles fósiles, añadió el portavoz.

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