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El 'marrón' que se ha quitado Abengoa en EEUU: una planta termosolar de 2.000 millones que contamina y no es eficiente

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La Solana Generating Station ha sido durante muchos años la planta termosolar estrella de Abengoa en EEUU, concretamente en Gila Bend, Arizona, a unos 110 kilómetros al suroeste de Phoenix. Finalizó su construcción en 2013 y se convirtió en la mayor planta cilindroparabólica del mundo y la primera planta solar con almacenamiento de energía térmica en sal fundida. Pero ahora, no solo se ha fundido su sal, también sus perspectivas de rentabilidad. Y es que además de sus múltiples defectos, es muy contaminante.

Desde sus inicios ha tenido muchos fallos que provocan la fuga de nubes de vapor tóxico muy contaminante. Los estadounidenses no entienden muy bien cómo es posible que esta central de 2.000 millones de dólares, construida por la española Abengoa pero con la aportación de los contribuyentes estadounidenses tenga tantos problemas. La instalación funciona utilizando sus 900.000 espejos para enfocar la luz solar en tuberías que contienen "fluido de transferencia de calor" (HTF), un fango tóxico que se calienta por la energía del sol antes de ser bombeado a dos turbinas de vapor que suman 140 MW.

El problema casi siempre es el mismo. Uno de los tubos de alimentación se agrieta hasta abrirse unas dos pulgadas en sus puntos de soldadura y estalla, rociando y derramando casi 4.000 litros de HTF fundido sobre el medio ambiente. La mayoría acaba en la zona de contención de cemento pero siempre algo se extiende por el suelo. Por ejemplo, en agosto pasado se estimó que se habían liberado grandes cantidades de este material.

En esta ocasión, la mayor parte de la liberación se realizó en forma fluida, pero se estima que casi la mitad se evaporó en el aire. Alrededor de una cuarta parte de las emisiones fueron de bifenilo, una sustancia química que a veces se usa como conservante de alimentos y que es peligroso respirar. Nadie resultó herido.

Este incidente de agosto fue solo el último problema de este tipo en la planta, que tuvo su primer año completo de operaciones en 2014. Sus incidentes continuos de contaminación del aire complican claramente la idea de "energía limpia". Pero el desafío más grande es el débil desempeño que amenaza la viabilidad financiera de Solana.

Como informa Phoenix New Times desde finales de 2014, la planta genera habitualmente menos del 75% de la electricidad que supuestamente es capaz de generar, aunque la planta consigue beneficios, incluso como un bajo rendimiento.

Abengoa proyectó que según su nivel máximo de producción teórico, Solana podría bombear la misma cantidad de electricidad utilizada cada año por 71.000 hogares, pero sin el almacenamiento adicional de la batería, Solana no podría satisfacer la demanda real de electricidad de un solo hogar promedio de Arizona (aproximadamente 14 megavatios/hora), ya que proporciona energía solo durante unas horas del día. Pero según la compañía eléctrica de Arizona APS, ayuda a compensar parte de su carga de energía durante la noche.

La central forma parte de los activos de Atlantica Yield, que desde el pasado mes de noviembre ya no es propiedad de Abengoa. Solana venderá su energía a APS durante 30 años. La eléctrica estimó en 2013 que, en promedio, cada cliente pagaría alrededor de un dólar extra al mes por la generación de Solana.

Ese extra podría tener su sentido para los clientes de APS porque una fracción de sus kilovatios/hora se genera con energía solar limpia. Pero es que no siempre es tan limpio. Solana tiene un problema de contaminación del aire importante. En 2016, el condado sancionó a la planta con una multa de un millón y medio de dólares, la más grande que jamás se haya impuesto. Las fugas HTF fueron los culpables también entonces.

De hecho, la emisión de HTF en la planta era el doble de los compuestos orgánicos volátiles que una planta de gas natural del mismo tamaño.

En 2017, la planta informó de otras tres fugas más de HTF. No se multó a Solana en estas ocasiones porque los operadores de la planta seguían las reglas cuando fallaron los equipos.

Los registros de Solana están acostumbrados a contener derrames de HTF, según los registros.

Pero es que también hay otros fallos. En el verano de 2016, una invasión de microbios impulsada por los vientos dejó a Solana fuera de servicio durante semanas y en julio de 2017, se sucedieron dos incendios en los transformadores que redujeron la producción de la planta a más de la mitad.

De seguir así, su salud financiera está en juego. Abengoa se ha visto obligada a realizar pagos adicionales por la considerable deuda de Solana.Entre 2017 y 2018, la compañía española ha pagado 120 millones de dólares adicionales para compensar la menor producción de electricidad esperada de la planta. Y en este mes de diciembre, Abengoa debería pagar 13 millones adicionales por año durante los próximos 10 años. Aunque ahora Atlantica Yield anuncia a los inversores que no puede garantizar que Abengoa cumpla con esa obligación.

Los gestores de la planta han asegurado que solo son unos problemas iniciales pero que se arreglarán y la planta funcionará en los próximos años a pleno rendimiento... Lo que no han asegurado es que vayan a solucionar su gravísimo problema de contaminación del aire.

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Un comentario

  • Vaya vaya

    06/12/2018

    Hay que mejorar ese Google translate

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