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El MIT dice que un segundo uso de las baterías para el coche eléctrico sería rentable para el almacenamiento estacionario a escala de red

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El mercado del vehículo eléctrico tiene muchas más opciones que el de rodar por una carretera. Según una nueva investigación del MIT, es posible reutilizar sus baterías para almacenamiento de energía a escala de red y que ese proceso sea rentable para todas las partes.

Hay dos cosas para las que se pueden usar estas baterías agotadas. Por un lado, se pueden desmontar para que sus materias primas se puedan reutilizar en hacer nuevas celdas de batería, o se pueden destinar para el almacenamiento a escala de red. Las baterías más antiguas aún pueden almacenar mucha energía, pero no pueden entregar suficiente energía para una aceleración rápida.

Sin embargo esa rentabilidad solo es posible cuando se cumplan algunos supuestos básicos. Primero, las baterías deben tener un mínimo del 80% de capacidad restante. Utilizando un hipotético parque solar de 2,5 MW, los investigadores descubrieron que utilizar una batería nueva de almacenamiento de ion litio costaría más que usar baterías de vehículo eléctrico reutilizadas, siempre que las baterías usadas cuesten un 60% o menos de su valor original, según publica Cleantechnica.

Las normativas de cada país pueden desempeñar un papel crucial en los cálculos de valor. En algunos se permite que el precio de los sistemas de almacenamiento se incluya en el coste total de un nuevo proyecto renovable en el concurso de una subasta con fijación de tarifas, mientras que otros no. "En EEUU, en muchos estados realmente están empezando a ver el beneficio que puede proporcionar el almacenamiento", dice Ian Mathews, uno de los participantes en el estudio, “y esto solo muestra que debería aparecer en esas regulaciones para que de alguna manera se fomente las baterías de segunda vida. Eso podría ser favorable para ellos".

También reconoce Matthews que hay todavía muchos problemas a nivel técnico, "¿cómo se revisan las baterías cuando se las extrae del automóvil para asegurarse de que sean lo suficientemente buenas como para reutilizarlas? ¿Cómo integrar las baterías de diferentes automóviles y que se pueda controlar si funcionan bien juntas y que no habrá una batería mucho más pobre que las otras y, por tanto, disminuya el rendimiento del sistema?".

El estudio también ha examinado cómo obtener el máximo beneficio de las baterías usadas. "He hablado con usuarios de vehículos eléctricos que me han dicho que lo mejor que pueden hacer es utilizar al máximo su batería y así rentabilizar ese coste, pero no tiene sentido", dice el investigador. En cambio, maximizar la vida útil de la batería proporciona los mejores rendimientos económicos. Los investigadores examinaron escenarios en los que las baterías tenían una segunda vida como almacenamiento estacionario hasta que solo les quedaba el 60% de su capacidad original y descubrieron que se podría esperar que duren 10 años o más en tal uso.

Matthews dice que predecir la longevidad de la batería es un tema aún por investigar, “porque la batería típica tiene múltiples vías de degradación. Intentar descubrir qué sucede cuando te mueves a esta fase de degradación más rápida, es un área activa de investigación. Por lo tanto, es posible que realmente adapte sus algoritmos de control durante la vida útil del proyecto, para realmente llevarlo lo más lejos posible. Creemos que esta podría ser una gran aplicación para los métodos de aprendizaje automático, tratando de descubrir el tipo de métodos inteligentes y análisis predictivos que ajustan esas políticas de control durante la vida del proyecto".

De hecho, algunas compañías de vehículos eléctricos ya están diseñando sus paquetes de baterías específicamente para hacer que esta reutilización al final de su vida útil sea lo más fácil posible. Rivian, fundada por un ex alumno del MIT, es una compañía que lo está haciendo.

En definitiva, la economía de las baterías de segundo uso es sólida, pero para que la idea tenga futuro, muchas personas en muchos campos diferentes deben comenzar a hablar entre sí. "Hay muchas partes interesadas que deberían involucrarse en esto. por ejemplo, el fabricante de vehículos eléctricos, el de baterías de iones de litio, el desarrollador de proyectos solares, o los profesionales de electrónica de potencia", concluye.

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