El mercado eléctrico en España ha experimentado un incremento del 146% en el precio medio anual de la luz desde 2010, según un informe elaborado por Papernest. Esta subida ha estado impulsada por múltiples factores, entre ellos la crisis energética global, la volatilidad del gas natural, la transición hacia energías renovables y cambios regulatorios que han afectado el mercado.
El informe señala que en 2010 el precio medio anual de la electricidad era de 45,83 euros por megavatio hora (€/MWh), mientras que en 2025 alcanza los 112,1 €/MWh. A lo largo de estos 15 años, el mercado ha atravesado tres fases diferenciadas. En el periodo comprendido entre 2010 y 2015, los precios se mantuvieron relativamente estables, con valores que oscilaron entre 45,83 y 64,37 €/MWh. La estabilidad se debió a que la producción energética dependía mayoritariamente de fuentes convencionales como la energía nuclear, hidráulica y térmica, lo que garantizaba un suministro seguro. Además, la regulación de tarifas y las reformas introducidas por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) contribuyeron a mantener el equilibrio en los costos. La crisis económica de 2008 también influyó, ya que la caída de la demanda eléctrica ayudó a contener los precios.
Mayor integración renovable
A partir de 2016, la volatilidad comenzó a ser más notable. La mayor integración de energías renovables, especialmente eólica y solar, contribuyó a la reducción de los costos en ciertos períodos, pero la falta de almacenamiento eficiente y la intermitencia de estas fuentes hicieron que los precios fueran menos predecibles. En paralelo, la creciente dependencia del gas natural comenzó a generar incertidumbre, ya que su precio era cada vez más inestable. En 2020, la pandemia del COVID-19 provocó una caída drástica en la demanda, lo que llevó a precios excepcionalmente bajos. No obstante, la reactivación económica en 2021 generó un repunte abrupto, impulsado por el encarecimiento del gas y el aumento de la demanda global de energía.
Entre 2021 y 2025, la crisis energética alcanzó niveles sin precedentes. La guerra en Ucrania en 2022 agravó la situación al reducir el suministro de gas ruso a Europa, lo que disparó el precio del gas y, por ende, el de la electricidad. En ese año, el precio medio de la luz en España alcanzó su máximo histórico con 204,3 €/MWh. Para mitigar el impacto, España y la Unión Europea implementaron medidas como la "excepción ibérica", que ayudó a contener los precios en la segunda mitad de 2022. A pesar de la relativa estabilización en 2023, los precios siguen estando por encima de los niveles previos a la crisis.
Impacto
El aumento del precio de la electricidad ha tenido un impacto significativo en los hogares y en el tejido empresarial español. Muchas familias han optado por mejorar la eficiencia energética de sus viviendas e instalar paneles solares para reducir su factura eléctrica. En el ámbito industrial, sectores como la siderurgia y la manufactura han adoptado estrategias de electrificación de procesos y optimización del consumo para mitigar el impacto del alza en los costos. Empresas energéticas como Iberdrola, Endesa y Naturgy han apostado por acelerar el desarrollo de infraestructuras renovables y han impulsado contratos de compra de energía a largo plazo (PPAs), que les permiten ofrecer tarifas más estables a sus clientes.
El sector tecnológico también ha reaccionado ante la crisis energética. Compañías como Google, Amazon y Microsoft han cerrado acuerdos con proveedores de energía limpia para garantizar la estabilidad en los precios de la electricidad utilizada en sus centros de datos en España. Mientras tanto, el gobierno ha promovido incentivos y subvenciones para fomentar el autoconsumo y la eficiencia energética en hogares y pequeñas empresas.
Retos y oportunidades
El futuro del sector eléctrico en España sigue presentando retos considerables. La expansión de energías renovables es una prioridad, y tanto la energía solar como la eólica seguirán creciendo en capacidad instalada. Sin embargo, el desafío radica en mejorar la infraestructura de almacenamiento energético para gestionar la intermitencia de estas fuentes y evitar fluctuaciones en los precios. En este sentido, el desarrollo de baterías de alta capacidad y proyectos de hidrógeno verde, como el Corredor del Hidrógeno Verde impulsado en España, se perfilan como soluciones clave.
Otro aspecto fundamental es la modernización de la red eléctrica. La creciente electrificación de la demanda, con la proliferación del vehículo eléctrico y el uso de bombas de calor en sistemas de calefacción, exigirá una infraestructura de red más eficiente y robusta. A su vez, en el plano regulatorio, se espera que la reforma del mercado eléctrico europeo permita desvincular el precio de la electricidad del gas natural, lo que podría contribuir a una mayor estabilidad de precios para los consumidores finales.
DAVID
11/03/2025