El precio de los carburantes ha tocado nuevos máximos anuales, tras repuntar hasta un 0,74% esta semana, y es ya hasta un 23% más caro que hace un año.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina ha registrado su segunda alza consecutiva, tras el ligero respiro que dio hace dos semanas, y se ha encarecido un 0,51%, para alcanzar los 1,358 euros, su nivel más alto desde mayo de 2019, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea recogidos por Europa Press.
Por su parte, el precio del gasóleo encadena esta semana su octavo repunte (+0,74%), para tocar los 1,221 euros el litro, su nivel más alto desde febrero del año pasado.
Antes de Semana Santa ambos carburantes ya recuperaron niveles preCovid, después de acumular desde noviembre un repunte de casi el 16% en la gasolina y de más del 17% para el gasóleo.
UN 13% MÁS CARO EN LO QUE VA DE AÑO
En lo que va de año, el precio medio del litro de gasolina acumula ya un encarecimiento del 13,2%, mientras que el del gasóleo remonta más de un 12,5%.
Con respecto a los precios de hace un año, que estaban marcados por la importante caída registrada especialmente a partir de marzo por la pandemia del Covid-19, el litro de gasolina es hoy un 23% más caro, mientras que el de gasóleo es un 21% superior.
Este incremento en los precios de los carburantes en los últimos meses ha venido de la mano de la recuperación en el precio del petróleo en los últimos meses.
El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves a 72,2 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a unos 69,9 dólares, ligeramente por encima de los precios de hace una semana.
No obstante, la gasolina sigue estando más barata en España respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,483 euros y 1,534 euros, respectivamente, al mismo tiempo que el litro de gasóleo cuesta de media 1,327 euros en la UE y 1,349 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.
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