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Javier Esteban, presidente de GasINDUSTRIAL

Arranca el curso para todos los industriales con una preocupación importante: la rampante subida de los precios de la energía. Especialmente para los asociados de GasINDUSTRIAL, el alza del gas supone una pesada carga adicional a los elevados precios que ya se venían pagando.

El precio en MIBGAS en agosto se acercó a los 29€/MWh, mientras que en esa fecha de 2017 apenas llegaba a los 17€/MWh. ¡En un año, una subida de un 70%! Y para empeorar la situación, los diferenciales de precio con los mercados organizados europeos también se han incrementado.

A los elevados costes energéticos se une la escalada en precios de los derechos de CO~2~multiplicados por seis en lo que va de año, que afectan a la competitividad de las industrias en un momento especialmente delicado, cuando nuestra balanza comercial se está erosionando.

Históricamente, el gas natural inició el siglo con precios muy bajos que enseguida comenzaron a subir sin pausa hasta la crisis económica mundial iniciada el verano de 2008, para durante el último trimestre de ese año sufrir una caída vertiginosa que los llevó casi al mismo nivel que estaban al inicio del periodo. Después se recuperaron en 2010 y se mantuvieron con oscilaciones los siguientes años.

Cuando GasINDUSTRIAL inicia su andadura, hace tres años, los costes del término energía de gas natural, o de la molécula, se encontraban en mínimos de la década y los expertos auguraban más de un lustro de bonanza de precios dando por hecho que no subirían hasta bien entrada la década próxima. La bonanza, decían, se mantendría por la entrada en operación de nuevos yacimientos en diversas partes del mundo y sobre todo por el crecimiento imparable del gas de “fracking” en Estados Unidos, que provocaría importantes excedentes que se exportarían tras haber sido transformados en gas natural licuado en numerosas plantas, algunas de las cuales ya se estaban construyendo en las costas de ese país.

Pero, como estamos viendo, la realidad es tozuda y una vez más los hechos no concuerdan con las previsiones. ¿Por qué ha tenido lugar esa divergencia tan negativa para los consumidores y, en particular, para los españoles?

Las causas de este brusco cambio de tendencia hay que buscarlas en los siguientes hechos:

  • En primer lugar, se mantiene todavía una importante vinculación del precio del gas al del petróleo, que se ha duplicado en dos años, impulsado por el crecimiento de la demanda, la reducción de producción en algunos países exportadores tradicionales y la subida del riesgo político en otros.
  • Además, está el incremento acelerado de la demanda de gas natural en los gigantes asiáticos, China e India, en su lucha para desplazar el consumo de carbón.
  • También, resulta significativo el incremento de consumo de gas en la mayor parte de los países de Oriente Medio y, pese a que algunos de ellos sean productores, sus exportaciones se han visto reducidas sustancialmente.
  • En Europa nos encontramos con el acelerado declinar de la producción propia, lo que supone un aumento significativo de las importaciones.
  • Por último, la oferta mundial de gas no ha crecido al ritmo esperado, en particular las exportaciones de las plantas de licuefacción de Estados Unidos.

La consecuencia es que la reducción de las diferencias de precios entre los tres grandes mercados regionales mundiales -Estados Unidos, Europa y Asia-­, se ha demorado, lo que ha contribuido a tensar los precios. En agosto, la tendencia alcista en esos mercados internacionales se ha mantenido en progresión creciente: los mercados más caros han visto incrementados sus precios en un porcentaje mayor, tal y como indica la tabla:

Cabría preguntarse cómo pueden existir diferencias tan importantes de precio en Estados Unidos y en Europa y Asia. La razón más relevante es que Estados Unidos, desde hace unos años, tiene un creciente exceso de producción de gas, y Europa y Asia un déficit creciente a cubrir con importaciones. Un hecho fundamental es que para poner el gas americano en los mercados europeos y asiáticos se debe licuar y luego transportar en metaneros.

El coste de la cadena licuefacción, transporte y regasificación para los contratos existentes supone entre 9 y 14 €/MWh. De ahí que el coste del gas americano, a los precios actuales del Henry Hub, puesto en mercado europeo se sitúe entre 17 y 20 €/MWh. Y en los mercados del Lejano Oriente, al tener sus empresas contratos más tardíos y más caros así como mayores fletes, alcanza entre 20 y 25 €/MWh. Por eso ni los productores americanos ni las empresas gasistas detentadoras de los contratos para exportación, están interesadas en que los diferenciales de precio entre las tres regiones se reduzcan, ya que o no venderían o lo harían con pérdidas.

De lo anterior se concluye que los mercados internacionales de gas han sido históricamente volátiles y  lo más probable es que continúen siéndolo. A los períodos de calma le suceden los de alzas continuadas, en ocasiones más dilatados en el tiempo. Los remedios para atenuar esos picos, ya que eliminarlos hoy por hoy no parece viable, se encuentran en:

  • Un abastecimiento diversificado por gasoducto y GNL transportado en metaneros.
  • La tendencia al incremento más acelerado del GNL, que facilita el desarrollo de mercados (hubs) donde los precios no los marcan factores exógenos como el petróleo sino la oferta y la demanda real de gas.
  • La existencia de un mercado de futuros -a cuanto mayor plazo, mejor- que contribuye a amortiguar las variaciones bruscas de precios y permite una mejor planificación de las compras (como sucede en Estados Unidos con el Henry Hub).

España no puede modificar las condiciones del entorno exterior, pero sí aspirar a que los precios que los industriales pagamos por el gas sean análogos a los de nuestros competidores europeos.  GasINDUSTRIAL pondrá todos los medios para conseguir ese objetivo.

Y para alcanzar esos precios competitivos precisamos que:

  • Las conexiones con la red de gasoductos europeos sea suficiente y elimine los cuellos de botella que llegan a causar diferencias con el hub norte francés de 10 €/MWh.
  • No haya acaparamiento de la capacidad de transporte y que los peajes para traer gas por tubería no sean –como ahora- mucho mayores que los de nuestros vecinos europeos.
  • Se eliminen las barreras a la entrada de cargas de metaneros que puedan ser competitivas, incrementándose el número de entrantes de gas en nuestro sistema.
  • La reducción de los peajes interiores de regasificación, almacenamiento, transporte y distribución llevándolos a niveles parejos con los de nuestros competidores europeos.
  • El mercado organizado tenga liquidez suficiente, se negocie gas con un plazo de hasta dos años, y en el mercado financiero a plazos incluso mayores, para lo que será preciso una reducción de costes y una tramitación administrativa sencilla y eficiente.
  • Hacer viable la figura garantizada por la Ley del “Consumidor Directo en Mercado”, que permita a los consumidores industriales hacer sus compras y ventas en MIBGAS.
  • Reducción de las cargas fiscales y no aparición de otras nuevas.

Por su parte, es seguro que los industriales mantendrán su participación activa en la descarbonización de la energía, optimizando sus procesos industriales de manera eficiente y respetuosa con el medioambiente.

El tema es vital para la industria, por ello GasINDUSTRIAL celebrará en exclusiva para asociados, el 9 de octubre, un webinar que tratará en profundidad todas estas cuestiones asociadas a los precios del gas natural. Sin duda, será del máximo interés para los asociados a los que animo a participar.

Javier Esteban, presidente de GasINDUSTRIAL

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Un comentario

  • Fukushima4ever

    19/09/2018

    El precio del gas y su vinculación al petróleo, el inadecuado dimensionamiento de las infraestructuras, así como la especulación de algunos de los actores que intervienen en su distribución y almacenamiento, convierten al gas en una alternativa que no es predecible y que económicamente tiene muchas desventajas, y todo ello al margen de que contribuye en gran medida al cambio climático tanto por las emisiones de CO2 como por las pérdidas de metano.. De lo que se ha acusado a la energía solar o eólica, de su impredicibilidad, se le puede acusar a los combustibles fósiles con muchos más motivos entre los que se encuentran los motivos expuestos en este artículo como la especulación, las predicciones optimistas y hasta los conflictos geoestratégicos y políticos que pueden derivar hasta en conflictos armados, y de nuevo, todo ello al margen de que contribuye al cambio climático. Nos encontramos pues ante una fuente de energía que podríamos también calificar como a la nuclear de sucia (emite CO2 y CH4), cara (lo dice este artículo) y peligrosa (alimenta conflictos geopolíticos). No sería razonable no poner tantos esfuerzos en este combustible fósil y ponerlos en algo con un poco más de futuro?

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