Cerca de una docena de mercados emergentes de energía solar fotovoltaica obtendrán cientos de millones de dinero para el desarrollo, bajo un esquema administrado por organizaciones holandesas y sudafricanas.
El programa Climate Investor One cerró la financiación de 850 millones de dólares para renovables en África, Asia y América Latina, muy por delante de su objetivo inicial de 530 millones.
El capital fomentará 1.7GW de proyectos de energía limpia en al menos Burundi, Camerún, Uganda, Kenia, Malawi, Mongolia, Madagascar, Djibouti, Marruecos, Nigeria e Indonesia.
El programa, según los documentos resumidos, apuntará a proyectos de 25-75MW de energía fotovoltaica (alrededor del 40% de la cartera), eólica (40%) e hidroeléctrica de pasada (20%). También se pueden considerar biomasa, geotermia y otras.
Climate Investor One seguirá el enfoque de financiación mixta, brindando proyectos con préstamos en etapa inicial pero también con capital que cubre hasta el 75% de los costos de construcción y refinanciamiento de seguimiento.
El programa ya se ha comprometido con varios proyectos. Cleantech Solar , el especialista en tejados de C&I de Asia, propiedad de Shell, con una cartera de 116MW, ya ha recibido capital para construir sistemas fotovoltaicos.
El plan será gestionado por Coöperatief Climate Fund Managers, una empresa conjunta entre la institución holandesa de desarrollo FMO y el desarrollador sudafricano Sanlam InfraWorks.
El Fondo Verde para el Clima de las Naciones Unidas (GCF, por sus siglas en inglés) sigue siendo un respaldo importante para la iniciativa, ya que le ha otorgado una subvención de 100 millones de dólares.
De acuerdo con el GCF, los 11 países objetivo iniciales se destacaron por sus principales déficits de energía y la excesiva dependencia de los combustibles fósiles, junto con la falta de fondos iniciales para las energías renovables.
La financiación para el desarrollo se considera un habilitador clave de la energía solar fotovoltaica en los mercados emergentes, donde la adquisición de tierras, la corrupción y los impactos sociales pueden obstaculizar los juegos de infraestructura verde.