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Donald Trump ganó las elecciones en EEUU gracias a su lema 'America first'. Un arrebato de proteccionismo e impulso de la industria norteamericana ante la pérdida de competitividad de las empresas estadounidenses. Y parece que le está funcionando. En Alemania, la canciller Angela Merkel tiene en la industria del autómovil, tecnológica y del carbón a sus grandes aliados. No tiran piedras contra su propio tejado. Es más hacen lo posible para que sean líderes en sus respectivos sectores a base de ser competitivos.

Esta semana pasada hemos conocido un hecho insólito. El Gobierno, en un intento, dicen, de atraer inversores a España, facilita a los bancos de inversión una información que al final ha conseguido el efecto contrario. Debilitar a las compañías eléctricas y al mercado de renovables en el peor momento posible. Luego lo explico.

El caso es que Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión más importantes del mundo, y por qué no decirlo, que nos llevó a todos a la ruina con la crisis financiera de 2008, hizo público un informe devastador contra las eléctricas en las que aseguraba que el Gobierno le había dicho que la retribución a la distribución y el transporte, así como a la generación de renovables, iba a verse mermada en la próxima revisión de finales de 2019 para el periodo 2020-2025.

Unos recortes fuertes, de hasta el 40% a la distribución y de un 30% a las renovables. Toma ya. Lo único que se me ocurre, es que si el Gobierno tiene que hacer más recortes es que su reforma de 2013 se hizo mal. Penosamente mal y que nos va a salir mucho más cara de lo previsto.

La verdad es que no sé por qué se monta tanto revuelo cuando estas informaciones ya se conocían desde el pasado mes de junio. Cosas de los mercados. Y que claro es Goldman Sachs, y no un periódico de turno al que no se le presta la atención.

Todo el mundo ya sabía que el Gobierno iba a hacer más recortes para 2020, siempre y cuando se mantenga en el Ejecutivo. Pero de eso, a reunirse con los bancos de inversión para tirar piedras contra su propia industria no es normal. O a mí no me lo parece. Imagínense a Merkel diciendo a los bancos de la City que va a meter un rejón a la industria automovilística que los va a dejar temblando. A que no lo ven. Pues eso.

A Nadal le ha salido el tiro por la culata. Si lo que pretendía era atraer inversores, lo que ha conseguido es enfadar a los accionistas de las compañías eléctricas. Entre ellos, estados como Italia o Qatar, o grandes empresas españolas como Caixabank o Repsol. Ah, y también contra el propio Estado español, propietario de Red Eléctrica, a través de la SEPI. Por no hablar de los millones de pequeños accionistas que tienen parte de sus ahorros en estas compañías.

¿O es que la jugada del Ministerio de Energía era otra? ¿Realmente el Gobierno quería hacer daño a las eléctricas y a las renovables? Si es así, ¿por qué? Seguramente si le preguntan a Nadal por ello diría que no. Pero las eléctricas no son del gusto del ministro. Y no digamos las renovables. Es una cosa de hace ya muchos años, pero que ahora como ministro del ramo está casi al orden del día.

A Nadal no le gusta que Enel esté detrás de Endesa. Lo ve como una ofensa. Incluso ha llegado a acusarla de perjudicar a los españoles para su beneficio propio que diría Rajoy. Tampoco le ha gustado que la Justicia le dé la razón a las compañías un día sí y otro también. Por ejemplo, con el bono social, los márgenes del PVPC u otros recursos que han interpuesto ante el Supremo. O las demandas en el Ciadi por el recorte a las renovables. Se desmonta el chiringuito de la reforma, y eso no gusta. Y todavía queda lo peor que está en el TJUE, los impuestos eléctricos.

Dicen los más sabios del lugar que si quieres encontrar la causa de algo, encontrarás la respuesta en el efecto que consigue. Vayamos al resultado. Lo primero de todo. Las eléctricas pierden valor en bolsa muy significativo. Las debilita en un momento crucial. Europa, y el mundo entero, está viviendo una transformación del modelo energético. La transición acaba de comenzar pero en los próximos años irá a más. Las eléctricas ya no serán lo que han sido hasta ahora. Lo saben, pero si quieres sobrevivir, necesitas ser fuerte.

Los analistas auguran una transformación ya no solo del modelo energético sino también de sus actores. Se prevén movimientos en el mercado. El dinero chino tiene ganas de pescar en río revuelto. Las empresas energéticas comienzan a moverse para no quedarse atrás. Suenan campanas de fusiones y adquisiciones por doquier, como en los mejores tiempos. Y va el Gobierno y debilita a las compañías españolas. Ver para creer.

Que si GNF se quiere unir a EDP, que si Iberdrola se quiere reforzar con Innogy, que si Enel necesita más cash y podría deshacerse de Endesa. Se llevan oyendo operaciones desde hace bastantes meses. Y ya se sabe que cuando el río suena.

Si el ejemplo se lleva a las renovables, tres cuartos de lo mismo. Acabas de licitar 8.000 MW y le dices a los inversores internacionales que aquí ya no se va a hacer nada más a no ser que haya más interconexiones. Menuda manera de atraer dinero.

Se mire por dónde se mire, ha sido un tiro por la culata del Gobierno con su charla con los bancos de inversión. ¿No es mejor decir a los inversores que de verdad vas a cambiar y a iniciar una política energética basada en la seguridad jurídica? Lo mejor, según el Gobierno, es decirles que vas a reforzar tu reforma de 2013, que vas con ella hasta la tumba y que da igual si luego se pierde todo en los tribunales. El caso es que Nadal y compañía creen que tienen la razón. ¿Y si luego la pierden y no tienen tanta razón? ¿De qué ha servido hacer la reforma? Ya les digo, de casi nada.

Ahora trata de recular el Gobierno diciendo que no es para tanto, que hay que esperar a dentro de dos años para ver qué sucede con las retribuciones, pero el daño ya está hecho. Las eléctricas pierden valor y Nadal mira para otro lado.

Tener empresas e industrias fuertes hacen un país más fuerte. No al revés. Debilitar a las empresas debilita al país. ¿No es mejor tener eléctricas que conquistan mercados y compran empresas a que vengan inversores extranjeros a adquirir las compañías españolas? Si el valor de tus compañías baja, se ponen a tiro de terceros, que además no sabes muy bien si vienen a quedarse o a hacer dinero rápido y fácil. Así es cómo funciona.

Ahora se van a crear oportunidades en el mercado y es el momento más inoportuno para tirar piedras contra tu propio tejado. No es cuestión de defender a las empresas eléctricas. Es cuestión de defender a tu país, a tu economía, a tus trabajadores, de crear líderes y no marionetas del mercado, de ser fuertes en un mundo cada vez más competitivo.

Escribiría lo mismo si fuesen de otros sectores económicos, pero es que esto es El Periódico de la Energía, y hay que denunciar las cosas cuando se hacen mal o cuando creemos firmemente que están mal. Para eso estamos. Al igual que se alaba cuando se hacen las cosas bien, que últimamente no es el caso.

En definitiva, la reunión con la banca de inversión ha sido muy inoportuna, por el contenido y por el momento. No se pueden hacer las cosas así. Hay que ser más serios. La energía no es una broma ni un juguete con el que pasárselo bien. Hay que ofrecer estabilidad, seguridad jurídica para que los inversores vuelvan a creer en España y su mercado energético. ¿Cómo quieren que se obtengan más interconexiones con una treintena de demandas internacionales por el hachazo a las renovables? ¿Así es cómo se pretende atraer inversiones a España y al sector energético? La incertidumbre no es el camino y España lleva en ese camino 30 años instalado, desde la reforma del 97. Ya es hora de que nos tomen por un país serio. Por lo menos, intentémoslo y no hagamos más el ridículo.

Ramón Roca es director de El Periódico de la Energía.

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