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Recuerdo hace unos 30 años, cuando la mayoría de las calefacciones eran de carbón y que a pesar de lo nocivo que es este combustible, muchos usuarios resistían a cambiar sus calderas. De hecho aún quedan algunas, cosa inaceptable.

Nuestro Tribunal Supremo, con todos los respetos a tan alta institución está, al fin y al cabo, compuesto por personas que han ido sido bombardeadas, como ciudadanos de a pie, por múltiples informaciones, muchas de ellas confusas, y no pocas malintencionadas. Generadas por lobbies que pretenden defender su interés cortoplacista, que no es el de la mayoría de los ciudadanos ni el de la sociedad en su conjunto. Esta contaminación mediática es, lo que espero, posiblemente haya influido en su, para mí, sorprendente sentencia.

El autoconsumo fotovoltaico, que a escala doméstica permite producir electricidad a unos costes de generación, hasta hace poco inverosímiles, (muy por debajo de las más baja tarifa eléctrica), convierte a esta tecnología en una solución estratégica para nuestro país. Y a esto no podemos renunciar, a pesar de la resistencia de algunos.

Seguramente los miembros del Tribunal ignoran, como la mayoría de la sociedad, que la energía solar fotovoltaica se ha convertido en la tecnología para la producción de electricidad más instalada en el planeta en los dos últimos años. Para bien y para mal ya es una solución CONVENCIONAL. Con una ventaja que no tiene ninguna otra tecnología de producción energética: la diferencia entre el coste de generación entre una mega planta de 500MW y nuestra pequeña instalación de 3 KW, es increíblemente pequeña. De ahí el enorme éxito actual y las enormes previsiones de desarrollo.

¿Vamos a renunciar a ello siendo el país con mayor radiación solar de Europa? Y, por lo tanto, dónde más barato es generar electricidad.

Estoy absolutamente convencido de que las compañías eléctricas españolas están preparadas para realizar el cambio paulatino hacia este modelo distribuido y eficaz, que no es sólo es necesario, es imparable. Porque lo ampara la Comisión Europea, porque nos lo muestra el ejemplo de tantos países del mundo que ya han apostado al máximo por esta solución, por el interés de Estado y la necesidad de reducir la dependencia exterior, y por la creación de miles de empleos cualificados. Por último, también, por sentido común, al que tanto le gusta referirse al Presidente de nuestro país.

Sigamos trabajando en el marco actual, que aunque injusto y manifiestamente mejorable, nos permite ir creciendo poco a poco, demostrando la eficacia del autoconsumo fotovoltaico, a pesar de que sentencias como esta contribuyen a generar desconfianza en los ciudadanos.
Y, por favor, acabemos de una vez con el carbón para producir electricidad en España a costa de tener las plantas de ciclo combinado casi paradas, después de la enorme inversión realizada por nuestro país en el gas en la década pasada. Nuestro clima y nuestros hijos se lo agradecerán.

Ernesto Macías es director general de Solarwatt España.

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