El análisis de los retos para la transición energética en España y la búsqueda de consensos y recomendaciones para la misma, ha sido el objetivo del Foro BP de Energía y Sostenibilidad que se ha celebrado en Madrid los días 27 y 28 de septiembre, con la participación de más de 30 expertos de distintas nacionalidades.
Durante el encuentro, estos han analizado los escenarios a largo plazo para el sector energético, tanto a nivel mundial como en Europa y España, han compartido las experiencias de otras transiciones energéticas en países de nuestro entorno y han reflexionado sobre los elementos básicos para consensuar una visión de largo plazo que dirija la transición energética en España.
La principal conclusión a la que han llegado los expertos es que España necesita una visión de largo plazo sobre el sistema energético. Un sistema que, para el año 2050, de acuerdo con los compromisos de la Unión Europea y del Acuerdo de París, debería estar casi completamente descarbonizado, explica Ignacio Pérez Arriaga, director de la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de la Universidad de Comillas.
Ahora bien, continúa Pérez Arriaga, la forma de alcanzar este objetivo, y de cómo combinarlo con otros igualmente importantes, como la seguridad de suministro, la reducción de la contaminación local, o la competitividad industrial, debe ser consensuada desde ahora mismo, para poder enviar unas señales de largo plazo que lleven a las nuevas inversiones en la dirección correcta, coherente con ese objetivo temporal, y que reduzcan en la medida de lo posible la incertidumbre.
Los expertos creen que ahora es el momento idóneo para llevar a cabo la transición energética y animan a los políticos a esforzarse por lograr el necesario Pacto de Estado en esta materia.
“¿Por qué España no tiene un plan de transición energética como tienen otros países de nuestro entorno?”, se preguntaba Pérez Arriaga. “El proceso debe ser liderado por políticos convencidos, decididos, con la ambición necesaria y con visión de estado, que sean capaces de ir más allá de los senderos ya transitados y que transmitan a los ciudadanos la conveniencia de esta transición energética y de los beneficios que, si se hace correctamente, puede suponer para España”, ha señalado.
Los expertos han tratado varios puntos importantes para que se lleve a cabo esta transición energética tan necesaria. Estos son: el sector eléctrico, la industria, el transporte, y el sector de edificios.
Sector eléctrico
El sector eléctrico es clave en la transición energética. Es, sin duda, donde más cambios se van a producir por el simple hecho de que hay que electrificar el transporte, encaminarse hacia un modelo dominado por las renovables y que se tiene que descarbonizar casi por completo.
“Debe desaparecer el carbón” del mix eléctrico, ha apuntado Pérez Arriaga.
Industria
La industria también debe progresar en la reducción de emisiones, aunque esto es difícil de compaginar con el interés por mantener una industria manufacturera y de materiales en España. El gas natural puede jugar un papel relevante aquí, al igual que la cogeneración, que debería tener una mayor contribución. A largo plazo hay que buscar alternativas que no emitan CO2.
Transporte
Pero sin duda el mayor desafío está en materia de transporte. Es un sector que contribuye enormemente al desarrollo económico y al bienestar, pero es también el que más CO2 emite en España, un 30% del total.
Los expertos creen que hacen falta mejoras en las tecnologías de los vehículos (avances en los motores de combustión, hibridación, vehículos eléctricos, a gas natural, biocombustibles…), dar las señales económicas y fiscales adecuadas, y también reducir su utilización, sobre todo en las ciudades, donde el problema de la calidad del aire ha alcanzado una dimensión preocupante.
Además, debe corregirse la anomalía de España respecto al transporte de mercancías por ferrocarril, incrementando el 4% actual hasta cuotas más cercanas a las de los países de nuestro entorno.
Edificios
Otro sector clave es la mejora de la eficiencia energética del parque de viviendas. El sector de los edificios tiene también una gran importancia en esta transición energética. Por su gran inercia, “es preciso actuar correctamente y cuanto antes”.
En este caso, las principales barreras están en la concienciación, en la integración con otros objetivos como la accesibilidad o el confort, y en las fórmulas para financiar las actuaciones de eficiencia energética necesarias. Las administraciones públicas deberían ser mucho más activas en la promoción de estas actuaciones, que además deberían conectarse con la lucha contra la pobreza energética