Hidrógeno

Francisco Carro (Tresca): "España tiene todos los elementos para convertirse en un importante jugador en las nuevas tecnologías energéticas"

ENTREVISTA | El director general de la ingeniería leonesa da las claves del desarrollo de tecnologías como el hidrógeno, amoniaco, SAF o el metanol

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El sector energético está en constante cambio. En los últimos años están apareciendo nuevas tecnologías que están llamadas a dominar el mercado. Palabras como el hidrógeno, el amoniaco, el metanol, los biocombustibles, están cada vez más presentes en nuestras vidas.

Una de las empresas pioneras en estas nuevas tecnologías es la leonesa Tresca Ingeniería, que trabaja desde hace años en proyectos energéticos de última generación. Hemos charlado de esto y mucho más con Don Francisco Carro, director general de Tresca Ingeniería, sin duda una de las personas que mejor conoce en España el panorama de las nuevas tecnologías energéticas.

Para los menos iniciados, ¿nos podría explicar cuáles son las nuevas tecnologías energéticas?

Gracias por la pregunta. Las nuevas tecnologías energéticas son las ligadas a descarbonización completa de la economía mediante de la transformación de energías renovables en otros formatos energéticos utilizables en la industria y la sociedad.

Podemos decir que son nuevas tecnologías energéticas todas la denominadas como Power-To-X como son los combustibles limpios, hidrógeno, amoniaco, metanol, SAF…

Todas estas tecnologías tienen el denominador común de transformar energía renovable en productos que se pueden almacenar y que desplazan a combustibles o tecnologías tradicionalmente contaminantes.

¿En qué posición se encuentra España en el desarrollo de proyectos de nuevas tecnologías energéticas?

En España tenemos un fuerte parque renovable y, sobre todo, tenemos recurso para seguir desplegando plantas de energía renovable por el territorio, lo cual nos da una buena posición de salida en la carrera energética internacional.

Para desarrollar las nuevas tecnologías energéticas es necesario que dispongamos de energías renovables como CO2 recuperable, agua, sol, viento, sistemas logísticos de transporte y territorio. España tiene todo eso y, además, cuenta con un fuerte tejido económico compuesto por promotores, financiadores, contratistas e ingenierías como la nuestra capaces de desarrollar estos proyectos.

Por ello, creo que España tiene todos los elementos para convertirse en un importante jugador en las nuevas tecnologías energéticas.

Nosotros vemos una gran actividad en todos los jugadores. En estos momentos, nuestra compañía tiene muchos contratos abiertos tanto con fondos de inversión como con promotores de este tipo de proyectos, lo que indica el interés por ellos y la buena posición de nuestro país en este sentido.

Carro trabajando con su equipo más cercano un día cualquiera.
Carro trabajando con su equipo más cercano un día cualquiera.

De todas estas tecnologías, ¿cuál diría usted que va a ser la ganadora en el nuevo panorama económico?

No creo que haya tecnologías ganadoras y perdedoras, creo que cada tecnología tiene su espacio en la sociedad.

El hidrógeno, que es la palabra de moda, es el precursor de muchos de los combustibles limpios. Además, ya está claro que es un elemento complejo de transportar si no es por ducto, por tanto, el futuro inmediato del hidrógeno pasa por transfórmalo en otra cosa.

¿En qué? Podemos transformarlo en metanol, amoniaco o SAF en una primera instancia, y cada uno de estos elementos tiene su espacio en la economía. De todos ellos, ya que nos preguntas, quizá el que vemos con un futuro más inmediato es el amoniaco.

En los modelos de negocio que estamos desarrollando para los fondos, desde Tresca vemos que cada tecnología tiene su espacio y su utilización en la economía. Lo importante es hacer un buen mix que nos permita cubrir necesidades y expectativas.

Explíquenos, ¿por qué ve el amoniaco con un futuro más inmediato?

El hidrógeno es complicado de transportar a lugares dónde no podamos llevar un ducto y, por lo tanto, el amoniaco se perfila como un buen carrier energético.

Si aterrizamos los números y comparamos, vemos que en un metro cúbico de hidrógeno a 750 Bar hay menos de 45 Kg de hidrógeno. En el mismo metro cúbico de metanol, hay aproximadamente 100 Kg de hidrógeno equivalente.

Si analizamos lo que ocurre con el amoniaco, en un metro cúbico de amoniaco, hay más de 120 Kg de hidrógeno equivalente. Estos números, que pocas veces se verbalizan, dan una foto clara de las capacidades de cada elemento y, sobre todo, dejan al amoniaco posicionado como el gran carrier para transportar hidrógeno.

"El amoniaco es la tecnología que tiene un futuro más inmediato por sus características, por eso se perfila como un buen carrier energético"
Francisco Carro, CEO de Tresca Ingeniería

Por otro lado, el amoniaco también se postula como uno de los combustibles, sobre todo para el sector naval mercante donde es necesario un combustible barato, limpio y fácil de producir.

Nosotros, en estos momentos, estamos participando en cinco grandes proyectos de producción de amoniaco en España, lo que nos permite tener una idea clara tanto de la tecnología como de la economía del amoniaco y vemos que va a haber un fuerte despliegue de estos proyectos en el territorio.

¿Cómo está de madura la tecnología en estos proyectos de amoniaco?

Para la producción de amoniaco tenemos que integrar tres tecnologías.

La primera tecnología es la producción de hidrógeno, que creo que ya se ha hablado bastante de ella en los medios. La tecnología está madura y los proyectos irán llegando según se vaya demostrando su rentabilidad.

La segunda tecnología es la captura y manipulación del nitrógeno desde la atmósfera. Esta tecnología esta totalmente desarrollada y, sobre todo, la vemos en la industria alimentaria dónde tradicionalmente hay planta de producción de nitrógeno para la generación de atmosferas controladas.

Y, finalmente, la tecnología de producción de amoniaco a partir del hidrógeno y el amoniaco. Es la que más madura está, ya que es una parte del proceso Habber-Bosch, descubierto en la década de 1910 y que, desde entonces, es usado para la producción mundial del amoniaco, que es mucha.

Lo único que hay que tener encuentra que el proceso Habber-Bosh es un proceso catalítico que ha sido desarrollado por unos pocos tecnólogos en el mundo y, por tanto, es necesario contar con ellos para el desarrollo de estos proyectos.

Tresca realizó hace unos años un gran trabajo generando relaciones industriales y de transferencia de conocimiento con varios tecnólogos del amoniaco, lo cual en estos momentos nos ha proporcionado un gran posicionamiento para el desarrollo de estos proyectos.

A veces, Carro también se pone la bata y manos a la obra como buen ingeniero.
A veces, Carro también se pone la bata y manos a la obra como buen ingeniero.

Si volvemos a hacer un zoom más global en los nuevos combustibles limpios, ¿dónde cree que hay que poner el esfuerzo y el interés para su desarrollo?

Desde mi punto de vista, para que las nuevas tecnologías energéticas se desarrollen hay que poner el esfuerzo en la visión más puramente económica del negocio.

Nosotros tenemos muy claros los modelos de negocio y sabemos por dónde funcionan y por dónde rompen en este momento.

Siendo rigurosos, los combustibles como el amoniaco y el metanol renovables son más caros de producir que sus hermanos grises y el gap es notable en los modelos de negocio actuales.

Para que estos combustibles despeguen es necesario, en primer lugar, que existan en el mercado, que hoy por hoy no lo hacen. Y, por otro, lado tienen que aparecer mecanismos para cerrar esa diferencia entre lo verde y lo gris.

Las formas de cerrar el gap son muchas. Por un lado, tenemos las medidas fiscales a través de las que se puede penalizar fiscalmente el uso de los grises y aplicar deducciones al uso de lo verde. Por otro lado, las ayudas públicas pueden y deben poner el acento en apoyar la migración a lo verde. Y, por último, el mercado irá reduciendo esa diferencia en la medida que se vayan construyendo proyectos y mejorando la tecnología.

En la medida que el gap entre lo verde y lo gris se vaya cerrando, los proyectos tanto de producción como de consumo se irán multiplicando, pero en el inicio va a ser necesario impulsos tanto fiscales como en forma de ayudas.

Ya que habla de ayudas, me gustaría preguntarle ¿cuál es su opinión acerca del nivel de ayudas a las nuevas tecnologías energéticas?

Es una buena pregunta y con una respuesta políticamente complicada.

En estos momentos, en España y el resto de Europa hay muchas líneas de ayuda para el desarrollo de proyectos con nuevos combustibles como el hidrógeno. Desde mi punto de vista, las líneas son las correctas y, en cuanto a la dotación, es cuestión de inyectar más o menos dinero en función de la velocidad que se desee o de los fondos disponibles.

El gran problema es cuando aterrizamos los modelos de negocio de estos proyectos. Es entonces cuando vemos que la influencia del CAPEX sobre la rentabilidad de los mismos es muy pequeña. Esto quiere decir que una ayuda al CAPEX no tiene una gran influencia sobre el proyecto y, por tanto, sobre la toma de decisiones en la inversión.

Desde nuestro punto de vista, si queremos impulsar estos proyectos, las ayudas deberían de ser a OPEX. Estas ayudas sí tienen impacto sobre los modelos de negocio. El problema es que Europa no está habituada a dar ayudas a OPEX, como sí sucede en otras economías.

En este sentido, Europa ha dado un gran paso con la creación del banco del hidrógeno que, de cierta manera, es una forma de ayuda al OPEX de los proyectos.

El problema es que Europa tiene que competir con economías con ayudas claras y firmes al OPEX como es la económica norteamericana, donde tienen implementados los_ tax-credits._

"Si queremos impulsar estos nuevos proyectos, las ayudas deberían de ser a OPEX. Estas ayudas sí tienen impacto sobre los modelos de negocio. El problema es que Europa no está habituada a dar ayudas a OPEX, como sí sucede en EEUU"
Francisco Carro, CEO de Tresca Ingeniería

¿Cómo ve el mundo regulatorio en lo referente a las nuevas tecnologías energéticas?

Lo fácil, cuando te hacen esta pregunta, es salir rápidamente a criminalizar a los gobiernos por no regular más rápido. Hablar de la falta de regulación es una manera fácil de hacer crítica política.

Pero creo que, sinceramente que lo que hay que hacer es no politizar la energía y, sobre todo, no politizar este tipo de proyectos.

Yo tengo un punto de vista más calmado en este aspecto. La realidad es que las nuevas tecnologías energéticas y la descarbonización de la economía están suponiendo una revolución. Y la revolución es siempre una evolución rápida y desordenada, como hemos visto en otros momentos de la historia. Eso supone que no se puede pretender regular a la misma velocidad que se habla en los medios sobre estas tecnologías.

Regular es algo muy serio y hay que hacerlo de manera muy sensata, ya que afecta a toda la cadena de valor de los proyectos. Si se regula mal y hay que realizar modificaciones posteriores, se genera inseguridad jurídica, con lo que eso supone.

En cualquier caso, sí que hay que poner de relieve que hay un gran reto en lo referente a regulación administrativa, regulación fiscal y regulación técnica para que estos proyectos puedan ser desarrollables.

Con la regulación que hay, se pueden ir desarrollando los proyectos con más o menos dificultades a Ready to Built, pero para comenzar a invertir en CAPEX la regulación tiene que estar más desarrollada.

Al comienzo de la entrevista nos ha dicho que Tresca trabaja para una gran cantidad de inversores y fondos de inversión. ¿Cómo ven estos este tipo de proyectos?

Efectivamente, Tresca trabaja para los principales inversores del panorama energético ayudándoles en muchos frentes. Por un lado, apoyándoles en el desarrollo de proyectos reales en los que invertir; por otro lado, ayudándoles a desarrollar y a entender los modelos de negocio y, finalmente, contribuyendo a que entienda y pueda medir adecuadamente los riesgos a los que se enfrentan en este tipo de proyectos.

Claramente, los fondos ven este panorama de nuevos combustibles y tecnologías como una gran oportunidad en la que invertir y en la que ninguno quiere quedarse fuera. Todos ellos han estructurado grandes fondos para invertir en estos proyectos y están con un gran apetito por buscar oportunidades de este tipo.

A los fondos y a la banca de inversión, nosotros les aconsejamos que tengan una estrategia de aproximación sensata a este tipo de inversiones. Estos proyectos son muy diferentes a los de renovables y, por tanto, lo más importante es ir dando pasos en el conocimiento de estas tecnologías, de estos mercados y de estos modelos de negocio.

Los equipos técnicos de los fondos de inversión están haciendo un gran esfuerzo por entender rápidamente estos proyectos y adquirir un nivel de conocimiento suficiente para poder tomar las decisiones inversoras.

Hablemos ahora de Tresca ingeniería. ¿Qué les diferencia a ustedes en este mercado?

La pregunta es fácil. Nuestra diferencia está en el conocimiento.

Estamos en un nuevo mercado en el que el conocimiento es escaso pero fundamental para tomar decisiones y, en este sentido, Tresca tiene todo el conocimiento que se puede tener en este mercado.

Nuestro conocimiento viene, por un lado, de la experiencia; por otro, de nuestras relaciones con los principales actores y, finalmente, está el conocimiento generado por nosotros mismos. De hecho, tenemos en marcha un plan de investigación y desarrollo que este verano ha sido avalado por la Junta de Castilla y León, lo que demuestra el gran esfuerzo que, en este sentido, hemos hecho en estos años, estamos haciendo y continuaremos haciendo.

Para nosotros, el conocimiento no solo cubre aquellas áreas tradicionalmente más tecnológicas sino que supone conocer tanto la tecnología y los mercados como la regulación, la logística, a los off-takers… Es decir, para nosotros es vital tener un conocimiento 360 de este tipo de tecnologías para poder apoyar a los inversores.

Nuestra apuesta por el conocimiento es clara y para nosotros el I+D representa la generación de conocimiento útil para poder ofrecerlo a la sociedad con el propósito de desarrollar proyectos de forma lógica y segura.

Para concluir, ¿cuál es su pronóstico en cuanto al desarrollo de esta nueva economía asociada a la descarbonización?

La revolución ya ha comenzado y será difícil que pare. Pasarán momentos de más o de menos velocidad, pero no hay marcha atrás.

Habrá gente o sectores que lo interioricen antes y otros más tarde, pero la descarbonización llegará a todas las esquinas de la economía.

Hay que tener en cuenta que esta revolución va a ser muy larga por lo que nadie se espere que todo cambie en un año. La descarbonización de la economía llevará décadas y hay que adecuar el ritmo de las inversiones y de la economía en general a ese ritmo de décadas.

Si se quiere imprimir una velocidad alta va a ser a costa de generar una extrainflación verde en la economía, lo cual será negativo y poco soportable para el ciudadano.

La descarbonización y, por tanto, el desarrollo de proyectos de nuevas tecnologías energéticas van a tener un ritmo muy ligado al espacio inflacionario que se vaya generando y, por ello, es necesario ser prudente con el fin de no destrozar la economía social con el pretexto de la lucha contra el cambio climático.

Por último, habrá de aparecer una economía basada en la gestión del CO2. Y he dicho gestión, no reducción. Pero eso lo dejo para otro día.

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3 comentarios

  • Melbetcompt

    20/12/2023

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  • galan

    20/12/2023

    No trato de saber mas que el Sr. Francisco Carro, de energia.
    Pero, si que tengo mi opinion sobre el articulo.

    Para mi, el amoniaco, el SAF, o Metanol, no son energias para la descarbonizacion.
    Solo se salva el Hidrogeno, pero, siempre que sea verde.
    Si es de otro color tampoco me vale.

    Otra cosa es que como entiendo que dice en el articulo, es que la transicion hacia la descarbonizacion, haya que hacerlo como pida el mercado, y necesite de otras energias hasta que se consoliden la fotovoltaica y la eolica.

    Es decir si en el transcurso de la transicion, hay que utilizar otras energias que no sean estas dos renovables hasta completar el proceso, pues se tendran que utilizar.

    Pero, una cosa es utilizar energias que no sean la fotovoltaica, o eolica para ocupar el hueco hasta que estas dos renovables esten consolidadas.
    Y otra cosa muy distinta es aprovechar el momento y querer consolidar energias que no descarbonizan, y que si contaminan.

    Actualmente, todo lo que no sea electricidad producida por el viento, o por el Sol, contamina y no ayuda a la descarbonización del planeta.
  • ALEJANDRO

    21/12/2023

    Y por qué subvencionar, aunque sea al OPEX? Demuestra eso que. o son rentables en operación?. Poco aporta una nueva tecnología que necesite ser subvencionada. Mal vamos si seguimos así.

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