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Imaz (Repsol) pide una transición justa que se preocupe por el consumidor

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El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha defendido este martes una "transición justa" hacia las cero emisiones netas en 2050, que se preocupe de lo que le pasa a los consumidores por efecto de esa transición energética.

Imaz, que ha intervenido en la presentación de Open Room, una comunidad digital de debate y conocimiento impulsada por la Fundación Repsol para una transición justa, inclusiva y sostenible, ha afirmado que la transición energética tiene que ser justa, y justa significa hacerla de la forma más eficiente posible y compatible con el bienestar social de la sociedad.

Ha indicado que para que la transición sea justa también tiene que estar volcada en preservar el empleo, en proteger y desarrollar la industria, que genera empleos de calidad, y avanzar en una transición "basada en nuestras capacidades tecnológicas e industriales".

Además, ha dicho que la reflexión sobre la transición energética debe hacerse desde la neutralidad tecnológica, pues "el reto es tan amplio y elevado, y requiere tanto esfuerzo", que no se puede dejar ninguna tecnología atrás.

Por su parte, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, se ha referido al nuevo objetivo de la UE que pasa el objetivo de reducción de emisiones a 2030 del 40 % al 55 % y ha dicho que no se puede improvisar porque tiene consecuencias en los consumidores y las empresas, que necesitan hojas de ruta de medio y largo plazo.

Ha recordado que todas las decisiones tienen sus repercusiones, también económicas, y se ha referido a los altos costes de la electricidad.

Brufau ha indicado que toda transición tiene un coste y en el caso de la actual "costes los va a haber", por lo que ha demandado que esos costes sean "justos y bien distribuidos".

También ha expresado su preocupación por que las empresas europeas pueden quedar fuera de competitividad y tener la tentación de deslocalizarse para ir a países donde las normas medioambientales sean más laxas.

Para Brufau, los altos costes energéticos que hay en la actualidad no deberían suponer un frenazo para la transición energética si consumidores, empresas y gobiernos asumen que inicialmente conlleva un coste.

También considera que Europa debería reincorporar al sistema los beneficios que está proporcionando la subida de los derechos de emisión de CO2, que está impactando en el precio de la luz, y dar la señal de que el CO2 no tiene siempre que subir.

En cuanto al otro factor que está influyendo en la subida del precio de la luz, el gas natural, Brufau ha dicho que el planteamiento que se ha hecho de eliminación de los combustibles fósiles ha hecho que las empresas petroleras y de hidrocarburos hayan dejado de explorar nuevos yacimientos.

Ha explicado que esto va a hacer que la oferta de gas sea cada vez menor respecto a una demanda que va a seguir siendo importante, con lo que su precio estará alto y repercutirá en la electricidad dado que el sistema de fijación de precios es marginalista.

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