El estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha de las comunidades microbianas de la Zona de Exclusión de Chernóbil, en Ucrania, ha revelado una gran diversidad de bacterias y algunos signos de su adaptación a la radiación liberada tras el accidente nuclear.
Así lo indica una investigación liderada por la Universidad de Oviedo en colaboración con investigadores de la Universidad de Brown, de Estados Unidos, y la Estación Biológica de Doñana-CSIC. El estudio, que acaba de ser publicado en ‘Environmental Pollution’, ha encontrado los mismos valores de diversidad y riqueza de microorganismos en los humedales muestreados dentro y fuera de la zona de exclusión.
El trabajo ha detectado también varias bacterias que presentan una mayor abundancia en áreas con altos niveles de radiación, lo que indica su alta capacidad de adaptación, han indicado a través de nota de prensa desde la Universidad de Oviedo.
Los niveles en Chernóbil
El trabajo de campo de este estudio se desarrolló en la primavera de 2019 en diferentes zonas del norte de Ucrania, tanto dentro como fuera de la Zona de Exclusión de Chernóbil. Se visitaron un total de 21 humedales en los que se tomaron muestras tanto de agua, como del sedimento de las charcas y del suelo de los alrededores para analizar la composición de las comunidades de microbios de los tres ambientes.
Estas localidades se distribuyen a lo largo de un gradiente de radiación de más de tres órdenes de magnitud, desde áreas con niveles basales de radiación (no contaminadas), como zonas que experimentaron las mayores dosis de radiación en el momento del accidente. Una vez en el laboratorio, se utilizaron análisis metagenómicos y bioinformáticos para caracterizar la composición y diversidad de las comunidades de microrganismos de cada localidad.
El estudio encontró más de 20.000 taxones diferentes de microorganismos en las localidades examinadas. Los análisis mostraron que los humedales de Chernóbil mantienen comunidades microbianas ricas y diversas tres décadas después del accidente.
La composición de las comunidades microbianas sí presentaba algunas diferencias en su composición asociadas a radiación, ya que algunos grupos de bacterias fueron especialmente abundantes en las zonas con los niveles más altos de radiación.
Estos resultados concuerdan con estudios previos que revelan que la Zona de Exclusión de Chernóbil mantiene en la actualidad ecosistemas plenamente funcionales y que dan refugio a una gran diversidad de organismos, desde la gran fauna amenazada (osos, linces, lobos…) hasta ricas comunidades de bacterias, presentando en algunos casos señales que sugieren adaptación a ambientes radiactivos.