2 comentarios publicados Jorge Sanz ha sido durante los últimos siete meses el encargado de dirigir la Comisión de Expertos para la Transición Energética. El pasado lunes fue el encargado de entregar al ministro Álvaro Nadal el documento final de los 14 expertos que han formado esta comisión. Un informe que lo trata el propio Sanz como si fuera su propio hijo, aunque no hubiera sido posible sin las aportaciones de todos los vocales. Le ha dedicado las 24 horas de estos más de 200 días a la elaboración de este análisis. Dejó su labor en la consultora Nera para dedicarse en cuerpo y alma a la Comisión.
El Periódico de la Energía ha entrevistado al presidente de la Comisión para hablar de cómo han sido estos siete meses y profundizar en el contenido del texto. Como la entrevista ha sido muy larga, nos vemos en la obligación de repartirla en dos capítulos. Una primera parte, la de hoy, nos habla de cómo ha sido el trabajo y la segunda parte trata más sobre los contenidos más polémicos del informe.
Pregunta: Hágame una valoración sobre el informe que acaba de entregar al ministro y que ha realizado la Comisión de Expertos que usted ha presidido.
Respuesta: Estoy muy satisfecho del trabajado realizado porque había dos importantes limitaciones, la primera era el tiempo y la segunda era la falta de medios. No teníamos medios por lo tanto no podíamos subcontratar para poder hacer las simulaciones. Por suerte, los diferentes vocales de la Comisión han puesto a disposición de la Comisión los medios técnicos que ya cuentan en sus empresas, Red Eléctrica, la Universidad de Comillas o incluso Nera, donde yo trabajo, y así hemos podido hacer las simulaciones.
El objetivo ha sido muy ambicioso porque hemos intentado identificar todas las áreas relevantes a efectos de promover la electrificación y la descarbonización de la economía y hemos hecho lo que se nos pedía, que era poner orden de magnitud a los impactos.
Los ejercicios son muy sencillos. Definir una serie de hipótesis sobre cuáles pueden ser las variables clave en el año 2030, proyectar la demanda, proyectar la oferta disponible en ese momento y los costes de las tecnologías, y el modelo calcula las combinaciones de tecnologías que permiten garantizar el suministro al mínimo coste.
Eso te da combinaciones de mixes tecnológicos e impactos sobre el grado de cumplimiento de los objetivos medioambientales. Entonces definíamos unos escenarios centrales, que dependían obviamente de las hipótesis de partida. Los escenarios centrales no son en sí relevantes, lo relevante es cómo nos movemos de los escenarios centrales a medida que variamos las hipótesis de partida. Ahí podemos analizar cuan de sensibles son los resultados a determinados parámetros de esas hipótesis de partida, y eso es lo más valioso del informe.
Identificamos cómo nos acercamos o nos alejamos del cumplimiento de los objetivos si varía el precio del CO2, o el precio de los combustibles, o si hay más o menos centrales nucleares o si hay más o menos interconexión y ese es uno de los objetivos importantes, poner orden de magnitud a la sensibilidad que tiene el cumplimiento de los objetivos a determinadas hipótesis que son básicamente instrumentos de política energética.
Esto te permite tener una visión global, sobre qué es lo importante o si estamos cerca o lejos de cumplir los objetivos a 2030. A la luz de los resultados, íbamos discutiendo temas que nos parecían relevantes. Uno de ellos es la fiscalidad. ¿Por qué es relevante la fiscalidad? Porque queremos promover las renovables. Las más eficientes son las eléctricas, por lo que lo razonable es meter fotovoltaica y eólica. Pero claro, la electricidad tiene una cuota pequeña si se tiene en cuenta toda la demanda de energía, entonces si queremos incrementar la cuota de renovables pero la electricidad solo pesa un veintitantos de la demanda de energía final, existe una limitación, lo cual hay que conseguir electrificar. El primer debate es ¿ahora mismo los precios que paga el consumidor en los diferentes vectores energéticos revela realmente los costes que hay detrás inducidos incluidos lo daños ambientales? Entonces teníamos que ver la fiscalidad. ¿Es la fiscalidad actual correcta? ¿Traslada al consumidor el daño que produce cada uno de los vectores cuando el consumidor opta por uno y no por otro? Entonces le dedicamos un capítulo a la fiscalidad.
“Lo más valioso del informe, aparte del contenido, y tiene mucho contenido, es el alto grado de consenso que se ha conseguido
El segundo fue a los peajes de acceso, ya que veíamos que se estaban pagando cosas que no necesariamente reflejan costes inducidos al consumidor. Y el tercero fue los mercados. ¿Podemos hacer propuestas sobre cómo perfeccionar los mercados en el futuro con más renovables? Y le dedicamos un capítulo al tema de los mercados.
A partir de ahí salen otros capítulos que son muy importantes. El capítulo del transporte que claramente es fundamental, el de la eficiencia y luego dedicamos otro a temas sociales. La transición energética va a cambiar los precios, va a tener impacto sobre algunos colectivos y tanto en fiscalidad como en transición y pobreza mostramos sensibilidad con los colectivos que pueden verse afectados en la transición.
En la fiscalidad se hace un tratamiento especial para los agricultores, los pescadores, los consumidores de gasaóleo B, los transportistas profesionales, a la industria que compite internacionalmente, en definitiva hay un tratamiento específico para os sectores más sensibles para que esto pueda ser viable.
Digamos que tocamos todos los temas que creemos que son relevantes de cara a que con el consenso con el que se ha aprobado el informe ahora pueda haber un debate de verdad. Nosotros ponemos los números, esos números te orientan sobre cuáles son los instrumentos y cuáles sus impactos y le corresponde al Parlamento decidir si este documento es determinante y ponerse de acuerdo para tratar una estrategia, una ley o el instrumento normativo que sea para que España pueda cumplir con los objetivos.
P: ¿Está satisfecho con el consenso logrado a la hora de aprobar este documento?
R: Estoy satisfecho porque creo que es altísimo el consenso. En este tipo de documentos, si haces revisión de otros parecidos, verás que es lo más complicado. Esto no es un Libro Blanco donde se encarga a un profesor de universidad un informe técnico donde él tiene una línea editorial entre comillas y sabe lo que quiere decir y su equipo le hace los números, no. Aquí la dificultad es que éramos o somos 14 personas elegidas por los grupos parlamentarios, por el Gobierno y por los interlocutores sociales y tenemos sensibilidades muy distintas hacia un tema tan complejo y tan político como es la energía. El grupo sabía que el informe solo tendría valor si tuviera un alto grado de consenso. Si se aprueba un documento sin consenso no va a servir para el debate en el Congreso porque sería un documento sesgado hacia una parte de ese espectro.
Se ha trabajado con el objetivo de que nadie se quedara fuera, de atender las sensibilidades de todos, eso hace que en algunos capítulos seamos menos ambiciosos, menos explícitos, pero ha sido necesario para no perder a nadie en el camino. Insisto que lo más valioso del informe, aparte del contenido, y tiene mucho contenido, es el alto grado de consenso que se ha conseguido. 11 votos a favor y solo tres abstenciones es en mi opinión loable, tiene mucho valor.
P: Los votos particulares de los miembros que se abstuvieron critican que no se haya sido más ambicioso a la hora de elaborar el informe, solamente basado en el escenario base de objetivos europeos para 2030. ¿Cree que le ha faltado algo más de ambición al informe?
R: En primer lugar, mi voto particular y el de José de la Fuente no están en desacuerdo con el informe. El resto de votos particulares son de los miembros que no han votado a favor y que explican el por qué de su abstención.
Hay un tradeoff entre ambición y consenso. Cuanto más ambicioso eres, más difícil es llegar al consenso, es evidente porque la ambición exige tomar posiciones más valientes y arriesgadas y no todo el mundo está por esa labor, entonces se ha optado por una combinación de ambición y consenso que nos permitiera llegar a un fin. De haber sido más ambiciosos, hubiéramos tenido que sacrificar el consenso. Entendemos que la combinación es la óptima. Esta es la mayor ambición a la que hemos llegado dada la restricción de alcanzar un consenso.
P: Como presidente de la Comisión, ¿le ha costado alcanzar ese consenso con tanta diversidad de opiniones entre los vocales? ¿Ha habido muchos rifirrafes o encontronazos entre los miembros?
R: Ha habido alguno, es inevitable, pero en la medida que todos tenemos un perfil técnico, para llegar a un consenso ha sido necesario profundizar hasta el nivel técnico de cada capítulo, porque cuando pones números encima de la mesa es mucho más difícil discernir, estar en contra de los números. El reto de lograr el consenso ha supuesto un trabajo intenso a nivel técnico. Algunos capítulos empezábamos con presentaciones a un nivel superficial y veíamos que no llegábamos a un acuerdo y entonces profundizamos tanto hasta conseguir lograr ese consenso. Por ejemplo, en el capítulo de los peajes de acceso había gente que no estaba de acuerdo al principio porque no entendía bien el primer posicionamiento y se ha tenido que ir descendiendo, es un capítulo muy denso, muy técnico, y fue necesario descender a ese nivel técnico para alcanzar el acuerdo. Gracias a que entre todos los vocales y sus distintas especializaciones hemos podido bajar a ese nivel técnico para lograr el acuerdo en todos los capítulos.
P: ¿Qué ha supuesto para la elaboración de este análisis de 500 páginas el hecho de que se hayan presentado tantos informes de transición energética por parte de otros agentes, incluso alguno por parte de algún miembro de la Comisión? ¿Cómo les ha afectado?
R: Nosotros teníamos una hoja de ruta clara, y entendíamos que es un tema de moda y que otros organismos también tenían su derecho de hacer sus informes y sus planteamientos. En ningún caso nos hemos visto amenazados, es más, según aparecía esos documentos de terceros, los revisábamos y tratábamos de aprender de ellos, incluso en un caso invitamos a uno de los interlocutores para presentarnos su informe. Nuestro objetivo era aprender y construir, no competíamos con nadie, queríamos llegar a un objetivo suficiente en contenido y siempre hemos aprendido de todos los informes que han salido.
“Ha habido algún encontronazo entre los vocales, pero es inevitable.
Unas veces estábamos más de acuerdo, otras veces menos, incluso dentro del grupo había opiniones diferentes y se comulgaba más con unos informes que con otros, pero en todo caso lo que hemos hecho es aprovechar sus aportaciones en la medida que nos han sido útiles, no nos ha supuesto ningún problema. Y lo mismo, con las aportaciones que nos han llegado a través de la página web, de otros organismos, afectados por el sector energético e involucrados en el proceso de descarbonización que querían hacer sus aportaciones. Hemos escuchado a todos, y se trataba de absorber lo máximo posible para que nuestro producto fuera lo más rico en contenido y lo más consensuado posible teniendo en cuenta el escaso tiempo.
P: ¿Han recibido mucha presión por parte de los distintos lobbies del sector?
R: Yo he sido director general de Energía, y los lobbies tienen por tradición tener derecho a expresarse y eso no es malo. Hemos escuchado a todo el mundo. Yo, a nivel personal, estoy de acuerdo con cosas que dicen y otras veces no.
A veces los lobbies te aportan cosas que crees que son razonables y a veces no y esa es la labor del vocal de la Comisión o de un funcionario, discriminar entre lo que te parece que puedes defender y lo que no. Y no es malo escuchar, porque hay muchos detalles en un sector tan complejo que se te pueden escapar. Aprendes escuchando de quien sabe, aunque a veces no estés de acuerdo con él. En ningún momento me he sentido presionado. Entiendo que todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión y a defender sus intereses y mi obligación es escuchar a todo el mundo e intentar defender lo que es bueno para el interés general.
P: Y ¿desde el Gobierno?
R: No. El Gobierno había elegido sus representantes, y en mi opinión, creo que han sido bastante independientes, con independencia (valga la redundancia) de que yo estuviera más o menos de acuerdo con ellos en muchos debates. De hecho, con esa vocación de consenso y de no dejar fuera a nadie, ha habido mucha pluralidad de opiniones pero no ha primado un enfoque de Gobierno. Si eso hubiera sido así, el informe solo hubiera sido apoyado por la gente del Gobierno y del Partido Popular, por eso no se puede concluir que este sea el informe del PP porque el resultado del voto hubiera sido distinto.
P: A la hora de la creación del grupo, el perfil de los miembros de la comisión era más bien eléctrico y se habían quedado fuera expertos del sector del petróleo, del gas o incluso de organizaciones ecologistas y de consumidores. ¿Cree que se podía haber hecho algo más por buscar un hueco para estos colectivos?
A mí cuando me encargan ser presidente de la Comisión, no me dan la opción de elegir quiénes van a ser los vocales. Sobre eso yo no puedo opinar. Yo he sido director general de Energía y Minas. He trabajado en el sector eléctrico, en el gas, en el petrolero y en el de las minas. En ningún momento he sentido que haya un déficit de información. Tal vez porque yo he podido cubrir todas esas áreas. Creo que la acusación de que se primaba al sector eléctrico viene un poco por la necesidad de electrificar la economía y que tal vez, los sectores que ven que más electrificación significa menos derivados del petróleo o menos gas puedan sentir que están siendo infrarrepresentados, pero no es cierto. Cuando hemos hecho este trabajo, lo hemos hecho en serio. Cuando hemos hecho las modelizaciones, hemos intentado que apareciesen todas las tecnologías, con las hipótesis sobre los costes y que fuera la minimización de costes la que nos llevara a los mixes tecnológicos, no el hecho de que supiéramos más de uno u otro sector. Defiendo que el trabajo ha sido serio y que en ningún momento siento que haya habido un desequilibrio entre sectores. Ha habido un trabajo técnicamente defendible y que evidentemente esto va de electrificar la economía, es decir, que habrá más renovables y en el futuro menos carbón y menos gasóleo. Eso lo tenemos claro, lo único que importa es la transición.
No representábamos a sectores. Hemos sido elegidos por grupos parlamentarios, el Gobierno e interlocutores sociales, no con vocación sectorial sino con vocación técnica para llegar a un producto rico en contenido.
P: A partir de ahora ¿qué va a suceder? Le han llamado a usted desde Unidos Podemos para que acuda al Congreso. ¿Ahora toca convencer o más debatir?
No conocía que me habían llamado para acudir al Congreso. De todas maneras, a mí me toca explicar. Si explicando ayudo al debate que viene después pues mejor. Mi objetivo es explicar lo que hemos hecho para que se entienda. A partir de ahí, los grupo parlamentarios les toca negociar y pactar, pero es una labor que es de ellos. Si yo puedo ayudar explicando mi trabajo, bienvenido sea. Yo no soy quién tiene que promover las negociaciones, bastante es con explicar el documento.
“Me gustaría que el informe estuviera reflejado en la Ley de Cambio Climático, si llega al BOE, mucho mejor
P: ¿Le gustaría ver que buena parte de este informe estuviera reflejado en la Ley de Cambio climático y/o en el Plan Nacional de Energía y Clima?
Eso significaría que además de un trabajo intenso sería un trabajo útil. Claro que me gustaría. Como no me va a gustar que acabe terminado en una norma. Pero creo que mi aportación acaba entregando el informe y explicando, pero aquí todo el mundo tiene su función, pero si llega al BOE, mucho mejor.
P: Por cierto, hubo muchas quejas de que no hubiera mujeres en la Comisión de Expertos. ¿A usted le hubiera gustado que hubiese alguna voz femenina en la Comisión? ¿Cree que hay mujeres sobradamente preparadas para aportar cosas al debate energético?
Creo que hay mujeres sobradamente preparadas. Es más, yo vengo de la administración pública donde hay más mujeres que hombres, yo estaba rodeado de ingenieros, técnicamente muy brillantes y había muchas más mujeres que hombres, pero dicho eso, cuando se nombra a los vocales, a mí lo menos relevante es el género. Para mí lo relevante es lo que tiene en la cabeza y no me fijo en el género. Puedo presentar quejas sobre perfiles más o menos técnicos de los componentes del grupo pero en cualquier caso si son hombres o mujer me parece irrelevante.
P: Por lo que dice, parece contento con el grado técnico de los vocales…
R: Sí, esto contento porque además había una especialización bastante equilibrada. Aquellos temas donde uno era experto, otros no lo eran pero estos cubrían otros temas. Esto nos ha permitido cubrir todas las áreas. No ha habido un déficit. No ha habido ningún área relevante en la que no teníamos a nadie que nos aportara dentro de la Comisión y cuando hemos identificado alguna deficiencia hemos invitado a gente a que nos cuenten. Pero lo más importante del grupo es su nivel técnico, y no si son mujeres u hombres.
MAÑANA SEGUNDA PARTE
Luís
06/04/2018