Los bancos acreedores y los bonistas de Isolux han propuesto a la compañía que asuma la gestión de la compañía Nemesio Fernández-Cuesta, en sustitución del presidente y principal accionista del grupo, Luis Delso, y el resto de actuales gestores, según confirmaron a Europa Press en fuentes del sector.
El que fuera directivo de Repsol asumiría la gestión del grupo cuando emprende un proceso de refinanciación y reestructuración de la deuda de unos 4.600 millones de euros que actualmente soporta para garantizar su viabilidad, tal como adelanta el diario digital 'El Confidencial'.
Fernández-Cuesta, licenciado en económicas y empresariales y economista del Estado cuenta con una dilatada experiencia en el sector público y empresas privadas.
Tras ocupar cargos en el Ministerio de Industria, en 1987 se incorporó a la empresa originaria de la actual Repsol. En los noventa volvió al sector público y posteriormente presidió Prensa Española, para en 2003 volver a Repsol, firma que dejó en 2015 tras ocupar distintos puestos en la alta dirección de la petrolera.
En cuanto a Isolux, la compañía recibirá en los próximos días una inyección de 200 millones de euros de un total de doce bancos, los que más exposición tienen en la deuda del grupo de construcción y concesiones.
Con este importe, las principales entidades acreedoras pretenden garantizar la estabilidad a corto plazo de la compañía que preside Luis Delso, para contar así con tiempo suficiente para negociar su refinanciación y reestructuración, y evitar que la empresa tenga que acogerse al 'preconcurso' de acreedores, tal como avanza 'Expansión' en su edición de este martes.
Según dichas fuentes, CaixaBank aportará alrededor de la mitad del total de 200 millones que Isolux recibirá en los próximos días. El banco presidido por Isidre Fainé, además de figurar como uno de los principales acreedores del grupo, es también accionista con alrededor del 29% de su capital.
Además de CaixaBank, entre los bancos con más exposición a la deuda de Isolux figuran Santander, Banco Popular, Bankia, Banco Sabadell y Société Générale. La banca cuenta con KPMG para que le asesore en este proceso, mientras que Isolux ha contratado a las firmas Rothschild y Houlihan Lokey.
La deuda financiera constituye una parte del endeudamiento total de unos 4.600 millones de euros que actualmente soporta el grupo de construcción e ingeniería y que pretende reestructurar para garantizar su viabilidad futura. El resto del pasivo corresponde a deuda de proyecto, avales y bonos, entre otros instrumentos.
El plan de la compañía que pretende abordar a partir de ahora con sus bancos pasa por que las entidades canjeen deuda por acciones de la compañía a través de una ampliación de capital.
Operación T-Solar
La operación daría a la banca el control de la sociedad, si bien su dimensión final dependerá de los activos que finalmente venda Isolux. La compañía tiene actualmente colgado el cartel de 'se vende' en la filial fotovoltaica T-Solar y en un conjunto de líneas de transmisión de Brasil.
La compañía ha conseguido ya separar los activos y se espera que en los próximos días pueda vender T-Solar y las líneas eléctricas de Brasil, previsiblemente al fondo Cerberus, aunque podría haber otro comprador interesado en los activos.
De esta manera, Isolux daría adiós a su aventura energética que se inició en 2006 con la creación de T-Solar, una filial de energía solar fotovoltaica que se ha visto abocada a las pérdidas tras los continuos recortes adoptados por los dos últimos gobiernos.
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