Alemania está acelerando su transición hacia la energía limpia con objetivos ambiciosos en materia de energías renovables, hidrógeno y diversificación del GNL, respaldados por sólidas políticas federales. El país eliminó oficialmente la energía nuclear en 2023 y se ha comprometido a eliminar progresivamente la generación a carbón para 2038, aunque ya se están llevando a cabo discusiones para adelantar esa fecha a 2030.
En este contexto, se prevé que la capacidad acumulada de energía renovable en Alemania alcance los 509,9 GW en 2035, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 9,7% entre 2024 y 2035, según la firma de análisis y datos GlobalData.
El informe de GlobalData, “Tendencias y análisis del mercado eléctrico de Alemania por capacidad, generación, transmisión, distribución, regulaciones, actores clave y previsión hasta 2035”, revela que en 2024 las energías renovables representaron el 54,7% de la generación eléctrica de Alemania, lideradas por la energía eólica y la solar fotovoltaica. Para 2035, se espera que la generación renovable alcance los 628 TWh, representando el 82,9% del mix energético, impulsada por la expansión a gran escala de la solar fotovoltaica y el desarrollo de parques eólicos terrestres y marinos.
Objetivos para 2030
Mohammed Ziauddin, analista de energía en GlobalData, comenta: "Alemania tiene como objetivo alcanzar un 80% de generación renovable para 2030, apoyada por su Ley de Energías Renovables (EEG), la Estrategia Nacional de Hidrógeno y una importante inversión en la modernización de la red eléctrica. El país tiene como meta alcanzar 30 GW de capacidad eólica marina para 2030. Políticas complementarias como la Ley de Seguridad de Centrales Eléctricas y el programa H2Global están generando certidumbre para los inversores en renovables y desarrolladores de hidrógeno.”
La transición energética de Alemania también está siendo moldeada por dinámicas geopolíticas. La guerra entre Rusia y Ucrania aceleró el fin de las importaciones de gas ruso, lo que llevó a una rápida expansión de la capacidad de importación de GNL y a la diversificación de proveedores, incluyendo Noruega, Países Bajos, Bélgica y Estados Unidos. Al mismo tiempo, Alemania está estableciendo alianzas en materia de hidrógeno con países como Canadá, Noruega y Namibia para asegurar suministros energéticos futuros.
Aún persisten desafíos, como la congestión en la red, la Dunkelflaute (periodos con baja producción renovable) y el lento despliegue de capacidad de generación con gas despachable para respaldar las energías renovables intermitentes. El aumento de los precios de la energía, la incertidumbre regulatoria y los largos procesos de permisos para proyectos eólicos también limitan el despliegue. Sin embargo, las inversiones a gran escala en infraestructura de hidrógeno, almacenamiento de energía con baterías y redes inteligentes se espera que fortalezcan la resiliencia del sistema a largo plazo.
Zia concluye: "La hoja de ruta de Alemania hacia un 80 % de renovables para 2030 y un sector eléctrico totalmente descarbonizado para 2045 es ambiciosa, pero alcanzable. Con la energía solar, eólica y el hidrógeno liderando la transformación, complementados por la modernización de la red y las inversiones en almacenamiento, Alemania está bien posicionada para mantenerse a la vanguardia de la transición energética en Europa, a pesar de los desafíos geopolíticos y estructurales".
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