El diseño de las futuras subastas de renovables son todavía un misterio y si se toma nota de lo que se hace más allá de nuestras fronteras, hay muchas opciones. A medida que maduran las diferentes tecnologías, las políticas de cada país se han ido adaptando para también reflejar las condiciones cambiantes del mercado, según el webinar "Diseño Apropiado de Subastas para Renovables: Experiencias Internacionales" organizado por FUNSEAM.
"Las subastas son el instrumento estrella para la transición energética en todo el mundo", señalaba Pablo del Río, investigador del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, "hemos estudiado el funcionamiento de más de 160 subastas realizadas en 48 países de todo el mundo a lo largo de las últimas dos décadas, y la conclusión es que tienen grandes beneficios en el desarrollo de nueva capacidad renovable".
Para el investigador, permiten aumentar la competencia, sus cada vez más bajos precios son un reflejo de la caída de sus costes y limita el problema de la información asimétrica para los proyectos que quieran desarrollarse en un país, pero las subastas se utilizan cada vez más para lograr objetivos más allá del precio, como la finalización del proyecto, la integración adecuada en el sistema eléctrico, y un apoyo a una transición más justa. De hecho, el diseño de las subastas, en combinación con otros condicionantes, puede contribuir al cumplimiento de objetivos socioeconómicos más amplios.
"La legislación europea nos obliga a ello así como el PNIEC", añade Del Río. La Directiva de Renovables señala que los Estados miembros deben mantener el control sobre el ritmo del despliegue de las capacidades de electricidad renovable en su territorio y así adaptarse "para cumplir las normas sobre ayudas del Estado".
Pero ¿qué se está haciendo en otros países? "Se pueden encontrar subastas basadas en proyectos, que promocionen la diversidad de actores, o que creen una industria local, en precios o en productos, y también subastas específicas para cada tecnología o proyectos híbridos, así como multitecnológicas", añade el experto, "hay muchos parámetros que definir al diseñar una subasta, uno de ellos es mezclar tecnologías en la misma oferta o hacerlas específicas de la tecnología, pero dadas las diferentes características de cada tecnología y la diferencia en el valor económico de la energía que proporcionan, tiene más sentido separar las tecnologías cuando se licita".
En ese aspecto coincidía con Jorge Casillas, director de Regulación y Mercados de EDP Renovables, que explicaba por su parte que "realmente la eólica y la solar deben tener sus propias pujas por separado. La generación de cada una de esas tecnologías es muy diferente, son productos diferenciados y por tanto no hay que observar cuál es la que vale más sino que cada una ocupa una parte del mix".
Según sus estimaciones, "entre 2025 y 2050 aumenta la presencia fotovoltaica, que generará más en las horas de mayor demanda, pero la eólica, pese a tener también un crecimiento, es una energía más continúa y de generación más constante a lo largo del día, con lo cual no tiene sentido que compitan entre ellas".
En todo el mundo, la solar fotovoltaica y la eólica son las tecnologías más subastadas, y pese a que ambos expertos coinciden en la necesidad de este tipo de subastas, también reconocen que "también hay que controlar el mix de generación, y solo se consigue si además hay convocatorias específicas para tecnologías menos desarrolladas, como la eólica flotante o el 'storage'".
Sin embargo, el responsable de EDPR advertía que "es muy importante saber que cuando las empresas participen en la puja, hagan una estimación de cómo va a estar el sistema después de la subasta, porque el aumento de la capacidad renovable va a tener un efecto en los precios del mercado". Es decir, que al participar en una licitación, es importante analizar cuidadosamente el flujo de ingresos en el período posterior a la licitación, ya que la abundancia de energías renovables reducirá el precio visto por esas tecnologías.
Otra de las cuestiones que están sobre la mesa es definir si el modelo es de una subasta dinámica o estática. "Aunque se pueden encontrar estos dos modelo en todo el mundo, la estática es la más extendida, pero además existe una tercera opción que es la de la prima deslizante", añade el responsable del CSIC.
También se debate sobre la necesidad de unas precalificaciones muy exigentes. "Es cierto que ha habido algún problema en las subastas pasadas en España, como que no se han llegado a construir algunos de los proyectos ganadores", concluye Del Río, "pero pese a todo, si se imponen unas condiciones muy ambiciosas, aunque pueden ser muy buenas para evitar este tipo de resultado, si se exceden pueden limitar la participación".
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