La Comisión Europea abrió este lunes una consulta pública que marca el inicio del proceso de revisión del marco de seguridad energética de la Unión Europea. La iniciativa busca recoger aportaciones de ciudadanos, expertos y profesionales del sector que permitan elaborar una propuesta legislativa más robusta frente a los nuevos riesgos que amenazan el suministro energético en el continente.
El anuncio llega en un momento en el que Bruselas reconoce que, si bien el sistema comunitario ha sido hasta ahora fiable, la estabilidad de los suministros ya no puede darse por garantizada. Entre los factores que generan preocupación destacan los ciberataques cada vez más sofisticados, el impacto creciente de fenómenos climáticos extremos y un entorno geopolítico marcado por la incertidumbre y la conflictividad.
El comisario europeo de Energía, Dan Jørgensen, fue contundente en su diagnóstico. “El sistema energético europeo está expuesto a nuevos riesgos, como los ciberataques, los efectos del cambio climático y un panorama geopolítico turbulento. Para que los suministros energéticos sigan siendo estables y seguros en todo nuestro continente, necesitamos un marco de la UE más sólido y con visión de futuro”, afirmó en un comunicado.
Lecciones de una crisis sin precedentes
La Comisión justifica esta revisión a la luz de la experiencia vivida entre 2021 y 2023, cuando la invasión rusa de Ucrania desencadenó la crisis energética más grave en Europa desde los años setenta. La interrupción del suministro de gas ruso —durante décadas la principal fuente de importaciones del bloque— evidenció lagunas en la capacidad de respuesta de la UE y obligó a adoptar medidas excepcionales para evitar apagones y una escalada incontrolada de los precios.
Un informe de la Dirección General de Energía reconoce que la normativa vigente no estaba preparada para choques de esa magnitud. Entre los principales fallos detectados figuran la escasa preparación operativa, la falta de coordinación entre los sectores del gas y la electricidad, la insuficiente cooperación transfronteriza y la limitada capacidad para anticipar la interacción entre distintas crisis.
La guerra en Ucrania también dejó otras lecciones, como la importancia de descentralizar las infraestructuras, reforzar la protección pasiva de activos estratégicos y garantizar reservas de equipos y capacidades de reparación. En paralelo, Bruselas ha impulsado el plan REPowerEU para poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles rusos y acelerar la transición hacia un modelo más diversificado y sostenible.
Nuevos riesgos y transición energética
Más allá de los retos geopolíticos, el Ejecutivo comunitario advierte que la transición hacia un sistema energético descarbonizado traerá consigo nuevas vulnerabilidades. El incremento de la electrificación, el despliegue masivo de renovables y el desarrollo del hidrógeno renovable o bajo en carbono modificarán profundamente la estructura del sector, reduciendo la demanda de gas natural pero incrementando la necesidad de infraestructuras robustas, interconectadas y resilientes.







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