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La electrificación, en el aire: ¿por qué España no puede dejar de invertir en redes?

ANÁLISIS | El país se juega mucho en el próximo periodo a 2030 con decenas de miles de millones de euros en juego en inversiones en centros de datos, almacenamiento, gran industria y viviendas si no se invierte en redes

1 comentario publicado

Las redes eléctricas son fundamentales para lograr los objetivos que se ha impuesto la Unión Europea en materia de energía y clima. Pero en España todo indica que las inversiones en estas infraestructuras pueden quedarse en el tintero, o parte de ellas, ya que la nueva metodología de retribución de las redes deja muchas inversiones en el aire.

La nueva normativa de la CNMC sobre la retribución de las redes eléctricas para el periodo 2026-2031 ha encendido todas las alarmas en la nueva demanda que quiere conectarse. La red está saturada y la industria, las nuevas viviendas o los centros de datos necesitan dónde conectarse.

El regulador acaba de proponer una tasa de retribución del 6,58%, que según las eléctricas se sitúa muy por debajo de los niveles europeos, lo que compromete la inversión en redes eléctricas y por lo tanto la electrificación y el desarrollo económico del país en los próximos años. En otras palabras, España puede perder miles de millones de euros en inversiones si no se adecúa una retribución de las redes que sea más justa.

Además, el nuevo modelo retributivo de la CNMC ha generado muchas reticencias. El archifamoso parámetro K está resultando un dolor de cabeza. Este valor máximo de inversión para nuevas conexiones (€/kW) provoca que alguna demanda no podrá ser conectada. Por ejemplo, al precio que dan no se podrán construir las viviendas dónde es necesario sino que se tendrán que llevar a cabo, si se hacen, a unos cuántos kilómetros.

El coste máximo de inversión reconocida por cliente, que se establece en 257 €/kW (muy por debajo del coste medio actual de la red, 375 €/kW). Esto va a provocar que se queden sin conectarse muchos proyectos.

Esto en las grandes ciudades a lo mejor no se nota mucho, pero en bastantes capitales de provincia, por ejemplo, dejaría a las inmobiliarias sin poder conectar las viviendas, con lo que ello supone. Algo inaudito.

Atasco que desatascar

Hay en juego mucho. España, cuenta con una de las redes más extensas de Europa y más de 30 millones de clientes, y se sitúa en la cola en retribución por cliente (176 €/cliente frente a 429 € en Alemania y 409 € en Francia). A pesar de esto, se quiere reducir aún más la retribución, reduciendo el atractivo inversor justo cuando se necesita triplicar el ritmo de inversión para cumplir los objetivos climáticos.

La nueva Planificación Eléctrica que está tramitando el Gobierno por audiencia pública espera unas inversiones de más de 13.000 millones de euros en la red de transporte para el periodo 2026-2030.

Pero si esto se extrapola a las redes de distribución, las inversiones son bastante mayores y se necesitan más y mejores redes. ¿Qué puede pasar si no se realizan las inversiones? El desastre económico puede ser superior.

Unos datos. Entre 2020 y 2024 se han rechazado más de 100 GW de solicitudes de conexión por falta de capacidad en la red, tal y como contó este diario. Esto ha paralizado proyectos industriales, renovables y de electrificación valorados en más de 100.000 millones de euros.

La incoherencia entre la saturación de la red (84% de los nudos no tiene capacidad) y las limitaciones a la inversión para conectar nueva industria supone un parón económico sin precedentes.

Riesgo de suministro

Más de 70 asociaciones empresariales, sociales y de vivienda -que representan a unas 200.000 empresas- han alertado del riesgo de colapso si no se revisa la circular de la CNMC. La falta de inversión y mantenimiento puede provocar fallos en el suministro, especialmente en zonas industriales y rurales, generando una brecha territorial y social.

Lo que faltaba, incrementar el riesgo de suministro en un momento crucial tras el apagón del 28 de abril pasado. Además, la excelente calidad de suministro que hemos tenido hasta ahora puede caer a niveles insospechados y que tengamos más cortes de luz durante el año.

La Comisión Europea estima que entre el 40% y el 55% de las líneas de baja tensión superarán los 40 años en 2030, mientras que su longitud total solo ha aumentado un 0,8%, por lo que es evidente el deterioro de la calidad. Redes más viejas y sin renovarse. Esto, si no se reconocen las inversiones en mantenimiento es difícil que no lo veamos y suframos con nuestros propios ojos.

En definitiva, España se juega buena parte de su futuro con el nuevo modelo retributivo a las redes. Hay miles de millones de euros en juego. Aunque haya que tomar una decisión antes de que acabe el año, lo suyo sería repensarse bien todo por el bien del país. Luz y taquígrafos.

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Un comentario

  • Ana

    Ana

    07/11/2025

    Tenemos una de las redes más extensas de Europa, pero hay que seguir desarrollándola. ¿no sería más conveniente el instalar la producción cerca del consumo o permitir a las centrales que están cerca de los consumos operar a mayor potencia?
    El problema es el de siempre, invertir sin mirar el futuro (aeropuertos sin aviones, estaciones sin paradas de trenes, etc.)

    En vez de planificar, se hacen a golpe de inversión, se instalan las plantas donde no son necesarias pero donde es más barato para maximizar los beneficios. Los problemas, que me los solucionen otros.

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