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La empresa estatal ENSA prepara una oferta para optar a distintas fases del desmantelamiento la central

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La empresa Equipos Nucleares (ENSA) está trabajando "intensamente" y a "iniciativa propia" para adelantarse y presentar las oferta más competitivas con la que pueda participar en el futuro desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), cuyo cierre dictó el Gobierno el pasado 1 de agosto.

El presidente ENSA, Eduardo González-Mesones, ha anunciado así este miércoles en un encuentro con periodistas las aspiraciones de la compañía que se abren tras el cierre de la planta burgalesa con el que se dará la "oportunidad" de fabricar muchos más contenedores para el combustible gastado en el reactor a lo largo de sus 42 años de funcionamiento. "Esperamos que finalmente podamos ser la oferta más competitiva. Nuestro objetivo será hacerlo todo", ha deseado González-Mesones.

Así, ha estimado que el proceso de extraer el combustible gastado de Garoña podría acometerse en cinco o seis años pero ha confirmado que Ensa --una empresa de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)-- tiene capacidad de comprometerse a terminar el pedido en tres años si fuera necesario, ya que la línea de gestión de combustible es una de las más importantes para la entidad.

Si bien, ha precisado que ese momento "todavía está lejos de realizarse", debido a que el primer paso debe ser la apertura de un concurso público a nivel internacional por parte de Enresa (la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos) para que se presenten distintas ofertas. "Una vez que tengamos los papeles de petición de ofertas, con el conocimiento que tenemos queremos hacer la mejor oferta tecnológica para el desmantelamiento", ha añadido el presidente de ENSA.

González-Mesones ha subrayado que este sería "un pedido muy importante" tanto a nivel social como económico y por ello están trabajando "intensamente" y "a iniciativa propia" para adelantarse y ser competitivos.

De ganar el concurso abierto, esta no sería la primera vez que ENSA trabaja para Garoña, una central para la que ya ha fabricado cinco contenedores de tipo Enun52B, aunque aún no están cargados, de modo que están almacenados en el taller de Maliaño. El propósito, ahora, sería presentarse y ganar el licenciamiento de los futuros contenedores en los que deberá guardarse todo el combustible gastado en el reactor.

A ese respecto, ha admitido que para la empresa el de Garoña se convertiría en "un pedido muy importante", ya que la línea de gestión de combustible es de las principales de la empresa.

González-Mesones ha manifestado que "desgraciadamente" la noticia del cierre de la central le da "muchísima pena", pero ha añadido que una vez terminada su vida, se abren oportunidades para las que asegura que ENSA está "absolutamente preparada, con conocimiento y tecnología para optar a una serie de suministros y colaboraciones con Garoña. "Vamos a luchar por ello", ha sentenciado.

El presidente de la empresa pública ha diferenciado la primera fase, la del vaciado del fuel, y la segunda fase, de desmantelamiento propio de la planta y ha defendido que la empresa española tiene conocimiento técnico y capacidades para optar a las dos fases, tanto a la del suministro de contenedores como en la fase de desmantelamiento, en la que colaboraría con otras entidades. González-Mesones ha defendido en todo momento el potencial de ENSA a la que ha calificado de "puntera" y "de las más completas" del mundo y que se mide con las grandes empresas de Estados Unidos, Corea del Sur, Japón o China.

Sin embargo, a pesar de este potencial, ha explicado que en el caso de la central nuclear de Cofrentes (Valencia), ENSA ha quedado en el segundo puesto del concurso de suministro de los contenedores, por detrás de una empresa estadounidense, aunque en estos momentos confía en que podrá colaborar de alguna forma con el nuevo adjudicatario.

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