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A finales del año pasado, un informe publicado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) destacaba que, para el año 2030, se prevé que las energías renovables suministren ya la mitad de la electricidad necesaria a nivel mundial. Sin duda, todo un hito que refleja la enorme apuesta que estamos haciendo todos por impulsar la transición energética, siendo esta la clave para avanzar hacia un futuro más próspero, sostenible y descarbonizado.

Y es que las energías renovables no solo son la clave para acabar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles y reducir nuestra huella de carbono sino que, a nivel socioeconómico, representan una gran oportunidad, especialmente en países que, como España, gozan de una ubicación y de unos recursos renovables privilegiados. De esta manera, y según datos de Unieléctrica, la industria de las energías renovables generará cerca de 500.000 empleos directos e indirectos en nuestro país en la próxima década. Además, en 2021, el sector renovable aumentó su contribución al PIB español hasta los 19.011 millones de euros, una cifra que seguirá creciendo conforme esta industria siga avanzando.

Todas estas cifras representan la importancia estratégica que, para España, tiene la apuesta por la transición energética. Y dentro de esta apuesta, la energía solar fotovoltaica se ha alzado como una de las principales palancas para impulsar las energías renovables y situar a España como un líder mundial en generación de energía limpia.

Continuos récords

Según los últimos datos de Red Eléctrica, en el mes de septiembre de 2023, la electricidad solar fotovoltaica ya batió su marca histórica de producción anual en nuestro país, alcanzando los 27.968 GWh, una cifra superior a la de todo el 2022, que fue de 27.902 GWh. No en vano, España fue, el año pasado, el principal productor de esta energía de toda la Unión Europea y, según la AIE, es el primer país del mundo en porcentaje de energía solar en el suministro eléctrico.

Esto se debe, en parte, a que España goza de una ubicación privilegiada que, según la AEMET, permite a nuestro país disfrutar de una media de 300 días y 3.000 horas de sol al año. Sin ir más lejos, la gran cantidad de horas de luz que tuvo nuestro país el pasado verano hizo que, en el mes de julio, la energía fotovoltaica se incrementase en un 33,6% respecto al mismo periodo del año anterior. Más tarde, en el mes de agosto, la energía solar fotovoltaica registró un nuevo récord de producción diaria a nivel nacional, con 161 GWh.

Por supuesto, estas cifras no solo se deben a la ubicación de nuestro país, sino que tienen detrás un encomiable esfuerzo llevado a cabo por administraciones públicas y empresas privadas, el cual ha posibilitado que nuestro país sea ya uno de los líderes europeos y mundiales en este campo, teniendo además un gran potencial a la hora de seguir avanzando en el desarrollo de esta energía.

Gran potencial

Así, además de su protagonismo actual, la energía solar tiene, todavía, un gran potencial de crecimiento. El informe de Bloomberg Intelligence, _“Global Solar Energy Midyear Outlook”, _publicado el verano pasado, predice que la energía solar seguirá siendo el segmento de mayor crecimiento del sector energético y que la demanda mundial de energía solar fotovoltaica podría aumentar hasta un 40%. Entre las claves de este crecimiento, se encuentra la reducción de los costes de producción, que han disminuido cerca de un 80% en la última década.

Además, la energía solar es ya fundamental para el impulso de otro de los vectores energéticos claves para nuestro futuro: el hidrógeno verde. En concreto, la energía fotovoltaica es clave para poder llevar a cabo el proceso de electrólisis, a través del cual se separan las moléculas de agua (H~2~O) en hidrógeno y oxígeno. Una vez obtenido gracias a fuentes renovables, este hidrógeno verde puede almacenarse para su posterior utilización en diversas aplicaciones, siendo fundamental para descarbonizar sectores clave como el transporte o la industria.

Hoy en día, nadie duda de la importancia de la transición energética. En este contexto, la energía solar fotovoltaica es una palanca clave para impulsar esta revolución, por lo que es fundamental que tanto las empresas como la administración pública mantengamos nuestra fuerte apuesta por esta fuente de energía, siguiendo el camino que marcan el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima o el Plan REPowerEU, entre otros. Las energías renovables son, y deben seguir siendo, una apuesta de país y, si queremos aprovechar la oportunidad de que España sea un líder mundial en la materia, debemos reforzar la colaboración público-privada para allanar el camino de aquellas empresas que están liderando la implantación de la energía solar en nuestro país.

Tobias Greiling es CEO de Ansasol.

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Un comentario

  • galan

    26/02/2024

    Completamente de acuerdo con lo que dice el articulo.
    Yo veo en el futuro, a la fotovoltaica, como el principal suministro de energía eléctrica.

    Me quedo con este párrafo:
    A finales del año pasado, un informe publicado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) destacaba que, para el año 2030, se prevé que las energías renovables suministren ya la mitad de la electricidad necesaria a nivel mundial.

    Quien lo iba a decir, hace tan solo 8 años.
    Cuando se tildaba a la fotovoltaica de una energía sin futuro.

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